La primavera es la estación de las flores, los pájaros y las abejas, especialmente en las partes templadas del hemisferio norte. También fue el principio del fin para todos los dinosaurios no aviares y muchos otros reptiles prehistóricos, según sugiere un nuevo estudio.
Aquel tiempo fue cuando el asteroide que mató a los dinosaurios se estrelló contra la Tierra hace 66 millones de años, según un estudio de fósiles de peces publicado en Nature. Melanie Durante y un grupo colegas del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Facultad de esa disciplina de la Universidad Vrije de Amsterdam, estudiaron fósiles excavados en el sitio de Tanis en Dakota del Norte.
“Era inimaginable poder precisar el momento del evento -explicó Durante, quien dirigió el proyecto-. Si somos extremadamente afortunados como paleontólogos, tal vez lleguemos a la escala de tiempo del milenio, pero ni mucho menos a esta alta resolución. Este estudio ha demostrado que sí, se pueden leer los huesos e inferir la estacionalidad de ellos”.
La evidencia presentada en el estudio respaldaba la idea de que los peces desaparecieron en primavera, observó Kate Trinajstic, paleontóloga de peces de la Universidad de Curtin que no participó en la investigación. “Decir que el asteroide golpeó en primavera es realmente una sorprendente precisión”, dijo. Pero otros científicos se mostraron cautelosos con los hallazgos sobre fósiles excavados en el controvertido sitio.
El sitio fósil de Tanis se encuentra en una propiedad privada en el estado de Dakota del Norte en los Estados Unidos, contiene fósiles de peces asombrosamente conservados con fragmentos de vidrio en sus branquias y el sedimento que los rodea.
El descubrimiento dividió a los paleontólogos cuando se anunció por primera vez en 2019, y surgieron dudas sobre el acceso al sitio para una evaluación independiente. “Sé que hay mucho escepticismo sobre este sitio”, aseveró. Durante, que no formaba parte del equipo original.
Según el grupo de trabajo que excavó originalmente el sitio, allí se puede observar una captura de la muerte masiva de una variedad de animales que vivían en un río de agua dulce en las horas posteriores a que el asteroide se estrellara contra la península de Yucatán a unos 3500 kilómetros de distancia.
Mientras la onda expansiva reverberaba a través del continente, los peces en el agua fueron arrojados por fragmentos de vidrio abrasador y enterrados vivos por capas de lodo que se movían de un lado a otro sobre ellos.
Robert De Palma, quien dirigió el equipo original, le dio acceso a Durante al sitio en 2017. “Comparo el sitio donde hallamos los fósiles con un accidente automovilístico congelado en el lugar -paralelizó Durante-. La preservación es fenomenal, pero es la preservación de los animales que fueron reunidos de manera extremadamente violenta; están abiertos o doblados alrededor de los árboles”. Sobre esta escena todavía es posible ver una capa rosa de iridio, una firma que se encuentra cuando los meteoritos golpean la Tierra.
Durante desenterró las mandíbulas de dos antiguos peces espátula y las espinas de la aleta del hombro de cuatro esturiones y se los llevó a los Países Bajos para su análisis. Los huesos se escanearon usando el sincrotrón europeo para revelar patrones de crecimiento en el hueso del mismo modo que se hace con los anillos de árboles. “Literalmente pude ver cómo las células óseas aumentaban y cambiaban de forma de primavera a verano, de otoño a invierno durante varios años en varios peces”, señaló Durante, que ahora está haciendo su doctorado en la Universidad de Uppsala.
“El crecimiento de los huesos en los peces está relacionado con la temperatura -aportó Trinajstic, que estudia fósiles de peces de mucho antes en la historia de la Tierra-. A medida que las estaciones se calientan, los peces crecen más y se forman anillos más anchos- Si estuviera más avanzado, podría ser verano, pero el hecho es que acaba de ser atrapado en ese momento en el que ese ciclo de rápido crecimiento recién comienza de nuevo. Fueron eliminados básicamente en el momento en que iban a pasar por el máximo crecimiento y la máxima reproducción”.
Entender el tiempo
Un análisis de los isótopos de carbono en los huesos de los peces también indicó que morían cuando la comida era abundante. Los peces comen a otros animales como los crustáceos, que a su vez se alimentan de fitoplancton que produce energía a través de la fotosíntesis.
Cuando las fuentes de alimentos que dependen de la fotosíntesis están en auge, el carbono 13 se acumula en relación con el carbono 12 y se puede rastrear a lo largo de la cadena alimentaria.L os resultados mostraron que los patrones de crecimiento óseo coincidían con las épocas del año en que la relación C13/C12 aumentaba o disminuía. “Es posible ver que cada vez que los peces dejan de crecer, dejan de comer tanta comida porque la proporción [C13/C12] disminuye”, dijo Durante.
Precisar cuándo golpeó el asteroide podría ayudar a los científicos a comprender el misterio perdurable de por qué algunos animales murieron y otros no, en lo que se conoce como la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno (C-Pg).Tras el impacto inicial del asteroide, el mundo se convirtió en un escenario infernal de incendios, lluvia ácida y un profundo invierno nuclear que duró miles de años.
El equipo especula que si el asteroide golpeó la Tierra durante la primavera del hemisferio norte, podría ayudar a explicar por qué esta región tardó más en recuperarse que el hemisferio sur. La idea es que mientras que las plantas y los animales en el norte habrían estado pasando por su temporada de reproducción máxima cuando el asteroide golpeó, aquellos en el otoño del hemisferio sur ya se estaban calmando y pueden haber escapado del golpe inmediato.
”La fase de recuperación fue mucho más rápida en el hemisferio sur -explica Durante-. Pero, también podría haber un sesgo en los datos. Hay mucha información del hemisferio norte y casi nada del sur”.
A diferencia del área alrededor del río Tanis, donde las cuatro estaciones están grabadas en los anillos de los árboles, el hemisferio sur era muy diferente hace 66 millones de años. En aquel entonces, Australia todavía estaba conectada a la Antártida.
¿Por qué desaparecieron los grandes lagartos marinos como los mosasaurios, los plesiosaurios y los ictiosaurios que tenían una distribución global, pero no las tortugas marinas y los cocodrilos?”, se preguntan los especialistas en su documento. No parece tener nada que ver con la fisiología de esos grupos que explicaría por qué lo lograron o no.
El equipo original dirigido por De Palma también realizó un análisis separado de fósiles de peces del sitio y publicó sus resultados a fines del año pasado. Durante dijo que si bien los dos artículos llegaron a conclusiones similares, su estudio, que fue aceptado antes que el otro, fue independiente y profundizó más utilizando tecnología 3D para ver los huesos. “Los conocimientos coherentes de los estudios independientes siempre beneficiarán el avance de la investigación en su conjunto, ya que permite a los investigadores corroborar nuevos hallazgos con datos obtenidos de forma independiente”, sostuvo. ”Encontramos la temporada, esos son los datos, todo lo demás es interpretación tratando de ver a dónde nos puede llevar esto en el futuro”, concluyeron los investigadores.
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