Ya se ha confirmado que más de 416 millones de personas han tenido la infección por el coronavirus y se han reportado más de 5,8 millones de muertes en el mundo desde diciembre de 2019. Pero a más de dos años de la pandemia aún hay personas que no se han contagiado el virus. Son los llamados “nunca COVID”, y los investigadores científicos han postulado 5 hipótesis para explican por qué hay personas que no adquieren la infección a pesar de estar en comunidades con alta circulación del virus.
Ya se sabe que los coronavirus son virus respiratorios. Son transmisibles por el aire y permanecen en el aire mucho tiempo. Por lo cual, el distanciamiento de los dos metros no alcanza si alguien está en un lugar cerrado y sin ventilación.
Una persona infectada -incluso sin síntomas- puede transmitir el virus a larga distancia si se encuentra en un ómnibus o incluso en un lugar abierto pero con muchas personas cerca como ocurre en un concierto multitudinario. El barbijo como el distanciamiento y la ventilación cruzada y permanente de espacios cerrados son esenciales para reducir las posibilidades de contagio.
“Hoy la investigación científica está siguiendo la cuestión sobre por qué algunos se infectan y otros no”, dijo hoy a Infobae Daniela Hozbor, investigadora del Instituto de Bioquímica y Biología Molecular, dependiente del Departamento de Ciencias Biológicas de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata y el CONICET. “Se trataría de múltiples factores en función de recientes estudios. Una razón sería que las personas que han tenido resfríos previos podrían estar en parte mejor protegidos contra el coronavirus. Hay también factores genéticos predisponentes, como también la edad y la etnia”, afirmó Hozbor.
1- Las proteínas Mbl y la inmunidad innata
Una de las razones que explicarían que hay personas que no se contagian el coronavirus es que cuentan con una inmunidad innata de su sistema de defensas. En la revista especializada Nature Inmunology, un equipo de investigadores de Italia, Suiza, Dinamarca y el Reino Unido publicaron los resultados sobre los niveles de las proteínas de lectina de unión a manosa (Mbl por sus siglas en inglés) como protección contra el COVID-19.
Las personas que tienen mayores niveles de esas proteínas son capaces de repeler al coronavirus cuando intenta atacar su cuerpo. El trabajo fue liderado por investigadores del Instituto Humanitas y el Hospital San Raffaele de Milán en colaboración con Toscana Life Science Foundation, el Instituto de Investigación en Biomedicina de Bellinzona y Universidad Queen Mary de Londres.
Las llamadas “Mbl” son como proto anticuerpos, o pre anticuerpos. Participan en el rol del ataque de un patógeno mediante un mecanismo diferente al de los anticuerpos. Es como una primera fase de la activación del sistema inmunitario, mientras se van generando los anticuerpos específicos contra el patógeno.
“El estudio fue diseñado para investigar la interacción de los PRM humorales humanos con el SARS-CoV-2. Descubrimos que PTX3 y Mbl se unen a la proteína de la nucleocápsida y a la proteína de punta del SARS-CoV-2, respectivamente. En concreto, las Mbl tuvieron actividad antiviral”, escribieron los científicos.
Consiguieron localizar qué componentes del organismo humano defienden del coronavirus incluso antes de generarse los anticuerpos. En el laboratorio descubrieron que la Mbl humana se unía a la proteína espiga del coronavirus, que el virus utiliza para ingresar en las células.
Una de las limitaciones del hallazgo es que los resultados sobre esos pre-anticuerpos se han obtenido in vitro. Esto significa que se han comprobado en laboratorio, no en individuos humanos concretos. Demuestran que las proteínas Mbl se une a los azúcares de la proteína de la espiga del coronavirus. Pese a la limitación, los resultados podrían utilizarse para desarrollar fármacos que contengan en gran cantidad esta proteína y, así, evitar el contagio.
2- La inmunidad por haber tenido otras infecciones anteriores
El Imperial College de Londres publicó una investigación en la que se sugería que las personas con niveles más altos de células T, que son un tipo de célula del sistema inmunitario, de los coronavirus del resfriado común tenían menos probabilidades de infectarse con el coronavirus que causa el COVID-19. Alrededor del 20% de las infecciones por resfriado común se deben a una especie de coronavirus.
“Descubrimos que los altos niveles de células T preexistentes, creadas por el organismo cuando se infecta con otros coronavirus humanos como el del resfriado común, pueden proteger contra la infección por COVID-19″, dijo Rhia Kundu, primera autora del estudio del Instituto Nacional del Corazón y el Pulmón del Imperial que fue publicado en la revista Nature Communications.
Sin embargo, Kundu también advirtió que, “aunque se trata de un descubrimiento importante, es sólo una forma de protección, y me gustaría subrayar que nadie debería confiar sólo en esto. En cambio, la mejor manera de protegerse contra el COVID-19 es estar completamente vacunado, incluida la dosis de refuerzo”. Es decir, nadie debería pensar que por haber tenido antes resfriados ya puede estar protegido contra el coronavirus. Es mejor vacunarse contra el COVID-19.
“Muchas personas han estado en contacto con otras especies del coronavirus que producen resfriados comunes. Muchos tuvieron la infección en la infancia. Existe la hipótesis de que ha quedado una memoria inmunológica sobre esos coronavirus. Como el coronavirus que causa la enfermedad COVID-19 tiene componentes en común, se puede activar una memoria de linfocitos T cruzada que puede hacer que algunas personas eliminen el virus rápidamente. Así el virus pudo haber ingresado en algunas personas, pero la memoria inmunológica respondió y no se desarrolló la infección”, explicó a Infobae el científico argentino Gabriel Rabinovich, investigador superior del Conicet en el Instituto de Biología y Medicina Experimental, profesor titular de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires y miembro asociado extranjero de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
3- Múltiples variaciones genéticas
Se ha postulado también que habría múltiples variaciones genéticas que pueden hacer que el sistema inmunitario de una persona sea más o menos susceptible al virus. “Creo que probablemente hay algo que se acerca a los 20 genes diferentes ya descritos que afectan a la probabilidad de desarrollar una infección grave”, señaló el doctor Peter Openshaw, profesor de medicina experimental en el Imperial College de Londres.
La predisposición genética a no infectarse “se observa en otras enfermedades en las que las personas tienen uno o varios factores que interfieren con la unión del virus a las células o su transporte dentro de ellas”, según Gigi Gronvall, inmunóloga y becaria principal del Centro de Seguridad Sanitaria de Johns Hopkins. Las variaciones genéticas forman parte de una línea de investigación prometedora, pero aún está en curso.
4- Las vacunas también pueden funcionar para evitar el contagio
Además del grado de inmunidad dado por la exposición previa a los coronavirus o por la inmunidad innata es probable que el estado de vacunación contra el COVID-19 sea también un factor que determine si algunas personas son más susceptibles que otras. La vacunación está ahora muy extendida en la mayoría de los países occidentales, aunque con variaciones entre las poblaciones en cuanto a qué vacuna contra el coronavirus se administró y cuándo. El 56% de la población mundial ya tiene el esquema completo según el sitio OurWorldInData.
Las vacunas de refuerzo también se están aplicando de forma generalizada, y en muchos países se está vacunando a los niños más pequeños. El 16% de la población mundial ya recibió una tercera dosis. Se ha demostrado que las vacunas reducen las infecciones graves, las hospitalizaciones y las muertes. Aunque no son 100% eficaces en la prevención de la infección y la inmunidad que proporcionan disminuye con el tiempo, especialmente si una persona se expone a la variante Ómicron que es hoy la predominante.
“Sabemos que muchas personas siguen contrayendo la infección por Ómicron (en su mayoría leve) a pesar de estar completamente vacunadas, incluyendo haber tenido un refuerzo. Sin embargo, la vacunación sigue reduciendo la posibilidad de contraer la variante Ómicron y las respuestas varían de una persona a otra. Así que algunas personas se contagian y otras no, a pesar de una exposición muy importante”, dijo. Andrew Freedman, investigador en enfermedades infecciosas de la Escuela de Medicina de la Universidad Cardiff.
5- Los factores ambientales
Entre las razones sobre por qué hay en personas que todavía no se han contagiado el coronavirus, también se señalan factores ambientales y su interacción con las personas. El lugar en el que el virus se establece en el cuerpo humano, el tamaño de la partícula, la cantidad y la duración de la exposición, la calidad de la ventilación y otras circunstancias ambientales también pueden influir en la probabilidad de contagiarse.
Por eso, la vacunación contra el COVID-19 y las dosis de refuerzos, el uso de mascarillas o barbijos, el lavado de manos y una buena ventilación siguen siendo las herramientas más importantes para prevenir la infección que se deben adoptar en combinación.
Igualmente, desde la investigación científica se resalta que las personas que aún no se han contagiado -es decir, los “nunca COVID” no deberían relajarse en los cuidados.
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