Por qué la administración de corticoides previa a un cuadro de COVID-19 se asocia a un peor pronóstico

Según un nuevo estudio, la tasa de mortalidad hospitalaria fue del 19,1% mayor sólo con el uso crónico de este fármaco antes del ingreso del paciente a la internación. Cuáles son las causas

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El objetivo del nuevo estudio fue analizar si los subgrupos de medicamentos inmunosupresores otorgaron diferentes resultados en COVID-19 (Efe)
El objetivo del nuevo estudio fue analizar si los subgrupos de medicamentos inmunosupresores otorgaron diferentes resultados en COVID-19 (Efe)

Se sabe que el COVID-19 progresa con una fase inicial de replicación viral, seguida de una fase de aclaramiento viral como resultado de la respuesta inmune. En algunos pacientes, la replicación del SARS-CoV-2 en los pulmones puede desencadenar una tormenta de citocinas que conduce al desarrollo de una inflamación descontrolada, un síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) e insuficiencia respiratoria; estas son las principales causas de muerte en estos pacientes.

Esta inflamación descontrolada es la que llevó al uso de varios antiinflamatorios en los casos graves de la enfermedad.

Se especuló que es probable que los pacientes que reciben corticosteroides sistémicos crónicos u otras terapias inmunosupresoras (IS) tengan un menor riesgo de esta inflamación descontrolada.

El objetivo de un nuevo estudio español que acaban de publicar especialistas de la Sociedad Española de Médicos Internistas (SEMI) en la revista científica International Journal of Infectious Diseases, fue analizar si los subgrupos de medicamentos inmunosupresores otorgaron diferentes resultados en COVID-19.

Esta nueva investigación retrospectiva trabajó sobre una muestra de 14.973 pacientes analizados del Registro clínico SEMI-COVID-19 de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y arribó a la conclusión de que los pacientes bajo tratamiento crónico con corticoides de forma previa al ingreso hospitalario por COVID-19 tuvieron peor pronóstico durante la hospitalización.

Los científicos analizaron cuáles habían sido las rutinas de toma crónica de corticoides antes de la hospitalización por COVID-19, asociada a peor pronóstico de la enfermedad (Getty)
Los científicos analizaron cuáles habían sido las rutinas de toma crónica de corticoides antes de la hospitalización por COVID-19, asociada a peor pronóstico de la enfermedad (Getty)

El 5,8% de los participantes de la muestra entraron en el estándar de pacientes inmunosuprimidos, mientras el 94,2% no. Entre los individuos que integraron el primer grupo, 654 pacientes tenían antecedentes de enfermedad inflamatoria inmunomediada (4,36% en total) y 214 eran receptores de trasplantes de órganos (1,42% en total).

En este cuadro, los científicos analizaron cuáles habían sido las rutinas de toma crónica de corticoides antes de la hospitalización por COVID-19, asociada a peor pronóstico de la enfermedad. Los científicos de SEMI detectaron 1.243 prescripciones de medicamentos inmunosupresores entre los 868 pacientes inmunosuprimidos. Los tratamientos más frecuentes fueron los glucocorticoides (593 pacientes, 68,3%), seguidos de antimetabolitos como micofenolato, azatioprina y metotrexato (369 pacientes, 42,5%), inhibidores de la calcineurina (155 pacientes, 17,9%) e inhibidores de m-TOR (65 pacientes). La edad promedio de la muestra observada fue de 69 años y el 56,5% fueron hombres. La tasa de mortalidad hospitalaria registrada fue del 19,1% (2.857 muertes). Entre los tratamientos específicos de inmunosupresores crónicos, solo el uso de corticoides al ingreso se asoció con mayor mortalidad.

Sobre los matices medicamentosos

Los científicos analizaron cuáles habían sido las rutinas de toma crónica de corticoides antes de la hospitalización por COVID-19, asociada a peor pronóstico de la enfermedad (Getty)
Los científicos analizaron cuáles habían sido las rutinas de toma crónica de corticoides antes de la hospitalización por COVID-19, asociada a peor pronóstico de la enfermedad (Getty)

Los pacientes en tratamiento crónico con corticoides antes del ingreso hospitalario por COVID-19 presentaron más complicaciones intrahospitalarias, como Síndrome de Distrés Respiratorio Agudo (SDRA) grave, sepsis, shock séptico, insuficiencia renal aguda y Síndrome de Disfunción Multiorgánica. Finalmente, el tratamiento crónico con corticoides sistémicos también se asoció con peores resultados entre los receptores de órgano de trasplante sólido. No obstante, el tratamiento crónico con inhibidores de la calcineurina antes del ingreso hospitalario no se asoció con peores resultados. En particular, la mayoría de los pacientes ingresados a terapia con esta medicación eran receptores de órgano de trasplante sólido.

Los científicos revelan en su escrito que “las terapias inmunosupresoras forman un grupo heterogéneo de fármacos con diferentes perfiles de riesgo de COVID-19 grave y muerte y que mientras que los corticoides presentan un beneficio bien establecido durante la fase inflamatoria de la COVID-19, el tratamiento crónico en el momento del ingreso conlleva un riesgo especial de COVID-19 grave, complicaciones y muerte”.

Al mismo tiempo, los especialistas indicaron que en el mismo documento que “el tratamiento crónico con anticalcineurínicos no parece tener efecto sobre la mortalidad”. Por ello, entonces, su conclusión indica que “mientras las terapias de IS crónico comprenden un grupo heterogéneo de medicamentos con diferentes perfiles de riesgo para COVID-19 grave y muerte, sólo la terapia crónica con corticosteroides sistémicos se asocia con una mayor mortalidad”.

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