El telescopio espacial James Webb alcanzó su órbita final, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, desde donde podrá observar las primeras galaxias del Universo, confirmó este lunes la NASA.
En torno a las 19 hs GMT activó sus propulsores para alcanzar el punto de Lagrange 2, ideal para observar el cosmos. “¡Bienvenido a casa, Webb!”, exclamó el jefe de la agencia espacial estadounidense, Bill Nelson, en un comunicado.
“Hemos dado un paso más para descubrir los misterios del Universo. ¡Y tengo ganas de ver las primeras nuevas imágenes del Universo del telescopio Webb este verano!”, añadió.
En esta región del espacio permanecerá alineado con la Tierra mientras se mueve alrededor del Sol, lo que permitirá que el parasol que lleva Webb proteja el equipo sensible al calor y a la luz.
Es la tercera vez que el telescopio activa sus propulsores desde que fue lanzado a bordo de un cohete Ariane 5 el 25 de diciembre.
El gran impulso del cohete se redujo deliberadamente para evitar que el instrumento rebasara su objetivo y asegurarse de que llegara a él por etapas.
El telescopio James Webb, cuyo coste para la NASA asciende a unos 10.000 millones de dólares, es uno de los equipos científicos más caros jamás construidos, comparable a su predecesor Hubble o al acelerador de partículas del CERN.
Desde su punto de vista en el espacio, Webb seguirá un camino especial en constante alineación con la Tierra, mientras el planeta y el telescopio giran alrededor del Sol en tándem, lo que permite un contacto por radio ininterrumpido.
En comparación, el telescopio espacial Hubble, el predecesor de Webb de 30 años, orbita la Tierra desde 547 km de distancia, entrando y saliendo de la sombra del planeta cada 90 minutos.
La atracción combinada del Sol y la Tierra en L2 puede mantener al telescopio firmemente en su lugar, por lo que se necesita poco empuje adicional de cohetes para evitar que Webb se desvíe.
Utilizada por varios otros satélites del espacio profundo a lo largo de los años, una posición L2 permite permanecer en órbita consumiendo una “cantidad mínima de combustible”, dijo Smith.
El centro de operaciones también afinó el espejo principal del telescopio, una matriz de 18 segmentos hexagonales de metal de berilio recubierto de oro que mide 6,5 metros de ancho, mucho más grande que el espejo principal del Hubble.
Su tamaño y diseño para operar principalmente en el espectro infrarrojo permitirá a Webb mirar a través de nubes de gas y polvo y observar objetos a mayores distancias, por lo tanto más atrás en el tiempo que el Hubble o cualquier otro telescopio.
Se espera que estas características marquen el comienzo de una revolución en la astronomía, brindando una primera visión de las galaxias jóvenes que datan de solo 100 millones de años después del Big Bang, el punto crítico teórico que puso en marcha la expansión del universo conocido hace aproximadamente 13.800 millones de años.
Los instrumentos de Webb también lo hacen ideal para buscar signos de atmósferas potencialmente sustentadoras de vida alrededor de decenas de exoplanetas recientemente documentados (cuerpos celestes que orbitan estrellas distantes) y para observar mundos mucho más cercanos a casa, como Marte y la luna helada de Saturno, Titán.
(Con infotrmación de AFP y Reuters)
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