Tener fiebre, tos, dolor de garganta, dificultad respiratoria, congestión nasal, dolor muscular, dolor de cabeza, diarrea o vómitos pueden ser síntomas del COVID-19. También el coronavirus puede haber infectado a una persona si pierde bruscamente el gusto o el olfato. Con la aparición de la variante Ómicron del coronavirus y su propagación en 149 países, la pandemia entró en una nueva fase con el aumento explosivo de casos de personas afectadas por el COVID-19. Si alguien tiene COVID-19 hoy, ¿cómo se sabe si se contagió la variante Ómicron?
Durante la oleada de Ómicron, muchas personas informan de síntomas más parecidos a los de un resfriado común. Pero eso no significa que haya que minimizar a la enfermedad COVID-19. En algunos casos se han producido síntomas desconcertantes, como el dolor lumbar.
De acuerdo con el doctor Tim Spector, epidemiólogo genético que fundó la empresa de salud que usa la aplicación británica ZOE Covid con el seguimiento de más de 4,7 millones de personas, hubo algunos cambios en la frecuencia de los síntomas con la aparición de la variante Ómicron.
En base al seguimiento que hacen, encontraron que los cinco síntomas más comunes asociados a Ómicron son mucosidad en la nariz, dolor de cabeza, fatiga, estornudos y dolor de garganta.
“Los síntomas clásicos de fiebre, tos y pérdida de olfato fueron ligeramente menos frecuentes con la variante Delta que con Alpha, y los síntomas parecidos al resfriado se hicieron más comunes. Ómicron realmente sólo ha aumentado ese cambio bastante sutil”, señaló Spector.
En tanto, un pequeño estudio de Noruega descubrió que, entre las personas de un grupo de casos, la tos era el síntoma más común asociado a la nueva variante, seguido de la secreción nasal y la fatiga. Al igual que en el caso de ZOE, los investigadores noruegos también observaron una disminución significativa de la pérdida del olfato y del gusto.
Cuando una persona se hace el test de PCR u otras pruebas, incluyendo los autotesteos en el hogar, puede saber si tiene la infección o si la ha tenido. Pero los resultados no indican cuál es la variante que afectó a la persona con COVID-19.
“Para saber qué tipo de variante del coronavirus infectó a una persona se necesita secuenciar el material genómico completo del virus a partir de una muestra que dio positiva. Son métodos costosos y laboriosos que lleva tiempo. Hoy solo se usa epidemiológicamente a través un muestreo de casos de COVID-19. Es una medida que se lleva a cabo por las autoridades sanitarias de cada país”, explicó a Infobae Graciela Torales, médica infectóloga y coordinadora de Atención al Paciente en el Hospital Nacional Posadas.
En muchos de los países, tras el inicio de la pandemia, se organizó la vigilancia genómica del coronavirus para estudiar muestras de pacientes con COVID-19 e identificar cuáles eran las variantes que estaban circulando.
En la Argentina, el Instituto ANLIS/ Malbrán, del Ministerio de Salud de la Nación, la iniciativa Proyecto País, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, e instituciones de algunas provincias como Córdoba y San Luis llevan a cabo ese tipo de estudio para hacer el monitoreo de las variantes que circulan en el país.
“Saber cuál es la variante que circula es de importancia sanitaria para cada país. Al haber una circulación comunitaria alta en diferentes países, como en la Argentina, una persona con COVID-19 puede sospechar que se trata de Ómicron. Si tiene síntomas, debe aislarse para no contagiar el virus a otras personas”, afirmó la doctora Torales.
“Actualmente, hay muchos casos de personas con COVID-19. Pero gracias a la alta tasa de vacunación, el sistema hospitalario no está desbordado en cuanto al uso de camas críticas para el tratamiento de los pacientes con la infección. Los pacientes internados hoy son en su mayoría personas que no estaban vacunadas completamente. En cambio, gran parte de los vacunados solo tienen casos leves”, agregó.
Las personas con Ómicron tendrían algunos síntomas diferentes, pero es un tema que aún se investiga. Porque la nueva variante tiene múltiples cambios genéticos en comparación con las anteriores.
Los primeros datos sugieren que Ómicron se acumula principalmente en las vías respiratorias superiores, en lugar de penetrar en los pulmones. Esto podría ayudar a explicar tanto su menor letalidad como, potencialmente, por qué a menudo causa síntomas respiratorios superiores, como la secreción nasal y el dolor de garganta. Pero la variante es todavía nueva y la investigación está en curso.
“La curva de muertes por COVID-19 reportadas ha crecido en números absolutos pero no tanto como los casos confirmados en el país. Eso se debe a la alta tasa de vacunación del país y a que la variante Ómicron afecta menos al tejido pulmonar y se producen menos neumonías y menos mortalidad”, dijo a Infobae Alejandro Videla, presidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, quien está a cargo del Servicio de Neumonología y Medicina del Sueño del Hospital Universitario Austral.
Los datos de los primeros brotes de Ómicron, como Sudáfrica, el Reino Unido y la ciudad de Nueva York, sugirieron que la variante causa una enfermedad más leve que otras. Un informe del Reino Unido de finales de diciembre de 2021 descubrió que, en comparación con las personas infectadas por la variante Delta, las personas con infecciones relacionadas con Ómicron tenían aproximadamente la mitad de probabilidades de acudir a un servicio de urgencias o de requerir hospitalización.
Sin embargo, incluso un caso leve de COVID-19 puede hacer que la persona se sienta bastante mal y potencialmente conducir a complicaciones duraderas como el COVID largo o Post Covid. Tampoco está del todo claro si Ómicron es en sí mismo más leve que otras versiones de COVID-19, o si la inmunidad a nivel de la población por las vacunas y las exposiciones anteriores está mitigando algunos de sus peores resultados.
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