En el contexto de la pandemia, hoy se asocia más a los virus como causantes de enfermedades respiratorias como el COVID-19, la gripe, el resfrío y la bronquiolitis. Pero hay más pistas sobre el impacto que las infecciones virales pueden producir a corto y a largo plazo en el cerebro. La última novedad es que hay ahora pruebas más sólidas para afirmar que la esclerosis múltiple, una enfermedad neurológica que se diagnostica con más frecuencia entre los 20 y los 40 años, está probablemente causada por la infección del virus de Epstein-Barr (VEB) en muchos pacientes. Estiman que podría llegar a desarrollarse una vacuna contra el virus o un tratamiento específico contra la enfermedad.
Las pruebas fueron aportadas a partir de un estudio dirigido por investigadores de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard en los Estados Unidos. Y abre una puerta para desarrollar tratamientos para la esclerosis múltiple, que es una enfermedad progresiva que afecta a 2,8 millones de personas en todo el mundo y para la que no existe una cura definitiva. El trabajo se publicó en la revista Science ayer.
El virus de Epstein-Barr, también conocido como el “virus del herpes humano 4″, es uno de los virus más comunes en los seres humanos. Fue descrito por los científicos Michael Anthony Epstein, Yvonne Barr y Bert Achong. Barr era una viróloga irlandesa que falleció en 2016. En 1964, Epstein y Barr publicaron el hallazgo en la revista The Lancet. Hasta ese momento el virus era desconocido. Sin embargo, la mayoría de las personas se lo han contagiado en algún momento de su vida, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
Se trata de un virus que se propaga generalmente por medio de los líquidos corporales, en particular, la saliva, y puede causar mononucleosis infecciosa. Los investigadores de Harvard sumaron más evidencia de que puede también causar esclerosis múltiple durante los años siguientes a la infección.
Consultada por Infobae Judith Steinberg, médica neuróloga del servicio de neurología del Hospital Británico de Buenos Aires y miembro del grupo de enfermedades desmielinizantes de la Sociedad Neurológica Argentina, comentó sobre los resultados del trabajo publicado en Science: “Es un estudio que señala que el virus Epstein-Barr es la causa de la esclerosis múltiple en muchos pacientes. No es la única causa. Se trata de una enfermedad multifactorial. Significa que algunas de las personas que tienen mononucleosis por el virus pueden llegar a desarrollar la esclerosis múltiple. Pero también influyen otros factores: ser obeso, sedentario, fumar tabaco, consumir sal en exceso y tener bajos niveles de vitamina D también pueden contribuir al desarrollo de la esclerosis múltiple. Por eso, controlar esos factores es importante también”.
“La hipótesis de que el virus Epstein-Barr causa la esclerosis múltiple ha sido investigada por nuestro grupo y otros durante varios años, pero este es el primer estudio que aporta pruebas convincentes de causalidad”, dijo Alberto Ascherio, profesor de epidemiología y nutrición de la Escuela Chan de Harvard y autor principal del estudio.
“Se trata de un gran paso porque sugiere que la mayoría de los casos de esclerosis múltiple podrían prevenirse deteniendo la infección por el virus Epstein-Barr”, sostuvo el doctor Ascherio, nacido en Italia. Se abre la posibilidad de que al enfocarse en el virus Epstein-Barr se pueda desarrollar un tratamiento para controlar la esclerosis múltiple.
La esclerosis múltiple es una enfermedad inflamatoria crónica del sistema nervioso central. Ataca las vainas de mielina que protegen las neuronas del cerebro y la médula espinal. Al adquirir la infección, se establece una infección latente y de por vida en el organismo humano. En algunas personas y 10 años después en promedio, la presencia del virus puede llevar al desarrollo de la esclerosis múltiple con los primeros síntomas.
Los signos y síntomas de la esclerosis múltiple varían mucho según la magnitud de la lesión a los nervios y cuáles de ellos están afectados. Los síntomas a menudo afectan el movimiento: la persona puede sentir un entumecimiento o debilidad en una o más extremidades que se produce típicamente en un lado del cuerpo a la vez, o en las piernas y el tronco. Puede tener sensaciones de choques eléctricos que se producen con ciertos movimientos del cuello (en especial, al inclinarlo hacia adelante), temblores, falta de coordinación o marcha inestable. En algunos pacientes, se produce la pérdida de visión parcial o completa, por lo general en un ojo a la vez, a menudo con dolor al mover el ojo, entre otros síntomas.
Para determinar la conexión entre el virus y la esclerosis múltiple, los investigadores realizaron un estudio entre más de 10 millones de adultos jóvenes en servicio activo en el ejército estadounidense e identificaron a 955 que fueron diagnosticados con la enfermedad durante su periodo de servicio.
El equipo analizó muestras de suero tomadas cada dos años por los militares y determinó el estado del virus Epstein-Barr de los soldados en el momento de la primera muestra y la relación entre la infección y la aparición de la enfermedad durante el periodo de servicio activo. En esta cohorte, el riesgo de padecer esclerosis múltiple se multiplicó por 32 tras la infección por el virus Epstein-Barr, pero no cambió tras la infección por otros virus.
Los niveles séricos de la cadena ligera de neurofilamentos, un biomarcador de la degeneración nerviosa típica de la esclerosis múltiple, sólo aumentaron tras la infección por el virus Epstein-Barr. Los resultados no pueden explicarse por ningún factor de riesgo conocido de la esclerosis múltiple y sugieren que el virus es la principal causa de la enfermedad.
El doctor Ascherio sostuvo que el retraso entre la infección por el virus y la aparición de la esclerosis múltiple puede deberse en parte a que los síntomas de la enfermedad no se detectan durante las primeras fases. Eso se debería en parte a la relación evolutiva entre el virus y el sistema inmune del organismo afectados, que se estimula repetidamente cada vez que el virus latente se reactiva.
“En la actualidad, no hay forma de prevenir o tratar eficazmente la infección por el virus Epstein-Barr, pero una vacuna contra el virus o la utilización de fármacos antivirales específicos podrían prevenir o curar la esclerosis múltiple”, expresó Ascherio, quien trabajó con otros investigadores de la Escuela Chan de Harvard: Kjetil Bjornevik, Marianna Cortese, Michael Mina y Kassandra Munger.
De acuerdo con la doctora Steinberg, “hoy hay mucha investigación científica en curso sobre esclerosis múltiple. Se estudia a los neurofilamentos de cadena ligera como potenciales marcadores biológico para predecir el riesgo de la enfermedad o pronosticar su evolución. El hallazgo de más pruebas entre el virus y la enfermedad en algunos pacientes también sumaría para el desarrollo de vacunas. Se necesitará un análisis costo-efectivo para evaluar si es válido aplicar vacunas contra el Epstein-Barr en función del riesgo de desarrollo de esclerosis múltiple”.
La financiación del estudio de los científicos de Harvard fue del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares, de los Institutos Nacionales de la Salud, de la Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple, la Fundación Alemana de Investigación y del Instituto Médico Howard Hughes.
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