El 52% de las personas que habitan el planeta tienen el esquema completo de vacunas contra el COVID-19. El 10% ya accedió a una dosis de refuerzo. Mientras tanto, un estudio realizado en Estados Unidos y el Reino Unido encontró ahora que tener la inmunización al día para otras enfermedades, como las vacunas que previenen el sarampión y la gripe, también puede sumar beneficios para un mejor control de la curva de casos de COVID-19.
El trabajo fue realizado por investigadores de Weill Cornell Medicine y la Universidad de Oxford y muestra que incluso vacunas no relacionadas podrían ayudar a reducir la carga de la pandemia.
El informe fue publicado en la revista especializada Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), y cristalizó décadas de pruebas que sugieren que las propiedades de refuerzo inmunológico generalizado de muchas vacunas pueden proteger a los pacientes de forma cruzada contra múltiples patógenos.
Antes de que estuvieran disponibles las vacunas específicas contra el COVID-19, muchos expertos en salud pública e inmunólogos sugerían inmunizar a las poblaciones vulnerables con otras vacunas para proporcionarles cierto grado de protección.
“Sabemos que las vacunas no relacionadas tienen estos efectos heterólogos, y una persona razonable podría decir que si las usas durante una pandemia, sería beneficioso”, dijo el doctor Nathaniel Hupert, profesor asociado de Ciencias de la Salud de la población en Weill Cornell Medicine y autor principal del nuevo trabajo.
Sin embargo, no estaba claro cuánto ayudaría una intervención de este tipo, a qué poblaciones sería mejor dirigirse o qué parte de la población tendría que recibir las vacunas no relacionadas para tener un efecto significativo.
Para responder a estas preguntas, el doctor Hupert y el autor principal, Douglas Nixon, profesor de Inmunología en Medicina de la División de Enfermedades Infecciosas de Weill Cornell Medicine, y sus colegas de Weill Cornell Medicine y de la Universidad de Oxford utilizaron el sistema del Consorcio Internacional de Modelado COVID-19 (CoMo), una sofisticada plataforma de modelado informático que habían construido en respuesta a la pandemia.
“Si se dispone de un modelo que puede adaptarse a un lugar y un momento concretos en el contexto de un brote, se puede empezar a experimentar con diferentes condiciones de inmunidad de la población y ver cómo podrían haberse desarrollado las cosas”, dijo el doctor Hupert.
Utilizando la ola de la pandemia desde diciembre de 2020 a marzo de 2021 que golpeó a los Estados Unidos después de la reapertura de la temporada de vacaciones, los investigadores modelaron los efectos probables de una intervención de la vacuna no COVID-19 en diferentes momentos y dirigida a diferentes poblaciones.
Aunque no especificaron vacunas concretas, los investigadores eligieron valores de protección cruzada coherentes con los datos de estudios anteriores sobre el sarampión, la gripe, la tuberculosis y otras inmunizaciones.
Comprobaron que una vacuna no relacionada que proporcionara sólo un 5% de protección contra la COVID-19 grave, y que se administrara sólo a una pequeña parte de la población, habría provocado una reducción sustancial del número de casos y del uso de los hospitales.
“Sorprendentemente, encontramos un par de resultados emergentes realmente interesantes a partir de lo que pusimos en la combinación”, señaló Hupert. Mientras que los cuadros de gravedad del COVID-19 están estrechamente correlacionados con la edad, un escenario experimental que modelaba la vacunación de todos los mayores de 20 años era más eficaz que las estrategias dirigidas sólo a las personas mayores.
Esa diferencia entre los grupos de diferentes edades podría deberse a que los jóvenes tienden a tener más contactos sociales entre grupos de edad, y los hace más propensos a propagar el virus a poblaciones más vulnerables. El momento de la vacunación también fue importante, ya que la administración durante la fase ascendente de la ola de infecciones tuvo el mayor impacto.
“Este estudio de modelización muestra el poder potencial de todas las vacunas para mantener el sistema inmunológico preparado y sano”, dijo el doctor Nixon, “y refuerza la necesidad de que todo el mundo mantenga su historial de vacunación al día, especialmente durante una pandemia”.
El científico Hupert considera que los nuevos hallazgos suponen una “doble victoria”, ya que sugieren que incluso los países con dificultades para distribuir suficientes vacunas específicas contra el COVID-19 pueden intervenir con inmunizaciones rutinarias contra otros patógenos y, en combinación con intervenciones no farmacéuticas, como las mascarillas o los barbijos, podrían atenuar las olas de COVID-19 en curso y prevenir al mismo tiempo otras enfermedades.
Consideró que “todas y cada una de las medidas de protección adicionales que podamos reunir en las poblaciones de riesgo -incluso las más pequeñas como las que hemos modelado- conducirán a menos infecciones, lo que significa menos variantes nuevas, lo que puede significar un final más rápido de la pandemia”.
En América Latina, la cobertura de vacunas para otras enfermedades fue afectada por la emergencia de salud pública provocada por el coronavirus. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) hizo un llamado especial para que los países para que aumenten las tasas de vacunación contra la poliomielitis.
Incluso antes del COVID-19, la vacunación contra la poliomielitis había caído por debajo de la meta de cobertura de igual o mayor al 95% recomendada para prevenir la reintroducción del virus.
En medio de la pandemia -que ha afectado los servicios de salud en toda la región, incluida la vacunación de rutina- las tasas de vacunación contra la polio han seguido disminuyendo. En 2020, solo el 80% de los niños había recibido la tercera dosis de la vacuna contra la polio necesaria para la inmunización completa, un descenso respecto al 87% de 2019.
También hay riesgo de brotes de sarampión en la región. Ante el riesgo de reintroducción en la Argentina durante este verano, el Ministerio de Salud de la Nación recomendó días atrás vacunarse contra el sarampión antes de viajar al exterior.
Durante el año 2021, se reportaron 657 casos de sarampión en Brasil, según la última actualización de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). También allí se produjeron dos muertes. En los Estados Unidos, hubo 49 casos en 5 jurisdicciones durante 2021, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
“Ante la posibilidad de que las personas que viajen al exterior durante las vacaciones y se contagien el virus del sarampión, se recomienda que tengan los esquemas de vacunación completos según la edad antes. Si las personas no tienen el esquema al día, la vacuna debe ser aplicada por lo menos 15 días antes del viaje”, dijo a Infobae el Subsecretario de Estrategias Sanitarias del Ministerio de Salud de la Nación, Juan Manuel Castelli.
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