La aparición de la variante de preocupación Ómicron del coronavirus marcó un cambio en el intento de controlar a la pandemia en el mundo. Aumentaron los casos de COVID-19 súbitamente, y creció la demanda de los testeos. Esta situación provocó colapsos en el sistema de esos testeos de varios países y se acudió a alentar el uso de los autesteos hogareños. También creció el ausentismo laboral porque más personas adquirieron la enfermedad o fueron contactos estrechos y tuvieron que aislarse. En varios países se están relajando los días de aislamiento obligatorio tanto para afectados como para los contactos estrechos. Los expertos debaten si es conveniente hoy empezar a considerar al COVID-19 como una enfermedad endémica como ocurre con la gripe o el sarampión.
Hoy el 52% de la población mundial tiene el esquema completo de vacunación contra el COVID-19. El 10% tiene una tercera dosis. Con el avance de la vacunación y por el impacto laboral y sanitario que ya provocó la ola de la pandemia con el avance de Ómicron, se han reducido las restricciones y ya hay países, como España, que están trabajando en un momento de transición que significaría tratar al COVID-19 como se ha hecho con la gripe, aunque sean enfermedades virales diferentes. Cada año, las autoridades sanitarias no registran todos los casos de personas con gripe sino que se lleva a cabo una vigilancia centinela.
En España, el sistema de vigilancia centinela para COVID-19 está en la etapa final de preparación entre los responsables del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, los de la Ponencia de Alertas, que incluye a los técnicos de las comunidades autónomas; y los del Centro Nacional de Epidemiología (CNE). Se elegirá a un grupo de médicos de primaria o centros de salud que se combinarán con hospitales, de manera estratégica, para que funcionen como testigo. De esta manera, se creará una muestra estadísticamente significativa y repartida en puntos clave. En lugar de hacer un conteo exhaustivo de los casos confirmados de COVID-19, se harían extrapolaciones sobre la circulación del virus.
De acuerdo con Amparo Larrauri, responsable del grupo de vigilancia de gripe y otros virus respiratorios del Centro Nacional de Epidemiología, el cambio se justifica en la expansión del coronavirus a una mayor población. “Ahora, dada la enorme transmisibilidad de la COVID, resulta un desafío muy grande cumplir estrictamente con los protocolos de vigilancia universal, se está haciendo imposible. Ante esta nueva realidad, estamos trabajando en la transición desde la vigilancia universal a una centinela de infección respiratoria aguda leve en primaria y grave en hospitales. Pero no se puede cambiar de la noche a la mañana. Tenemos compromisos internacionales [de notificación de todos los casos] y hay que consolidar los sistemas centinela”, dijo la experta en diálogo con el diario El País.
En Argentina, la Ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, reconoció que están siguiendo los cambios de estrategia de España. “Estamos analizando permanentemente si es necesario, y si es posible, seguir disminuyendo el aislamiento en el personal estratégico, siempre mirando la seguridad y evidencia que genera esta medida”, expresó y reconoció que la mirada de los especialistas está hoy también sobre si se puede empezar a considerar al coronavirus como una “endemia”. “En España hasta están considerando tomarlo como una gripe común”, explicó la funcionaria.
El cambio que se intenta hacer en España consistirá en el modo de hacer la vigilancia de la circulación del coronavirus. Pero no implicará modificaciones en el tratamiento. Los médicos deberán seguir atendiendo a los pacientes con los protocolos y tratamientos que rijan según vayan estando disponibles y en función de la gravedad de los enfermos.
Sin embargo, el cambio de la vigilancia aún es objetado para este momento de la pandemia. Adolfo García-Sastre, director del Instituto de Salud Global y Patógenos Emergentes del Hospital Monte Sinaí de Nueva York, “El problema es que el número de contagios es todavía mucho mayor, estamos en una pandemia por algo, así que va a dar más problemas”, explicó García Sastre. Consideró improbable que se repitan olas preocupantes de COVID-19 hasta el próximo invierno en 2023, y estimó que la infección comenzará a “estacionalizarse”, a crear epidemias de temporada como lo hace la gripe.
Sin embargo, la gripe no es una enfermedad tan leve como se cree generalmente. Según los cálculos del Instituto de Salud Carlos III, en la temporada 2017-2018, la gripe causó de forma directa o indirecta unas 15.000 muertes en España. Son 41 fallecimientos por día.
“La mayoría de las personas se expondrá a la variante Ómicron del coronavirus en los próximos seis meses. Pero eso no significa que necesariamente se infecten todos”, dijo a Infobae días atrás Zoe Hyde, epidemióloga y bioestadística del Centro para la Salud y el Envejecimiento de la Universidad de Australia Occidental. “Si usáramos mejores mascarillas, como las KF94 y N95, mejoráramos la ventilación al traer más aire fresco del exterior y si usáramos más purificadores de aire HEPA, podríamos prevenir muchas infecciones. No creo que los gobiernos deban encogerse de hombros y decir que todos se van a infectar”, argumentó.
Además, la doctora Hyde señaló a Infobae: “La gente tiene una idea equivocada relacionada con que el COVID-19 se convierta en una enfermedad endémica. No creo que se calme como el resfriado común. En cambio, habrá una nueva ola de enfermedades cada vez que surja una nueva variante. Y la razón por la que seguimos teniendo variantes es que los gobiernos no están haciendo lo suficiente para detener la transmisión. Me gustaría que los gobiernos cambiaran a una estrategia de vacunación con las medidas para limpiar el aire, como una mayor ventilación y el uso de purificadores de aire HEPA”.
En tanto, Stephen Griffin, profesor asociado de virología de la Universidad de Leeds, recordó que “la viruela era endémica, la poliomielitis es endémica, la fiebre de Lassa es endémica y la malaria es endémica. El sarampión y las paperas son endémicos, pero dependen de la vacunación”. Remarcó que “endémico” no significa que las enfermedades pierdan sus riesgos para la salud de los seres humanos.
A medida que más y más personas desarrollen inmunidad al coronavirus por vacunación o se recuperen de la infección, el virus podría ser menos propenso a desencadenar una enfermedad grave. Pero podría volver a evolucionar. La buena noticia es que eso es menos probable cuanto más personas se vacunen. Porque cuantas menos personas se infecten, menos posibilidades tendrá el virus de evolucionar.
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