El factor de riesgo genético más fuerte para la enfermedad de Alzheimer es el gen APOE4 (denominado e4e4)., y también se ha relacionado con un mayor riesgo de otras afecciones neurodegenerativas, como la demencia con cuerpos de Lewy y la enfermedad de Parkinson.
Este gen que aumenta la probabilidad de que alguien desarrolle la enfermedad de Alzheimer, es el que, según nuevas investigaciones, también puede aumentar la probabilidad de que los pacientes con COVID-19 tengan síntomas graves, de largo plazo o potencialmente mortales.
Los estudios anteriores mostraron que las personas que portan la variante genética APOE4 tienen más probabilidades de lidiar con la enfermedad de Alzheimer durante la vejez. Alrededor del 15% al 25% de la población general es portadora del gen.
Investigadores de la Universidad de Helsinki y el Hospital Universitario de esa misma ciudad revelan ahora en un análisis que se publica en la revista Neuropathologica Communications que APOE4 también parece tener una conexión con personas que tienen síntomas graves de COVID-19 o desarrollan la versión prolongada de la enfermedad.
“El alelo ε4 común del gen APOE4 parece estar asociado con un mayor riesgo de COVID-19 grave en la población de Finlandia. La importancia de APOE4 se enfatiza en la población finesa, lo que puede deberse a su homogeneidad genética”, advirtió la neuropatóloga consultora Liisa Myllykangas, quien trabaja en ambas entidades reunidas para el estudio.
Más específicamente, el informe investigó todas y cada una de las conexiones entre el alelo APOE4 y la gravedad de COVID-19 entre la población de ese país. Los autores del estudio también analizaron cambios cerebrales microscópicos en cadáveres infectados con COVID-19 y examinaron cualquier conexión entre APOE4 y las quejas de fatiga mental informadas seis meses después de la aparición del virus.
El equipo evaluó a más de 46.000 ciudadanos de Finlandia, entre los que más de 2.600 dieron positivo por COVID-19. Para investigar cambios microscópicos en el cerebro debido a una infección por este virus, los científicos examinaron otros 21 cuerpos de personas que fallecieron portando COVID-19. Finalmente, los investigadores incluyeron un conjunto de datos adicionales que abarcan a 156 personas que experimentan síntomas de fatiga mental.
Los resultados muestran en el documento que los portadores del gen APOE4 tienen más del doble de probabilidades de desarrollar síntomas de COVID-19 lo suficientemente graves como para justificar cuidados intensivos en caso de infección. También es importante señalar que entre los pacientes con síntomas graves de COVID-19, el equipo detectó más hemorragias microscópicas (sangrado) en los portadores de APOE4.
La médica Johanna Hästbacka, que también parte de la investigación, agregó que esta variante genética puede influir en la gravedad de los síntomas prolongados de COVID-19, especialmente para aquellos que necesitan hospitalización debido a su infección inicial. Estudios anteriores muestran que los pacientes con COVID prolongado pueden experimentar más de 200 síntomas diferentes durante meses después de una infección por coronavirus.
“En el estudio, la fatiga mental, que se definió como dificultad para dirigir la atención y concentrarse, surgió como uno de esos síntomas”, revela Hästbacka.
En su análisis los especialistas insistieron en la detección de un vínculo entre problemas de memoria y COVID. En el futuro, los autores del estudio dicen que necesitan replicar su trabajo utilizando una muestra más grande de pacientes con COVID-19. “Para confirmar nuestros hallazgos, estos fenómenos deben investigarse en conjuntos de datos más amplios”, señala Myllykangas.
El equipo sugirió que la investigación futura también debería centrarse en descubrir si COVID-19 influye en la aparición de problemas de memoria y demencia entre los portadores del gen APOE4.
“Para responder a esta pregunta, se necesitan estudios de seguimiento a largo plazo en pacientes recuperados de COVID-19, al igual que la investigación básica centrada en los efectos combinados de APOE4 y la inflamación sistémica sobre los mecanismos de la memoria en el cerebro. Nuestro grupo de investigación ya ha lanzado estas líneas de investigación en la Universidad de Helsinki”, concluyó Myllykangas.
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