Las técnicas de embalsamamiento egipcio han sido parametrizadas en virtud a los múltiples hallazgos de piezas históricas y, en paralelo, el creciente desarrollo tecnológico que ha permitido determinar con mayor precisiones ritos, materiales, técnicas y costumbres.
Se sabe que, este proceso de conservación de un fallecido, era una técnica costosa y laboriosa, dos principios que, además, requerían de expertos codiciados. Estos eran los motivos principales que limitaron históricamente la aplicación del embalsamamiento a muertos de una élite privilegiada. Sin embargo, nuevos hallazgos, indicarían la posibilidad de que se hayan desarrollado otros procedimientos sustitutos, que intentaron reducir costos y complejidades, para algunos otros individuos no pertenecientes al grupo selecto que podía hacer perdurar sus cuerpos.
El filántropo británico Charles Nicholson compró un cuerpo momificado, un ataúd con tapa y un tablero de momia durante un viaje a Egipto en la década de 1850, antes de donarlo a la Universidad de Sydney en Australia en 1860. La inscripción del ataúd identifica al propietario como una mujer titulada llamada Meruah, y la iconografía del sarcófago es de alrededor del año 1000 a. C. Sin embargo, un nuevo análisis que utiliza tecnología de punta revela que, aunque el cuerpo es el de una mujer de entre 26 y 35 años, en realidad es mucho más viejo que el ataúd. Estos hallazgos se publicaron en la revista científica PLOS One.
Karin Sowada, perteneciente al departamento de Historia y Arqueología de la Universidad Macquarie, en Sydney, y un equipo de otros ocho colegas describen el descubrimiento de un raro recipiente de barro pintada que encierra la momia, llamada “caparazón”, en el Museo Chau Chak Wing de Sydney. Aunque el individuo momificado fue sometido a una tomografía computarizada en 1999, Sowada y su equipo volvieron a escanear el cuerpo utilizando tecnología actualizada. La visualización de la dentición y el esqueleto determinó que los restos momificados eran de una mujer que vivió entre los 26 y los 35 años.
“El caparazón de barro que encierra el cuerpo de una mujer momificada dentro de las envolturas textiles es una nueva adición a nuestra comprensión de la momificación del antiguo Egipto”, explicó Sowada. Los investigadores dicen que no había signos de genitales externos en el cuerpo, y es probable que sus órganos reproductivos fueran extraídos durante el proceso de momificación. En cambio, utilizaron los huesos de la cadera, la mandíbula y el cráneo del individuo para confirmar que era mujer. El análisis de las envolturas de lino que cubren el cuerpo muestra que vivió a finales del Imperio Nuevo, alrededor de 1200 a.C. a 1113 a.C. Entonces, ¿cómo puede ser que ese cuerpo sea más antiguo que el sarcófago real? Los investigadores creen que los comerciantes del siglo XIX que vendían el ataúd del antiguo Egipto colocaron un cuerpo no relacionado en el interior para que pareciera un juego completo.
“Los nuevos escaneos también revelaron la extensión y la naturaleza del caparazón de barro, mostrando que envuelve completamente el cuerpo y está en capas dentro de las envolturas de lino. Las imágenes de las capas más internas indican que el cuerpo fue dañado relativamente poco después de la momificación inicial, y se aplicaron el caparazón de barro y envolturas adicionales para reunificar y restaurar el cuerpo “, explica el doctor Sowada.
Además de su propósito restaurativo práctico, los investigadores sugieren que el caparazón de barro les dio a quienes cuidaban a los fallecidos la oportunidad de emular las prácticas funerarias de élite de la época. Esto incluyó recubrir el cuerpo con una costosa carcasa de resina importada utilizando materiales más baratos disponibles localmente.
Dado que este tratamiento de caparazón de barro no se ha documentado previamente, el equipo señaló que no es posible determinar qué tan frecuente pudo haber sido el tratamiento para las momias que no pertenecen a la élite en el Imperio Nuevo tardío del antiguo Egipto. Sugieren que más estudios radiológicos en otras momias no reales pueden revelar más sobre la práctica.
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