La suba exponencial de contagios en el mundo y en la Argentina, más las restricciones que empiezan a aplicar los gobiernos europeos, y la irrupción de la nueva variante Ómicron hace poco menos de un mes, cambiaron el panorama de la pandemia. De repente, el mundo vive un déjà vu respecto de la situación sanitaria del año pasado.
Sin embargo, varias opiniones científicas ponen el foco en un cambio de situación, tras un año de desarrollo de vacunas y la aplicación de dosis de manera masiva a nivel global.
El médico pediatra Gonzalo Pérez Marc, quien fue miembro del equipo que realizó los ensayos de eficacia de la vacuna de Pfizer en la Argentina y además coordina los estudios de investigación de una nueva vacuna contra la bronquiolitis y de la vacuna vegetal de Medicago contra el coronavirus en el Hospital Militar Central, fue contundente: “Estamos en un momento de transición, no es para que todo el mundo se relaje pero hay que pensar que estamos saliendo de la pandemia”.
“Lo que estamos viendo en todos lados del mundo es que las vacunas son la solución. Todas las vacunas que hay en el mundo tienen una eficacia que no se había visto nunca para evitar lo que más se quiere evitar, que es la enfermedad grave y la muerte, si además se aplica un refuerzo, se obtiene una protección excelente contra el coronavirus pero no contra el contagio del coronavirus. La enfermedad es esperable que siga circulando y sigan apareciendo casos clínicos”, dijo el especialista en diálogo con Radio Mitre.
Frente a la variante Ómicron, Pérez Marc se sumó a las voces que destacan que la nueva mutación provoca enfermedad leve con baja tasa de internación y muerte: “Con Ómicron se ve un aumento de casos muy pronunciado, pero al ver la curva de fallecimientos es casi plana. Quizás sea el fin de la pandemia tal como la conocimos”.
En cuanto a nuestro país destacó que “tiene mejor posición que los países de Europa porque no tiene un piso tan alto de gente que no se quiere vacunar, Argentina tiene una ventaja: tiene una cantidad de vacunas que le sobran en relación a la cantidad de población que tiene”. Sin embargo, remarcó que aún falta inocular a un porcentaje alto de la población: “Argentina podría avanzar tranquilamente en esta medida de salida de la pandemia, vacunando al total de la población”, señaló Pérez Marc.
La variante Ómicron se disemina más rápido y pero no generaría más mortalidad, según el especialista y, en ese sentido, concluyó que “con Ómicron y población vacunada, se termina la pandemia” y hasta sugirió que “lo esperable es que el virus vaya perdiendo intensidad, tienda a ubicarse en la vía aérea superior más que en el pulmón, por eso podría convertirse en algo más parecido a un catarro y un cuadro gripal”.
Sin embargo, esta visión no implica relajar los cuidados, en especial de cara a la temporada de verano: “Va a haber una cantidad de casos enorme por Ómicron. En la Argentina, donde todavía hay grupos no vacunados, la gente va a estar de vacaciones, y mucho casos en un lugar costero puede ser complicado o colapsar el sistema salud de pequeñas ciudades”.
Recientemente, un experto de Yale expresó que la pandemia podría terminar cuando dejen de aislar a los infectados por COVID-19. Para el investigador Perry Wilson en algún momento las restricciones en el mundo deberán levantarse y aseguró que no se puede determinar el fin de la pandemia por la cantidad de muertes.
Wilson, quien es investigador clínico de la Facultad de Medicina de Yale, planteó que el virus SARS-CoV-1 y el virus MERS desaparecieron una vez que se establecieron contramedidas sólidas. Pero la rápida propagación por todo el mundo y los reservorios de animales profundos, incluidos murciélagos, visones, ciervos y muchas otras especies, dejaron en claro rápidamente que la erradicación del SARS-CoV-2 era una quimera.
“Mis objetivos se trasladaron a la idea de la eliminación: que los brotes esporádicos ocasionales de COVID-19 inevitablemente van a ocurrir, pero que pueden ser contenidos rápidamente, gracias a un programa de vacunación amplio y efectivo; pruebas generalizadas y un virus con un código genético relativamente estable para el cual nuestro sistema inmunológico genera una protección duradera”, señaló.
Wilson cree que el punto final de la pandemia se relaciona con el fin del aislamiento para los casos positivos. “A medida que el aumento de Ómicron disminuye, tal vez en 2 o 3 meses, si coincide con el patrón de los otros aumentos, y los hospitales se desatascan y las tasas de casos regresan a un nivel bajo. Qué pasaría si dejáramos de exigir el aislamiento de las personas infectadas”.
“Algún día, esta restricción se levantará. Ese día no es ahora. Nuestros hospitales están demasiado estresados. Necesitamos ganar tiempo. Pero, en un par de meses, a medida que Ómicron baje su intensidad, debemos pensar si aislar a los infectados sigue siendo apropiado”, concluyó el experto de Yale.
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