La variante Ómicron no da tregua y continúa propagándose por todo el mundo. Los últimos datos del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington indicaron que esta última variante puede provocar millones de infecciones por día en Estados Unidos. A pesar de esto, aclararon que las hospitalizaciones y muertes son mucho menores en comparación con la variante Delta.
Además, los investigadores revisaron su modelo COVID-19 para incluir información actualizada sobre la variante Ómicron. En su proyección descubrieron que en los Estados Unidos puede existir un total de aproximadamente 140 millones de nuevas infecciones desde el 1° de enero hasta el 1° de marzo de 2022. Esto alcanzaría un máximo a fines de enero con aproximadamente 2,8 millones de nuevas infecciones diarias.
“Esperamos un enorme aumento de las infecciones; una gran propagación de Ómicron”, afirmó el infectólogo Chris Murray, director del IHME. Y agregó que las infecciones totales en los Estados Unidos pronosticadas pasarán de aproximadamente del 40% infectados hasta ahora, a tener en los próximos dos a tres meses, el 60% del país infectado con Ómicron.
Si bien los metanálisis han sugerido que las variantes anteriores logran que alrededor del 40% de los casos sean asintomáticos, Murray opinó que más del 90% de las personas infectadas con Ómicron quizás nunca lleguen a mostrar síntomas.
“En el pasado, pensábamos aproximadamente que el COVID era 10 veces peor que la gripe y ahora tenemos una variante que probablemente sea al menos 10 veces menos grave”, dijo Murray. “Entonces, Ómicron probablemente será menos severo que la gripe pero mucho más transmisible”.
Para los investigadores, de los millones de nuevas infecciones diarias proyectadas, sólo se podrán reportar alrededor de 400,000 casos, ya que la mayoría de los estadounidenses infectados con el virus no se sentirán enfermos y, por esta razón, probablemente nunca lleguen a testearse.
Según los datos de Johns Hopkins, desde el inicio de la pandemia, el país ha reportado alrededor de 51 millones de casos confirmados. “Los investigadores de IHME no esperan actualizar los modelos antes de la segunda semana de enero. Esto es porque las vacaciones generalmente retrasan los datos”, indicó Murray.
También destacó la importancia de las vacunas y los refuerzos, aunque los modelos mostraron que los refuerzos no tenían un impacto significativo en la transmisión porque de la inmunidad menguante después de seis meses.
Para el resto del mundo se prevén tres mil millones de nuevos contagios en los próximos dos meses. Murray indicó que el pronóstico puede ser pesimista, pero otros expertos en salud opinaron que está dentro del ámbito de lo posible según los datos que se tienen hasta el momento sobre Ómicron.
“Seguro, este es un resultado potencial ¿Qué tan seguro estoy de que este es el resultado? No estoy seguro en absoluto”, dijo Julie Swann, profesora de la Universidad Estatal de Carolina del Norte que estudia los modelos de pandemias y los sistemas de salud.
A pesar de que se espera que las infecciones se disparen, el modelo IHME muestra que las hospitalizaciones y las muertes serán aproximadamente las mismas. Esto tienen que ver con que los investigadores encontraron que la tasa de infección-hospitalización de Ómicron es aproximadamente de un 90% a un 96% más baja que la Delta, y la tasa de infección-letalidad es de aproximadamente un 97% a un 99% menor.
Para sumar más información, un estudio de datos publicado por el Imperial College de Londres indicó que los casos de Ómicron tienen hasta un 20% menos de riesgo de hospitalización en comparación con la variante Delta, y hasta un 45% menos de riesgo de ser admitidos durante la noche.
Si bien parecería que la gravedad de esta variante es mucho menor que las otras, algunos expertos en salud aún se muestran escéptico ya que consideran que es demasiado pronto para especular sobre la gravedad de Ómicron. Otros modelos han demostrado que las hospitalizaciones pueden superar el aumento del invierno pasado, agregó Swann.
“Con Ómicron, estamos viendo muchas infecciones; ya estamos viendo hospitalizaciones y, aunque se necesita tiempo para morir, ya estamos viendo muertes”, indicó el doctor Daniel Griffin, jefe de enfermedades infecciosas de ProHealth Care e instructor clínico de la medicina en la Universidad de Columbia. “Tomará un poco más de tiempo saber con certeza sobre cualquier gravedad relativa, así como la protección cruzada para la reinfección con otras variantes después de las infecciones por Ómicron”, agregó.
“La vacunación y los refuerzos son realmente importantes”, afirmó Swann. “Pero tenemos que conseguirlos pronto porque Ómicron se propaga tan rápido que una vez que aumentan los casos y las hospitalizaciones, la vacunación adicional tiene menos impacto”, concluyó.
En un nuevo estudio científico efectuado en una población de veteranos estadounidenses de edad avanzada con una elevada carga de comorbilidades, la eficacia de la vacuna de ARNm para prevenir la infección por COVID-19 fue sustancialmente inferior a la comunicada anteriormente, pero la eficacia contra la muerte resultó muy alta.
“Estos resultados sugieren que los esfuerzos complementarios para mitigar la infección siguen siendo importantes para el control de la pandemia, incluso con la vacunación, resaltan los autores del estudio”, publicado en la revista ‘Annals of Internal Medicine’.
Otro estudio reciente concluyó que el riesgo de hospitalización en pacientes infectados con Ómicron es mucho menor que con el resto de las variantes.
El trabajo, realizado por expertos de la Universidad de Edimburgo y Strathclyde, en Escocia, concluyó que “los primeros datos nacionales sugieren que Ómicron se asocia con una reducción de dos tercios en el riesgo de hospitalización por COVID-19 en comparación con Delta”.
El estudio agregó que una tercera dosis de refuerzo de cualquiera de las vacunas autorizadas de emergencia disponibles ofrece una protección adicional sustancial contra el riesgo de COVID-19 sintomático de la infección por Ómicron.
El estudio escocés surge de otro trabajo reciente realizado en Sudáfrica, que sugiere una reducción de los riesgos de hospitalización y enfermedad grave en las personas infectadas con la variante del coronavirus Ómicron en comparación con Delta.
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