A nivel mundial, ya se han reportado más de 267 mil millones de casos confirmados de COVID-19, incluidas 5.285.888 muertes. La incidencia semanal de casos se estabilizó durante la primera semana de diciembre, con más de 4 millones de casos nuevos confirmados, una cifra similar a la de la semana anterior. Sin embargo, las nuevas muertes semanales aumentaron un 10% en comparación con la semana anterior, con más de 52 500 nuevas muertes notificadas.
Además, el mundo vive hoy la amenaza del avance de la variante de preocupación Ómicron, que ya fue detectada en pacientes con COVID-19 de 69 países. En ese contexto, hay científicos que ya estiman cuando pase la fase aguda de la pandemia, el COVID-19 podría ser una enfermedad endémica como la gripe que afecta principalmente durante los inviernos.
África y América notificaron aumentos de nuevos casos semanales del 79% y el 21%, respectivamente, mientras que las regiones del Pacífico Occidental y el Sudeste Asiático notificaron descensos del 10%. El número de nuevos casos semanales notificados por las regiones de Europa y del Mediterráneo Oriental fue similar al de la semana anterior.
Hasta la semana pasada, Estados Unidos registraba una media de 121.084 nuevos casos de covid-19 cada día, según datos de la Universidad Johns Hopkins. Esto es un 62% más que hace un mes. En la Argentina, desde el 16 de noviembre al 10 de diciembre, según observaron desde la Unidad de Datos de Infobae, la media móvil en todo el país creció 66%. Si se distingue por jurisdicción, en la provincia de Buenos Aires subió un 57%, en la Ciudad de Buenos Aires casi se duplicó, con un 91% de nuevos casos promedio semanales. Mientras que en el resto del país, por fuera de los dos grandes distritos, el porcentaje llegó al 65%.
Los científicos a veces saben qué factores impulsan un nuevo aumento de casos. Pero algunas subidas han sido inconsistentes y difíciles de predecir. Los científicos sospechan que, eventualmente, el aumento y la caída de las infecciones por el coronavirus podrían cambiar a un patrón estacional más típico. Se han observado “olas” de infecciones por coronavirus durante la pandemia que fluctúan a través de las regiones de Estados Unidos, pero los factores que impulsan estos patrones de infecciones son complejos.
“Estamos viviendo un mundo intracovid, y en un mundo pospandémico, creo que lo que veríamos es una infección endémica, no muy diferente a la gripe estacional”, dijo a la cadena CNN Laolu Fayanju, médico de Oak Street Health con sede en Cleveland, Ohio. Si el COVID-19 se vuelve endémico aún es difícil de pronosticar. Endémico significa que una enfermedad tiene una presencia constante en una población, pero no desborda a los sistemas sanitarios ni afecta a un número alarmante de personas, como suele ocurrir en cada ola de la pandemia por el coronavirus.
Algunos científicos señalan que los comportamientos humanos, como los viajes, alimentan esas olas. Algunos creen que las oleadas son una prueba más de que el COVID-19 está en camino de convertirse en una enfermedad endémica estacional, con más casos en los meses fríos de invierno, cuando las temperaturas exteriores bajan y la gente se reúne en el interior.
Otros sostienen, en cambio, que las oleadas estacionales de COVID-19 podrían ser más complejas, ya que durante la pandemia ha habido tanto oleadas invernales esperadas como oleadas de verano, menos esperadas. “Necesitamos más investigaciones para desentrañar todos los factores que pueden relacionar la estacionalidad con los casos de covid-19″, declaró el doctor Hawre Jalal, profesor adjunto de la Universidad de Pittsburgh.
Pero hay una cosa en la que muchos científicos están de acuerdo: las infecciones por coronavirus en el futuro podrían seguir ciclos estacionales. Un estudio realizado por investigadores en España, publicado en octubre en la revista académica Nature Computational Science, clasificó al COVID-19 como una “infección estacional de baja temperatura”. El estudio había sido liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación “la Caixa”. Proporcionó “evidencia sólida” de que el COVID-19 es una infección estacional asociada a temperatura y humedad bajas, similar a la gripe estacional.
“La cuestión de si el COVID-19 es una enfermedad realmente estacional se vuelve cada vez más importante, con implicaciones para la implementación de intervenciones efectivas”, explicó Xavier Rodó, director del programa de Clima y Salud de ISGlobal y coordinador del estudio. “El conjunto de nuestros resultados apoyan la idea de que el nuevo coronavirus es una infección verdaderamente estacional, similar a la gripe y los otros coronavirus del resfriado común”, señaló Rodó.
En tanto, el doctor Donald Burke, profesor y ex decano de la Escuela de Posgrado de Salud Pública de la Universidad de Pittsburgh, consideró que “la estacionalidad es real”. “Creemos que será estacional en el futuro inmediato”, dijo Burke. Con su colega Jalal, Burk es coautor de dos artículos aún en revisión que describen los patrones estacionales de las oleadas de la pandemia hasta el momento y sugieren que estos patrones pueden repetirse en años posteriores.
En uno de los trabajos, los investigadores siguieron los recuentos de casos de COVID-19 en Estados Unidos, México y Canadá desde principios de 2020 hasta mayo de 2021. Construyeron visualizaciones de mapas que ilustran cuántos casos y muertes de COVID-19 se registraron dónde y cuándo, visualizando las tendencias en los datos y revelando patrones. Las visualizaciones mostraron cuatro olas dominantes que se produjeron entre marzo de 2020 y mayo de 2021.
Las visualizaciones mostraron que la primera ola de la pandemia a principios de 2020 se produjo en gran medida en la región del noreste de Estados Unidos, especialmente cuando un aumento de los casos afectó a la ciudad de Nueva York. Luego, en el verano, una segunda ola de infecciones involucró al sur y viajó hacia el norte hasta el alto medio oeste.
“Esto contradice la idea de que se trata de una enfermedad del norte, de la estación fría”, dijo Burke. A continuación, en otoño, la tercera oleada comenzó en las Dakotas antes de extenderse por todo Estados Unidos, y luego siguió la cuarta oleada, con un aumento de los casos en invierno en el noreste, el sur y el oeste. En 2021, a pesar de la autorización de las vacunas contra el COVID-19 y la aparición de la variante delta, la propagación de los casos fue algo similar a los patrones observados en 2020, si bien el número de casos y la magnitud de los cambios no fueron tan grandes en 2020, los patrones siguieron una trayectoria estacional similar.
En el segundo trabajo, los investigadores analizaron los patrones de crecimiento y decrecimiento de los casos de COVID-19 notificados en Estados Unidos, México y Canadá desde el 1 de enero de 2020 hasta el 31 de octubre de 2021, es decir, cinco meses adicionales de datos en comparación con el primer artículo. Los casos de COVID-19 parecen estar estancados. Eso no es un buen augurio para el invierno, dicen los expertos
Ahora, a principios de diciembre de 2021, los recuentos de casos de covid-19 siguen aumentando. Por primera vez en dos meses, Estados Unidos promedia más de 100.000 nuevos casos cada día, poco después de que millones de estadounidenses viajaran para las vacaciones de Acción de Gracias. “Nuestra modelización sugiere que el ritmo de las futuras epidemias será estacional, pero que la amplitud puede variar de un año a otro o de una época a otra. Siempre existirá este ritmo estacional subyacente, siendo con un medio tiempo extra en el sur, pero ciertamente la oleada del norte en el invierno”, dijo Burke.
“Eso se modificará dependiendo de qué proporción de la población esté vacunada, de si llega o no una nueva variante en ese momento, y así la amplitud cambiará”, dijo. “Pero el ritmo básico será probablemente el mismo”. Aunque el covid-19 podría convertirse en una infección estacional en el futuro, es importante recordar que el mundo sigue luchando contra una pandemia en este momento. Todavía no hemos entrado en una fase endémica, dijo Sen Pei, profesor adjunto de Ciencias de la Salud Ambiental en la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia.
En Estados Unidos, los departamentos de sanidad estatales y locales planean reunirse con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades DE EE.UU. en el inicio de 2022 para discutir qué tipo de datos o métricas se necesitarán para determinar que la pandemia de coronavirus ha terminado y ha pasado a una fase endémica, dijo Lori Tremmel Freeman, directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Funcionarios de Salud de Ciudades y Condados.
“Tenemos previsto empezar a celebrar sesiones a principios de enero para hablar con las jurisdicciones y sus funcionarios de salud sobre lo que tenemos que pensar para la transición de la pandemia a la endemia. La idea es prever cómo será esto a largo plazo y qué parámetros y consideraciones se utilizarán para tomar la decisión”, dijo Freeman.
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