Ómicron vs. Delta: ¿un mayor número de mutaciones implica que el virus es más peligroso?

Tras el hallazgo de la nueva variante del SARS-CoV-2 y la advertencia de la OMS acerca del “riesgo muy elevado” para el mundo, la mirada está puesta en su aparente rápida propagación. Una comparación con Delta

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La nueva variante tiene 50 mutaciones respecto del virus original, 32 de ellas en la proteína espiga
La nueva variante tiene 50 mutaciones respecto del virus original, 32 de ellas en la proteína espiga

La nueva variante del coronavirus Ómicron identificada en Sudáfrica, pero ya detectada en Europa, Asia y EEUU, causa preocupación en todo el mundo debido al número de sus mutaciones, que podrían ayudar a su propagación.

La noticia llevó a los países a anunciar nuevas restricciones a los viajes e hizo que los fabricantes de vacunas se apresuraran a comprobar si sus formulaciones contra el COVID-19 seguían siendo eficaces.

Sin embargo, ante los temores que generó en EEUU la confirmación del primer caso de infección por esa variante, los especialistas intentan llevar calma al recordar que el país ya enfrenta a una variante de coronavirus bastante considerable, y es Delta.

“A finales de junio, la media móvil de siete días de casos notificados era de unos 12.000. El 27 de julio, la media móvil de siete días de casos alcanzó más de 60.000. Esta tasa de casos se parecía más a la tasa de casos que habíamos visto antes de que la vacuna estuviera ampliamente disponible”, resaltaron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EEUU en su sitio web, y agregaron: “La variante Delta es muy contagiosa, más del doble que las variantes anteriores”.

Es que Delta representa actualmente más del 99% de los casos de coronavirus que se secuencian genéticamente en EEUU. Y según la Universidad Johns Hopkins (JHU por sus siglas en inglés), en ese país se producen en promedio 70.094 nuevos casos de COVID-19 y 730 muertes al día. Además, el 75% de las camas de las unidades de cuidados intensivos de EEUU están ocupadas, de las que el 15% corresponde a pacientes con COVID-19.

Los médicos en Sudáfrica fueron los profesionales que primero detectaron y caracterizaron la nueva variante (Europa Press)
Los médicos en Sudáfrica fueron los profesionales que primero detectaron y caracterizaron la nueva variante (Europa Press)

Pero, ¿necesariamente un mayor número de mutaciones implica que el virus es más peligroso? ¿O por el contrario los casos leves de la enfermedad que ocasiona indican que el SARS-CoV-2 se está debilitando? ¿Es posible saber si será más transmisible que Delta? ¿Qué las diferencia?

Mucho se habló en los últimos días de las 50 mutaciones que caracterizan a la variante Ómicron, 32 de ellas en la proteína espiga, que es la estructura en forma de corona que cubre la superficie del virus y se adhiere a las células humanas para poder infectarlas. En ese sentido, y pese a su elevado número de mutaciones, hay quienes creen que la nueva variante podría también ser la buena noticia que el mundo está esperando para terminar con la pandemia.

“La nueva variante Ómicron podría convertirse en un ‘regalo de Navidad’ si causa una enfermedad más leve”, afirmó esta semana un experto en salud alemán después de que médicos sudafricanos dijeron que la cepa parece causar síntomas menos graves.

Los médicos en Sudáfrica fueron los profesionales que primero detectaron y caracterizaron la nueva variante. Ellos observaron en las últimas semanas que la cepa está causando síntomas leves a los nuevos infectados, como dolor de cabeza y cansancio. Muy distinto a la dificultad para respirar y cuadros agudos de inflamación de tejidos, registradas en las versiones anteriores del virus. La mutación Ómicron no ha provocado una sola hospitalización o muerte hasta hoy, afirman.

Delta representa actualmente más del 99% de los casos de coronavirus que se secuencian genéticamente en Estados Unidos (Foto: Pixabay)
Delta representa actualmente más del 99% de los casos de coronavirus que se secuencian genéticamente en Estados Unidos (Foto: Pixabay)

Robert Garry es virólogo de la Universidad de Tulane, y realizó una comparación directa de las mutaciones observadas en Delta y Ómicron.

“Definitivamente hay puntos calientes donde a este virus le gusta mutar ahora”, dijo. Pero el hecho de que haya muchas mutaciones no significa necesariamente que se vayan a sumar a un virus más dañino -explicó-. Todavía no sabemos qué van a hacer todos esos cambios en conjunto para las cosas que importan a este virus”. Hasta ahora no se ven “muchas mutaciones importantes que puedan hacer que la versión Ómicron sea más contagiosa que Delta. “Las que podrían afectar a la transmisibilidad, es decir, no veo muchas que le den una ventaja realmente fuerte sobre Delta”, enfatizó.

Para los especialistas, más que el número de mutaciones, lo que conviene analizar es el efecto que pueden tener todas juntas. Una cosa es la mutación en el genoma y otra muy distinta el efecto que pueda tener en la biología del virus. El efecto no tiene por qué ser acumulativo, pueden darse fenómenos de compensación: el efecto de una mutación puede compensarse con el de otra. Pero esta variante acumula mutaciones que se han relacionado con un posible escape inmunológico y un posible aumento de la transmisibilidad.

B.1.1.529 tiene más de 50 mutaciones en su genoma respecto a la secuencia original de Wuhan. Treinta y dos de ellas en la región de la proteína S. Nueve mutaciones aparecen en otras variantes Alfa, Beta, Delta, Gamma. Once son nuevas. Quince mutaciones están en la zona de unión al receptor (RBD) y algunas (N440K, S477N, Q498R) y podrían influir en su capacidad de infectar células. Otras pueden afectar a la transmisibilidad (H655Y, N679K, P681H), y las hay que pueden causar cambios en la proteína y afectar a su reactividad con los anticuerpos.

La gran pregunta, para Garry es si cuando se introduzca en una población que tenga Delta, ¿competirá más que ella o no lo hará?

Otros expertos en genética también señalan que Ómicron no lleva algunos de los cambios que ayudaron a que Delta fuera tan contagiosa.

“Dado que Ómicron carece de muchas de las mutaciones no relacionadas con la espiga que parecen contribuir a la mayor capacidad de Delta, no me sorprendería que su transmisibilidad intrínseca fuera similar a la de Gamma”, publicó en su cuenta de Twitter Trevor Bedford, científico de genoma y epidemiólogo de la Universidad de Washington y del Centro Oncológico Fred Hutchinson de Seattle, quien hizo referencia a un estudio realizado en septiembre por investigadores del Instituto Broad que encontraron al menos tres mutaciones en la variante Delta que, según ellos, parecen contribuir a hacerla más transmisible.

Expertos en genética también señalan que Ómicron no lleva algunos de los cambios que ayudaron a que Delta fuera tan contagiosa (Efe)
Expertos en genética también señalan que Ómicron no lleva algunos de los cambios que ayudaron a que Delta fuera tan contagiosa (Efe)

Por otra parte, un análisis filogenético de los genomas de esta variante sugiere que probablemente esté circulando desde hace meses pero que no se haya detectado hasta ahora.

Los científicos advirtieron desde hace un tiempo que es poco probable que el coronavirus sea erradicado alguna vez, pero en cambio pasará a ser un virus similar al resfriado más leve. Sin embargo, los expertos resaltan ahora que necesitan al menos dos semanas para determinar qué impacto tendrá la variante Ómicron, debido al tiempo que le toma a alguien sentirse gravemente enfermo después de contraer la cepa.

También necesitan al menos dos semanas para averiguar si las preocupantes mutaciones de Ómicron podrían hacerlo más infeccioso que Delta y resistente a las vacunas se traducirá en el mundo real. Y la mayoría de los casos hasta ahora se han presentado en personas más jóvenes, que experimentan síntomas más leves del virus en comparación con los adultos mayores.

En este punto, Garry ve mutaciones que podrían ayudar a Ómicron a evadir la respuesta inmunitaria del organismo, especialmente de infecciones anteriores.

Los CDC insistieron en sus recomendaciones sobre los refuerzos de las vacunas, diciendo que todos los adultos deben recibirlos seis meses después de la segunda dosis de la vacuna de Moderna o de Pfizer/BioNTech y dos meses después de recibir la vacuna de dosis única de Johnson & Johnson.

Finalmente, los especialistas destacaron que no se conoce ninguna mutación que pueda eludir las medidas de precaución como las mascarillas, el lavado de manos y el distanciamiento físico. Incluso si una mutación ayuda a que un virus sea más viable como patógeno en el aire, una mejor ventilación puede ayudar a prevenir la transmisión, recordaron.

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