A primera vista, el descubrimiento de la variante Ómicron en Sudáfrica parece ser una muestra de lo que provoca la baja vacunación en los países pobres. Durante toda la pandemia se ha dicho mucho que, para terminar con la circulación global del SARS-CoV-2, debemos estar todos a salvo. Esto significaría que las naciones ricas deben cooperar para que los países pobres puedan acceder a las vacunas y así lograr que la trasmisión del virus pueda frenarse en un futuro a mediano o largo plazo.
Solo el 23% de los sudafricanos mayores de 12 años están completamente vacunados. En la frontera norte sudafricana se encuentra Botsuana, uno de los muchos países donde podría haberse originado Ómicron, allí la la cifra de inoculados con las dos dosis es del 18%. En África subsahariana se han administrado 116 millones de dosis de vacuna, en comparación con 611 millones en la Unión Europea, que tiene una población de menos de la mitad de la población.
Sin embargo, en contrapunto a la teoría de la escasez de vacunas como terreno fértil para el surgimiento de nuevas variantes, ayer se conoció que la variante ya circulaba en Países Bajos antes que en Sudáfrica.
El Instituto de Salud Pública de Países Bajos localizó la variante Ómicron del COVID en dos muestras de test que se habían recogido el 19 y el 23 de noviembre, una semana antes de la llegada de los dos vuelos de Sudáfrica en los que se detectó 14 casos de este linaje y se creía que podían ser los primeros casos en todo el mundo.
Según anunció este martes el Instituto Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente (RIVM), las muestras recogidas para la PCR dieron una reacción especial en las pruebas para detectar una anomalía en la proteína de espiga del SARS-CoV-2, lo que “dio lugar a la sospecha de que se trataba de la variante Ómicron”, por lo que fueron sometidas a un análisis especial para confirmar.
Para encontrar el origen de Ómicron, quizás haya que remontarse mucho más en el tiempo. Al secuenciar los genomas de las variantes del SARS-CoV-2, el virus causante de la enfermedad COVID-19, los científicos pueden rastrear la acumulación de mutaciones hasta el coronavirus original identificado por primera vez en Wuhan a fines de 2019.
Trevor Bedford, virólogo del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson en Seattle, ha demostrado que Omicron se ramificó a principios de 2020, antes de que Delta entrara en escena. Desde entonces no ha sido detectado y, hasta ahora, no se ha extendido.
Tres explicaciones son posibles: El virus que se convirtió en Ómicron pudo haber estado contenido en una población aislada que recientemente restableció el contacto con el mundo exterior. Puede haber saltado sobre un animal y haber salido de nuevo. O, lo más probable, vivió durante mucho tiempo en el cuerpo de alguien que estaba inmunodeprimido, donde tuvo tiempo de acumular grandes colecciones de mutaciones, algunas de las cuales son buenas para escapar de los anticuerpos.
Si consideramos que el COVID-19 está en camino de convertirse en una enfermedad endémica, debemos evaluar que es probable que los países nunca lleguen a vacunar a absolutamente toda su población, a veces, incluso, por un gran margen. Además, las personas protegidas por vacunación o infecciones previas pueden infectarse aunque, es probable que de manera más leve, y al contraer la enfermedad algunos volverán a contagiar el virus.
El resultado es que, a medida que la enfermedad continúa circulando, todas las personas de mundo o temprano estarán expuestos al COVID-19 y no solo una vez, sino a menudo. Es probable que con el transcurso del tiempo, las variantes nuevas del coronavirus lleguen hasta Omega, la última letra del alfabeto griego. Eso es porque siempre habrá poblaciones aisladas. Ocasionalmente, el virus se propagará a los animales y las personas con sistemas inmunológicos débiles se infectarán.
Los científicos han advertido durante mucho tiempo que es poco probable que el coronavirus sea erradicado alguna vez, pero en cambio pasará a ser un virus similar al resfriado más leve. Sin embargo, los expertos advirtieron hoy que necesitan al menos dos semanas para determinar qué impacto tendrá la variante Ómicron, debido al tiempo que le toma a alguien sentirse gravemente enfermo después de contraer la cepa.
La vacunación puede reducir la frecuencia de la aparición de nuevas variantes, pero no anula por completo la posibilidad. La Unión Europea vacunó completamente al 79% de los mayores de 12 años y, sin embargo, los nuevos contagios llegan a 2,5 millones por semana. Por el contrario, Sudáfrica tiene un total de 3 millones de casos registrados en toda la pandemia.
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