La nueva variante del coronavirus ómicron -identificada primero en Sudáfrica, pero también detectada en Europa y Asia- está suscitando preocupación en todo el mundo debido al número de sus mutaciones, que podrían ayudar a su propagación o incluso a evadir los anticuerpos de una infección previa o la vacunación.
La noticia de la variante llevó a los países a anunciar nuevas restricciones a los viajes el viernes e hizo que los fabricantes de medicamentos se apresuraran a comprobar si sus vacunas para el COVID-19 seguían siendo protectoras.
¿POR QUÉ ESTÁN PREOCUPADOS LOS CIENTÍFICOS?
La Organización Mundial de la Salud clasificó el viernes la variante B.1.1.529, u ómicron, como una “preocupante” del SARS-CoV-2, diciendo que puede propagarse más rápidamente que otras formas de coronavirus.
La variante Delta sigue siendo la dominante en todo el mundo y aún no está claro si ómicron podrá desplazarla, dijo el doctor Graham Snyder, director médico de prevención de infecciones y epidemiología hospitalaria del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh.
Pero la nueva variante presenta más de 30 mutaciones en la parte del virus a la que se dirigen las vacunas disponibles, además se sospecha que ha provocado un aumento de las nuevas infecciones en Sudáfrica.
Es probable que las mutaciones de ómicron hagan que ciertos tratamientos contra el COVID-19 -incluidos algunos anticuerpos fabricados- sean ineficaces, dijo el doctor David Ho, profesor de microbiología e inmunología de la Universidad de Columbia.
Las píldoras antivirales experimentales -como Paxlovid de Pfizer Inc y molnupiravir de Merck & Co Inc - atacan partes del virus que no han cambiado en ómicron, y estos fármacos podrían ser aún más importantes si la inmunidad natural y la inducida por la vacuna se ven amenazadas.
LO QUE NO SE SABE
Los científicos afirman que podrían pasar varias semanas antes de poder definir el tipo de enfermedad causada por la variante, determinar su grado de contagio e identificar hasta dónde se ha extendido.
Algunos señalan que otras variantes preocupantes, como la Beta, que también se detectó por primera vez en Sudáfrica, fueron finalmente sustituidas por la Delta.
Pero la principal pregunta sigue siendo si la protección de las vacunas contra el COVID-19 -se han administrado casi 8.000 millones de dosis en todo el mundo- se mantendrá, y si las personas previamente infectadas por el coronavirus serán inmunes a la infección por ómicron.
Los expertos tampoco saben todavía si ómicron causará un COVID-19 más o menos grave en comparación con otras cepas de coronavirus.
¿LA MEJOR RESPUESTA?
Ómicron aún no ha sido identificada en Estados Unidos, pero es probable que ya esté, dijeron los científicos.
Incluso sin la nueva variante, las tasas de COVID-19 en Estados Unidos han aumentado en las últimas semanas, principalmente en los estados del norte, ya que la gente se traslada al interior para evitar el clima invernal.
Algunos países han tomado medidas para limitar los viajes desde el sur de África. Más allá de las restricciones gubernamentales, las personas deben evaluar su propia vulnerabilidad al COVID y su tolerancia al riesgo cuando tomen decisiones sobre sus viajes en las vacaciones de invierno, dijo Snyder, del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh.
Tanto él como otros expertos dijeron que la vacunación debe seguir siendo una prioridad a pesar de las dudas sobre la eficacia contra ómicron, porque es probable que siga siendo protectora hasta cierto punto. Todo el mundo debe seguir usando mascarillas, evitar las multitudes, ventilar las habitaciones y lavarse las manos.
“Tenemos todas esas herramientas que funcionarán contra cualquier variante”, dijo el doctor Eric Topol, director del Scripps Research Translational Institute en La Jolla, en California.
¿NUEVAS VACUNAS O MÁS VACUNAS?
El gran temor que tienen los expertos es que las nuevas variantes puedan eludir el efecto protector preventivo que alcanzó la primera generación de vacunas contra COVID-19. Por eso, desde hace algunos meses, laboratorios en todo el mundo están probando la eficacia de las mismas contra las variantes conocidas.
Hoy se conoció que una vacuna británica podría proporcionar una fuerte protección contra la nueva cepa supermutante Ómicron y que ya se encuentra en las etapas finales de prueba. Se trata de una nueva generación de la vacuna Oxford /AstraZeneca, cuyos resultados de las pruebas de la fórmula, se entregarían en los próximos días. Si resultara eficaz, podría estar lista para su uso en cuestión de semanas, explican sus desarrolladores.
La noticia fue dada a conocer por el profesor inmunólogo Sir John Bell, un miembro del grupo de trabajo de vacunas del gobierno británico, quien también reveló que era demasiado tarde para evitar que la variante del “monstruo” que actualmente está arrasando en el sur de África llegue a Europa.
Además, los laboratorios Pfizer/BioNTech informaron que estaban estudiando urgentemente la eficacia de su vacuna frente a esta nueva variante y que tendrían datos “en dos semanas a más tardar”.
El coronavirus ha dejado más de 5,18 millones de muertos en todo el mundo desde su aparición en China a finales de 2019, aunque la OMS estima que las cifras reales podrían ser muy superiores.
El presidente estadounidense, Joe Biden, afirmó que la nueva variante debe alentar al resto del mundo a donar más vacunas a las naciones más pobres, señalando que Estados Unidos “ya ha donado más vacunas a otros países que todos los demás países juntos” y “es hora” de igualar su “generosidad”.
Cerca del 54% de la población mundial ha recibido al menos una dosis de vacuna anticovid, pero en los países con ingresos bajos, esta proporción es de solo el 5,6%, según el portal Our World in Data.
Con información de Reuters
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