La enfermedad de Alzheimer es responsable de entre un 60 y un 80 por ciento de los casos de demencia en el mundo. El factor de riesgo conocido más importante es tener más de 65 años. Sin embargo no es solo una enfermedad de la vejez: en los Estados Unidos, 200.000 personas menores de 65 años tiene Alzheimer de inicio temprano. Entre 1998 y 2019 se habían probado sin éxito más de 100 medicamentos, pero la innovación existe y la investigación siguió adelante con nuevos ensayos clínicos que evalúan la eficacia y la seguridad de nuevos desarrollos. Una nueva esperanza es la vacuna nasal para Alzheimer que se evaluará en el Hospital Brigham and Women’s de Boston, Estados Unidos. Y hay más de 130 ensayos clínicos en curso para diferentes estadíos de la enfermedad.
“Nunca habíamos visto tantas promesas en la línea de producción como en la actualidad”, sostuvo el profesor Jeffrey Cummings, de la Universidad de Nevada, en Las Vegas. Se sabe que dos estructuras anormales, llamadas placas y ovillos, son las principales sospechosas de dañar y matar las células nerviosas del cerebro. Las placas son depósitos de un fragmento de proteína llamado beta-amiloide que se acumula en los espacios entre las células nerviosas. Los ovillos son fibras retorcidas de otra proteína llamada tau, que se acumula dentro de las células.
Si bien las autopsias muestran que la mayoría de las personas desarrolla algunas placas y ovillos con la edad, las personas con Alzheimer tienden a desarrollar muchos más y con un patrón predecible, que comienza en las áreas importantes para la memoria, antes de avanzar hacia otras regiones. Una de las hipótesis es que las placas y los ovillos influyen en bloquear la comunicación entre las células nerviosas. De esta manera, alterarían los procesos que las células necesitan para sobrevivir. La destrucción y la muerte de las células nerviosas causan fallas en la memoria, cambios en la personalidad, problemas para desarrollar las actividades diarias y otros síntomas de la enfermedad de Alzheimer.
Hasta ahora las únicas esperanzas para la mejora de los pacientes son los fármacos que disminuyen los síntomas de la enfermedad de Alzheimer durante un tiempo limitado. Pero el campo de la investigación se ha fortalecido estos dos últimos años.
El estudio sobre la vacuna nasal contra el Alzheimer será evaluado por primera vez en voluntarios humanos, Fue diseñada para prevenir o ralentizar la progresión de la enfermedad. El ensayo es pequeño: 16 personas de entre 60 y 85 años con síntomas de Alzheimer recibirán dos dosis de la vacuna con una semana de diferencia. Se trata de un desarrollo que se basa en décadas de investigación que sugieren que la estimulación del sistema inmunitario puede ayudar a eliminar las placas beta-amiloides del cerebro.
Esas placas se forman cuando se acumulan partes de la proteína beta-amiloide entre las células nerviosas. Y la candidata vacunal pulveriza un fármaco llamado Protollin directamente en el conducto nasal. Su objetivo es activar las células del sistema inmune para que eliminen a la placa. De acuerdo con el profesor Jeffrey Cummings, de la Universidad de Nevada, en Las Vegas, el concepto de la candidata vacunal para Alzheimer no es del todo nuevo. Pero resulta prometedor hoy porque los científicos entienden mejor cómo tratar la enfermedad. Un aerosol nasal podría ser mejor para administrar Protollin a las células del sistema inmune que una infusión o un inhalador.
Los participantes deben estar en una fase temprana de su enfermedad y, por lo demás, gozar de buena salud. Por eso, su seguimiento será clave para saber si el spray nasal tiene beneficios para la progresión de la enfermedad. A través del ensayo, también se estudiará si la vacuna es segura y cuál será la dosis necesaria.
En junio pasado, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos aprobó el primer medicamento contra el Alzheimer en casi 20 años, una infusión de anticuerpos llamado Aduhelm. Pero algunos científicos cuestionan esa aprobación ya que el fármaco no mejoraba definitivamente la memoria o la cognición en los ensayos clínicos. Pero hay mucho más en camino para Alzheimer.
El doctor Cummings dirigió una revisión de cinco años de todos los fármacos contra el Alzheimer en fase de desarrollo, y sostiene que actualmente hay más esperanzas que nunca de que algún día se resuelva el Alzheimer. Cuando hizo su primer análisis de los fármacos experimentales en 2014, cuantificó una tasa de fracaso del 99% de todas las terapias en desarrollo. En la actualidad, hay más de 136 ensayos clínicos en curso.
Una cuestión a considerar según el profesor es la participación de los pacientes, que resulta fundamental para el avance de las investigación. El reclutamiento de los ensayos es muy lento, difícil y caro. Un ensayo típico de un fármaco dura 18 meses y el período de reclutamiento de pacientes puede ser dos años más largo de lo que se necesita para demostrar la eficacia. La empresa que financia el ensayo tiene que pagar los gastos durante toda la duración, lo que puede suponer entre 30 y 50 millones de dólares o más por ensayo.
Además de los fármacos y vacunas en estudio, durante los últimos cinco años las nuevas tecnologías, como los escáneres cerebrales y los análisis de sangre, han facilitado la confirmación del diagnóstico de Alzheimer y la medición de la eficacia de los tratamientos, según el profesor Cummings.
Como parte de las investigaciones clínicas en curso, la empresa farmacéutica Eli Lilly tiene previsto presentar a la FDA los datos de su fármaco contra el Alzheimer, el donanemab, antes de finales de año. Podría aprobarse en 2022. Se sabe que el fármaco es un anticuerpo contra la placa beta-amiloides y se estudia en pacientes que están en la etapa temprana de la enfermedad. Otras dos empresas, Biogen y Eisai, están completando conjuntamente una solicitud a la FDA para su medicamento de anticuerpos, lecanemab.
El 12 de noviembre pasado, AC Immune, una compañía biofarmacéutica con sede en Suiza, difundió los datos provisionales de fase 1b/2a de un ensayo clínico sobre otro candidato vacunal para Alzheimer. Es un desarrollo anti-Tau fosforilada de primera clase que está desarrollando en colaboración con la empresa Janssen Pharmaceuticals. Los resultados se presentaron durante la 14ª conferencia de Ensayos Clínicos sobre la Enfermedad de Alzheimer (CTAD), que se realizó en Boston, Massachusetts.
Los resultados del ensayo muestran que el tratamiento con esa vacuna, que llaman ACI-35.030, provocó una fuerte inducción de anticuerpos específicos para las formas patológicas de Tau, como pTau y su forma agregada, los filamentos helicoidales emparejados enriquecidos.
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