La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó la primera y única inmunoglobulina subcutánea facilitada disponible en el país. Su carácter de facilitada -otorgado por la presencia de hialuronidasa humana recombinante en la composición- permite infundir mayores volúmenes de gamaglobulina que, junto a su facilidad de aplicación, le permitirá mantener la ventaja de la aplicación domiciliaria.
Las inmunodeficiencias son un grupo de enfermedades en las que el sistema inmunológico no es capaz de combatir adecuadamente una infección. A partir de la aprobación de esta nueva inmunoglobulina, los pacientes podrán contar una terapia de sustitución que se aplica solo una vez por mes, de forma subcutánea y autoadministrable.
Técnicamente denominada inmunoglobulina humana normal 10% e hialuronidasa recombinante humana, pertenece al grupo de las terapias derivadas de plasma y ya está disponible presentada por el laboratorio Takeda.
Está indicada en numerosas inmunodeficiencias primarias caracterizadas por una defectuosa capacidad para sintetizar anticuerpos condicionantes de una gran susceptibilidad para desarrollar infecciones y en ciertas inmunodeficiencias secundarias que cursan con hipogamaglobulinemia e infecciones no prevenibles con antibióticos.
Entre éstas últimas, se destacan la leucemia linfocítica crónica (LLC) y el mieloma múltiple. También está indicada en aquellos pacientes que se someterán o se han sometido a un trasplante de médula ósea, denominado técnicamente trasplante alogénico de células madre hematopoyéticas (TCMH) que cursen con hipogamaglobulinemia.
Esta terapia de sustitución de inmunoglobulina subcutánea puede ser utilizada en adultos, niños y adolescentes y ofrece como ventajas distintivas la posibilidad de hacer el tratamiento en forma domiciliaria, que las infusiones sean más espaciadas en el tiempo y con un solo sitio de punción.
Las inmunodeficiencias pueden ser primarias (IDP) o secundarias (IDS). Las primeras se caracterizan por ser de origen genético y transmitidas por uno o ambos padres. Son individuos que nacen ya condicionados a desarrollar un defecto en alguno o algunos de los efectores del sistema inmunológico, lo cual los vuelve más susceptibles a los gérmenes que pueden causar infecciones. Las estimaciones a nivel global señalan que hasta 6 millones de personas pueden vivir con IDP, pero únicamente 650.000 están diagnosticadas.
“Las inmunodeficiencias primarias comprenden alrededor de 450 enfermedades, generalmente de origen genético y obedecen a defectos genéticos moleculares. Dentro de estas, una amplia mayoría tiene defectuosa capacidad para formar anticuerpos. Allí es donde aparece la indicación de suplementar a estos pacientes con gammaglobulina humana normal”, afirmó el doctor Matías Oleastro, jefe de Inmunología Clínica del Servicio de Inmunología y Reumatología del Hospital de Pediatría Profesor Juan P. Garrahan.
“En la Argentina, hay subregistros de pacientes con inmunodeficiencias primarias, ya que aún hay personas subdiagnosticadas. No obstante, se habla de una incidencia de inmunodeficiencia primaria de 1 paciente cada 2 mil o 5 mil individuos, no es algo tan infrecuente, y se calcula que entre el 60% y 70% de las personas con inmunodeficiencias primarias tendrían indicación de reemplazo con gammaglobulina. La terapia de reemplazo con gamaglobulina humana normal representa un pilar fundamental en el tratamiento de estos pacientes”, dijo Oleastro.
Entre los signos más frecuentes de las IDP, se encuentran las infecciones recurrentes, más duraderas y más difíciles de tratar que las que se presentan en personas con un sistema inmune normal. Así, pueden estar incluidas entre las IDP enfermedades como la neumonía, bronquitis, infecciones de los senos paranasales, infecciones del oído, meningitis o infecciones de la piel frecuentes y recurrentes, inflamación e infección de órganos internos, trastornos de la sangre (como recuentos bajos de plaquetas o anemia), problemas digestivos (como cólicos, pérdida de apetito, náuseas y diarrea), retraso en el crecimiento y el desarrollo de enfermedades autoinmunes, tales como lupus, artritis reumatoidea o diabetes.
En tanto, las inmunodeficiencias secundarias (IDS) se presentan en aquellos individuos cuyo sistema inmunológico está debilitado como resultado de una enfermedad o de un procedimiento terapéutico. Aquí también los anticuerpos son insuficientes o están deteriorados, con lo cual el riesgo de infecciones y hospitalizaciones es elevado.
“En este segundo caso, las causas más comunes, sobre todo en países como el nuestro, se relacionan con tratamientos inmunosupresores, con ciertas medicaciones no inmunosupresoras que generan hipogamaglobulinemia o con tratamientos para el cáncer o alguna afección maligna en la sangre, entre otros”, indicó el doctor Oleastro.
El tratamiento tanto para las inmunodeficiencias primarias (IDP) como secundarias (IDS) consiste, por un lado, en la profilaxis y en el abordaje de las infecciones mediante el uso de antibióticos y, por otro, en la aplicación de terapias sustitutivas de inmunoglobulina que, hasta la aprobación del nuevo medicamento, se realizaban en forma intravenosa en un hospital o centro especializado, en un intervalo de 3 a 4 semanas, o de forma subcutánea con infusiones semanales domiciliarias.
Según explicó el doctor Oleastro, hasta ahora en el país había dos tipos de productos de reemplazo de gammaglobulina para tratar a estos pacientes: uno para utilización endovenosa y otro para la administración subcutánea. En esta última modalidad, el paciente se infunde semanalmente, cada 10 días, o excepcionalmente cada 15 días. Además, en cada uno de estos días de administración, quizá el paciente requiera 2, 3 o incluso 4 sitios de infusión para poder completar el volumen deseado de gamaglobulina indicado por su médico.
“A partir de ahora, con la llegada de la inmunoglobulina humana normal 10% y hialuronidasa humana recombinante, también conocida como gammaglobulina facilitada, aparecen varias ventajas para el paciente: menor número de aplicaciones, ya que sería una al mes, igual que en la administración endovenosa, pero por vía subcutánea y, a diferencia de la subcutánea convencional -como la infusión se puede hacer en mayores volúmenes- toda la cantidad de medicación calculada para el mes se puede aplicar en un solo pinchazo. Para el paciente significa menos pinchazos por vía de aplicación y por mes”, aseguró el especialista.
De esta manera, la inmunoglobulina subcutánea combina las dos ventajas del tratamiento predecesor, ya que la nueva terapéutica ofrece la posibilidad de que la infusión sea cada 3 o 4 semanas y de forma subcutánea en el domicilio del paciente con la asistencia de un profesional o, una vez capacitada, será la misma persona quien pueda autoadministrarse la solución.
“Con la nueva infusión se mantiene el hecho de no necesitar accesos venosos, se brinda la facilidad para obtener mejores concentraciones en sangre y de generar menos reacciones adversas, con el gran beneficio de que disminuye el número de pinchazos y la cantidad de aplicaciones por mes”, resumió Oleastro.
“Por otro lado, -insistió el especialista- hablar de eficacia también tiene que ver con la prevención de los procesos infecciosos -que se miden por evento infeccioso por paciente por año-, pero también con la calidad de vida; la nueva opción terapéutica le da al paciente mayor independencia, la posibilidad de hacer la autoadministración en domicilio una vez capacitado, es decir, ya no tiene que ir al hospital o recurrir al personal de salud. Todo esto impacta favorablemente en el ausentismo escolar, laboral y en los gastos de transporte. En Europa, donde ya hay experiencia de su utilización, se vio que un gran porcentaje de pacientes que pasaron de la infusión endovenosa a la aplicación subcutánea facilitada o de la subcutánea convencional a la aplicación facilitada responden con un alto grado de satisfacción”.
Para la aprobación de la nueva inmunoglobulina subcutánea se realizó un estudio clínico en Fase III multicéntrico, no controlado, abierto y prospectivo. La eficacia, la seguridad y la farmacocinética del nuevo medicamento fueron evaluadas en 83 pacientes de entre 4 y 78 años con inmunodeficiencia primaria (IDP). Durante la investigación se les comenzó administrando la terapia estándar (IGIV) y luego se pasó al tratamiento con la inmunoglobulina humana normal 10% y hialuronidasa recombinante humana. La investigación no buscó comparar estadísticamente en forma directa entre los distintos tipos de terapias, sino que los pacientes funcionaron como su propio control.
Los pacientes recibieron terapias sustitutivas de inmunoglobulina intravenosa (IGIV) 10% durante 3 meses (n=87) seguida de inmunoglobulina humana normal 10% y hialuronidasa humana recombinante a intervalos de tratamiento de 3 o 4 semanas durante 14 a 18 meses (n=83). La dosis de la inmunoglobulina humana normal 10% se basó en el tratamiento previo con IGIV 10% y se adaptó individualmente para garantizar niveles de IgG adecuados en todo el estudio.
El criterio de valoración primario fue el índice de infecciones bacterianas agudas graves validadas (VASBI). Lo que se observó fue que, en promedio, 39 de cada 40 pacientes no presentaron ninguna VASBI por año-paciente con la inmunoglobulina subcutánea. En tanto, en los pacientes pediátricos, en promedio, 37 de cada 40 no presentaron ninguna VASBI por paciente año.
Como criterios de valoración secundarios se incluyeron la tasa global de infecciones, la velocidad, duración y volumen de la infusión, la cantidad de sitios de infusión por mes y el número de días de ausencia al trabajo o la escuela, de tratamiento con antibióticos o de hospitalización. Los resultados mostraron 0 días de hospitalización por infecciones por año; 0,28 días de trabajo o escuela perdidos por año y solo 1,69 días con antibióticos por año.
Respecto de los efectos adversos, el estudio mostró que el 98.7% de las reacciones adversas se consideraron leves o moderadas y que el 100% de las reacciones locales fueron transitorias y se resolvieron sin secuelas. Los sitios sugeridos para la infusión de la inmunoglobulina subcutánea son el abdomen medio o superior y los muslos, y si bien pueden producirse reacciones locales en el sitio de infusión tales como dolor, malestar y sensibilidad leves a moderados, enrojecimiento, inflamación, picazón, endurecimiento y sarpullido, estas reacciones suelen desaparecer en pocos días.
La IG humana normal 10% es el componente terapéuticamente activo y se fabrica a partir de plasma humano, pertenece a una clase de medicamentos llamados “inmunoglobulinas humanas normales” del grupo de las terapias derivadas de plasma.
Las inmunoglobulinas, también conocidas como anticuerpos, son parte del sistema inmunológico (las defensas naturales del cuerpo) y ayudan al organismo a combatir las infecciones. En tanto, la hialuronidasa humana recombinante (HY) es una sustancia que ayuda a la inmunoglobulina humana normal 10% a llegar a la sangre, ya que abre temporalmente el espacio subcutáneo, lo cual posibilita administrar una cantidad mayor de IG subcutánea, que luego será absorbida en el torrente sanguíneo más rápidamente para ayudar a combatir la infección.
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