Un peligro acecha a la sanidad mundial hoy, todavía transitando la pandemia por COVID-19, y es el uso indiscriminado de antibióticos que podrían marcar muy pronto una resistencia nunca vista a estos medicamentos.
Es que los medicamentos contra las bacterias están dejando de funcionar a una velocidad ahora acelerada por el consumo excesivo e incorrecto durante la pandemia de coronavirus.
Alrededor de 700 mil personas mueren por año en todo el mundo por enfermedades causadas por gérmenes resistentes, según un informe elaborado por el Reino Unido en 2016. Se estima que, de no tomar las medidas necesarias, para el año 2050 este valor llegaría a 11 millones por año, superando la cantidad de muertes por cáncer. Pero por el uso indiscriminado de los antibióticos al comienzo de la pandemia, e inclusive hoy en algunos países, el incremento de fallecidos podría adelantarse a 2030 o 2040, advierten los expertos.
En este marco, desde el 18 y hasta el 24 de noviembre de cada año, se celebra la Semana Mundial de Concientización sobre el Uso de los Antibióticos. Una campaña mundial impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) entre otras, con el objetivo de preservar la Resistencia Antimicrobiana (RAM).
Los antibióticos son medicamentos utilizados para prevenir y tratar las infecciones bacterianas. La resistencia a los antibióticos se produce cuando las bacterias mutan en respuesta al uso de estos fármacos. Asimismo, esta resistencia es hoy una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo.
“La resistencia a los antibióticos puede afectar a cualquier persona, sea cual sea su edad o el país en el que viva. Además de tener consecuencias médicas, el uso inapropiado de antibióticos también tiene un impacto económico. “El gasto en antibióticos representa alrededor del 35% del presupuesto destinado para la salud, debido a la creciente resistencia antibiótica y a su mal uso, muchas veces motivado por la facilidad de acceso a ciertos medicamentos sin la necesidad de una receta médica”, sostiene Valeria El Haj, Directora Médica Nacional de OSPEDYC.
Por ello, las consecuencias del uso inadecuado de antibióticos pueden llevar, entre otras cuestiones, al fracaso terapéutico, a la no curación, además de producir efectos adversos evitables que pueden involucrar el descontrol de las defensas inmunitarias.
Las bacterias se multiplican cada 20 minutos y a veces sufren mutaciones que son, por casualidad, un escudo frente a algún antibiótico. Y lo más inquietante es que pueden transmitir esos nuevos genes de resistencia a otras bacterias cercanas, incluso de otras familias.
“Un síntoma no necesariamente requiere de una respuesta inmediata cuando se trata de la primera consulta médica. El problema no es el síntoma sino el diagnóstico, es decir, la evaluación de diversos criterios para justificar una antibioterapia: los criterios clínicos, los biológicos y los bacteriológicos. Por lo que, la accesibilidad a la salud debe ser un objetivo”, explica la profesional. En este sentido, en el año 2007, a partir de la resolución 1412, se creó la Comisión Nacional Asesora para el Uso Racional de Medicamentos con el objetivo de impulsar el uso racional y científicamente fundamentado de los medicamentos por parte de los dispensadores y consumidores y mejorar el acceso a los medicamentos esenciales.
¿Cuáles son los obstáculos?
Desde el punto de vista de la comunidad médica, la doctora El Haj, plantea que un profesional de la salud debe enfrentar diversos obstáculos a la hora de atender a un paciente como ser: la creciente ausencia de la figura del médico de cabecera -que, en Argentina, muchas personas todavía siguen teniendo dificultades para acceder a un profesional de la salud de referencia-, o la presión del paciente que exige ser tratado con los medicamentos que ve y/o lee en Internet o los medios masivos de comunicación y la publicidad.
“El antibiótico ideal, que resulte más eficaz, menos tóxico, retarde el surgimiento de cepas resistentes, que sea de menor costo y de fácil administración, no existe. A partir del análisis de las recomendaciones nacionales e internacionales concernientes al uso racional de antibióticos, y con el objetivo de cumplir con el marco legal correspondiente, hoy más que nunca nos comprometemos a informar a nuestros afiliados, sensibilizar a nuestros prescriptores y entramar todos los esfuerzos para adaptar nuestra institución y poder realizar un trabajo conjunto eficaz, seguro y racional”, finaliza El Haj.
Salvar millones de vidas
Los antibióticos son sustancias microbianas que se utilizan para acabar con bacterias causantes de enfermedades. Desde que se introdujo la penicilina en la década de los 40, estos agentes y los demás antimicrobianos han salvado millones de vidas, al curar las infecciones y reducir el riesgo de complicaciones quirúrgicas. No obstante, no es necesario administrarlos para combatir algunos procesos infecciosos.
Día a día aparecen nuevas resistencias a los antibióticos que se propagan a nivel mundial y ponen en peligro la capacidad del hombre para tratar enfermedades infecciosas comunes. Este fenómeno se vincula con el exceso de prescripción por parte de médicos, veterinarios y odontólogos, y su uso indebido por parte de agricultores, agrónomos y la población general (automedicación).
Desde el Sanatorio Finochietto, el doctor Flavio Rotryng (MN 88734), Responsable del Servicio de Infectología, asegura: “Antes del descubrimiento de los antibióticos, cursar una infección banal era sinónimo de sentencia de muerte”. Su colega, la médica infectóloga Paola Brunetti agrega: “En la actualidad, el uso excesivo de los antimicrobianos hace que día tras día aparezcan nuevas resistencias que se propagan a nivel mundial y es cada vez más frecuente quedarnos sin opciones de tratamiento”.
Por ello, los especialistas recomiendan:
- Respetar las dosis y los tiempos de tratamiento (más no es igual a más efectivo)
- No automedicarse
- Si una persona se siente mal, no debe tomar un antibiótico por su cuenta, sino consultar a su médico de confianza
Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirma que el mundo se está quedando sin antibióticos. El trabajo revela una grave falta de nuevos antibióticos en fase de desarrollo para combatir la creciente amenaza de la resistencia a los antimicrobianos.
La mayoría de los fármacos que se están desarrollando son modificaciones de clases de antibióticos ya existentes que ofrecen soluciones solamente a corto plazo. En el informe se indica que hay muy pocas opciones terapéuticas posibles para las infecciones resistentes a los antibióticos señaladas por la OMS como las mayores amenazas para la salud, y que incluyen la tuberculosis farmacorresistente, que causa alrededor de 250 000 fallecimientos cada año.
Según la perspectiva del director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, “la resistencia a los antimicrobianos es una emergencia para la salud mundial que comprometerá gravemente el avance de la medicina moderna. Hay una necesidad urgente de aumentar la inversión en investigación y desarrollo para luchar contra las infecciones resistentes a los antibióticos, entre ellas la tuberculosis. De otro modo, volveremos a los tiempos en que la gente temía contraer infecciones habituales y ponía en riesgo su vida si se sometía a intervenciones quirúrgicas sencillas”.
Además de las bacterias causantes de la tuberculosis multirresistente, la OMS ha identificado 12 clases de patógenos prioritarios –algunos de ellos causantes de infecciones frecuentes como la neumonía o las infecciones en las vías urinarias– que son cada vez más resistentes a los antibióticos existentes y requieren con urgencia nuevos tratamientos.
¿Cómo puedo protegerme de las infecciones?
“Las superbacterias son cepas de bacterias, virus, parásitos y hongos que son resistentes a la mayoría de los antibióticos y otros medicamentos que se utilizan comúnmente para tratar las infecciones que causan. Algunos ejemplos de superbacterias incluyen bacterias resistentes que pueden causar neumonía, infecciones de las vías urinarias e infecciones de la piel”, sostiene el doctor Pritish K. Tosh, especialista en la Clínica Mayo.
Y agrega: “La resistencia a los medicamentos (resistencia a los antimicrobianos) es un fenómeno natural que puede ralentizarse, pero no detenerse. Con el tiempo, los gérmenes como las bacterias, los virus, los parásitos y los hongos se adaptan a los medicamentos que están diseñados para matarlos y cambian para asegurar su supervivencia. Esto hace que los tratamientos anteriormente estándar para algunas infecciones sean menos eficaces, y a veces ineficaces. Los investigadores continúan evaluando cómo estos gérmenes desarrollan resistencia. También estudian cómo diagnosticar, tratar y prevenir la resistencia a los antimicrobianos”.
Para protegerse de los gérmenes nocivos y reducir el riesgo de enfermedades:
- Lavarse las manos con agua y jabón o usar alcohol
- Manejar los alimentos adecuadamente (separar los productos crudos de los cocidos, cocinar bien los alimentos y usar agua limpia)
- Evitar el contacto cercano con personas que estén enfermas
- Cumplir con el calendario de vacunación
Para enfrentar la resistencia a los antibióticos:
- Usar los antibióticos según las instrucciones y solo cuando sea necesario
- Completar el tratamiento completo, incluso si uno se siente mejor
- No compartir los antibióticos con otros
- No usar los medicamentos recetados sobrantes
SEGUIR LEYENDO: