“Soy parte de un milagro”, dijo la paciente argentina que controló al VIH sin medicamentos

En diálogo con Infobae, la paciente “Esperanza”, contó cómo vivió el proceso médico que la hizo conocida mundialmente. Es el segundo caso de “cura esterilizante” del VIH a nivel global

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La paciente argentina que consiguió una "cura esterilizante" sintió desde 2013 que ya no tenía el VIH en su cuerpo (Getty)
La paciente argentina que consiguió una "cura esterilizante" sintió desde 2013 que ya no tenía el VIH en su cuerpo (Getty)

El segundo caso de una persona que tuvo la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y logró una “cura esterilizante” -es decir, sin medicamentos ni trasplantes- vive en Esperanza, Argentina. En 2013 se enteró que su pareja de ese momento tenía el virus, y la mujer se hizo el test. Pero había dudas sobre la presencia del VIH y esa situación la llevó a consultar diferentes médicos hasta que fue parte de un estudio de científicas y científicos del Instituto INBIRS del Conicet y la Universidad de Buenos Aires con colegas de los Estados Unidos.

En diálogo con Infobae, la paciente Hope (que significa “esperanza” en inglés, como escribieron los científicos que la estudiaron en su estudio) dijo: “Siempre le dije al médico que soy parte de un milagro, que estoy sana”. Lo sentía ya en un momento en que los profesionales de la salud no podían aclararle cuál era su situación con respecto al virus.

La mujer, que pasó a ser conocida como la paciente de Esperanza, prefiere mantener su identidad en el anonimato. Solo se le indicó un tratamiento con antivirales durante el embarazo que tuvo para que no hubiera ninguna posibilidad de transmisión vertical a su bebé. La hija nació sin el virus. El estudio de su caso fue publicado en la revista especializada Annals of Internal Medicine esta semana.

“Prefiero no detallar mi edad con exactitud. Como es de público conocimiento, puedo contarte que estoy transitando la década de los 30 años”, afirmó por correo electrónico a este medio.

Todo empezó cuando en 2013 la mujer se enteró que su novio de ese momento era una persona viviendo con el VIH. “Mi pareja en ese momento fue quien dio positivo. Yo comencé posteriormente con mis estudios para confirmar el contagio, pero esto nunca se pudo demostrar. Al menos en esos primeros años”, contestó.

Natalia Laufer y Gabriela Turk (izquierda) son las investigadoras que lideraron el estudio de la paciente de Esperanza en Argentina/INBIRS
Natalia Laufer y Gabriela Turk (izquierda) son las investigadoras que lideraron el estudio de la paciente de Esperanza en Argentina/INBIRS

Los resultados del estudio desde el primer momento fueron Western Blot indeterminados, cargas virales Indetectables. No había variaciones en las bandas del virus que aparecian en el Western Blot y jamas se encontró virus en sangre. “Esto impedía que los médicos me dieran un diagnóstico preciso”, señaló.

Aclaró que no le cuesta creer que hizo una cura esterilizante del virus. Esto significa que el VIH no se detecta ni en su sangre ni en sus células. Que se desactivó por la acción de sus propio sistema inmune. “No me cuesta creer que estoy curada en absoluto. Es solo que aprendí a convivir con esto y a tener que cambiar mi mentalidad”, sostuvo.

“Desde el primer momento que comencé mis chequeos para hacer un diagnóstico, hubo algo que me indicaba que no seria un caso normal. Algo en mi interior me decía que yo no estaba infectada por el virus”, expresó. Después de cada control de carga viral negativo, la mujer le decía al médico: “Yo siento que soy parte de un milagro, que estoy sana”. En esos primeros años “no tenía respuestas de nadie, solo me decían que no había explicación para mi situación y que debíamos hacer controles cada tres meses”.

Después de 5 años de estudios se pudo confirmar que la mujer había tenido el VIH. Pero el mismo sistema inmune logró desactivarlo/Archivo
Después de 5 años de estudios se pudo confirmar que la mujer había tenido el VIH. Pero el mismo sistema inmune logró desactivarlo/Archivo

Hasta que en 2017 la mujer fue diagnosticada como VIH positivo. “Mi estudio por Western Blot no dejaba dudas para los profesionales que hoy siguen mi caso, que son Natalia Laufer y su equipo en el INBIRS. Esto fue un golpe muy duro que tuve que atravesar nuevamente en mi vida. Tuve que procesar este diagnóstico y aceptar mi condición. No sé si alguna vez lo logré”, expresó.

A partir de ese momento, el equipo de investigadores se puso a profundizar en el caso. “Con los estudios posteriores para rastrear el virus, todos fuimos sorprendidos con cada uno de los resultados y ahí fue donde mi curiosidad empezó a aflorar y nuevamente volvieron mis esperanzas de haber superado este virus. Por supuesto, trabajar con científicos requiere muchos procesos. Ellos se basan en la evidencia y a veces la evidencia no alcanza; sobre todo cuando son casos como el mío. Hay que demostrar al mundo científico que se trata de un caso nuevo y único (o casi único) para confirmar a ciencia cierta como en mi caso que estoy completamente curada. Sé que no es fácil para ellos tomar ciertas posturas”.

La mujer reconoce que ha sido una privilegiada en ser una de las pocas personas en el mundo de conseguir la cura esterilizante sin tratamiento. Disfruta ahora de su familia con su pareja actual y su hija. Sabe que su caso puede ser útil a los más de 37 millones de personas que viven con el VIH en el mundo. A través del estudio de su caso, los investigadores esperan que se puedan llegar a encontrar mecanismos propios del sistema inmune que contribuyen a controlar la infección.

¿Espera que su caso ayude a las personas viviendo con VIH?, preguntó Infobae. Por supuesto que sí, tengo la esperanza de que podemos ser de gran ayuda para la investigación. Hoy somos dos personas detectadas en el mundo (seguramente haya más) que compartimos alguna condición en particular. Esto puede ser de gran ayuda para entender en dónde está la clave. Algo me dice que esto que me toca vivir no es en vano y tiene una misión en esta vida”, contestó la mujer.

El Instituto INBIRS, donde fue estudiada la mujer, depende de la Facultad de Medicina de la UBA y el Conicet
El Instituto INBIRS, donde fue estudiada la mujer, depende de la Facultad de Medicina de la UBA y el Conicet

El primer caso detectado de una persona con la “cura esterilizante” fue el una mujer californiana de 67 años. Se llama Loreen Willenberg, y los investigadores que la estudiaron en los Estados Unidos no encontraron ningún virus intacto en más de 1.500 millones de sus células. El sistema inmune de Willenberg ha conseguido mantener el control del virus durante casi tres décadas sin el uso de medicamentos antirretrovirales.

Tras los estudios que se han hecho y publicado esta semana, la doctora Laufer y su equipo del INBIRS buscan estudiar los mecanismos relacionados con la cura esterilizante de la paciente de Esperanza para ver si se pueden trasladar a otras personas.

De toda la gente que vive con el VIH en el mundo, el 84% conocían su estado en 2020. El 73% tenían acceso al tratamiento y el 66% tenían una carga viral indetectable, según la agencia ONUSIDA. Aún hay un 16% de las personas con el virus que no accedió a su diagnóstico por no hacerse el test. La paciente de Esperanza sugirió: “Todo el mundo debe hacerse el test. Cada persona en cada lugar del mundo”.

El uso adecuado del preservativo durante las relaciones sexuales es una medida para la prevención del VIH /Archivo
El uso adecuado del preservativo durante las relaciones sexuales es una medida para la prevención del VIH /Archivo

Además, detalló: “Considero que debería ser una responsabilidad médica, que se exija un test de VIH en los chequeos rutinarios anuales de cada paciente. De esta manera naturalizariamos un problema que está presente en la sociedad y mucho más de lo que la gente se imagina. Además nos ahorraríamos millones de contagios por desconocimiento, como me paso a mí. Pensaba que tenía una pareja estable y había posibilidad de tener el VIH. No pensaba que esa persona ya tenía un historial muchos años antes de conocerme”.

Según la mujer, todavía hay gente que cree que el VIH es un virus de un grupo específico de personas. “Nadie se imagina -señaló- que un amigo, familiar, compañero de trabajo, de estudio, puede estar conviviendo con el virus del VIH y sufriendo en silencio su condición”.

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