Descubrieron que un asteroide cercano a la Tierra sería un fragmento perdido de la Luna

Así lo señaló un reciente estudio publicado en Nature, que exploró cómo se formó “Kamoʻoalewa”, un cuasi satélite descubierto en 2016. Los detalles del hallazgo

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Impresión artística del cuasi-satélite terrestre Kamo`oalewa cerca del sistema Tierra-Luna (EFE/Addy Graham/University of Arizona)
Impresión artística del cuasi-satélite terrestre Kamo`oalewa cerca del sistema Tierra-Luna (EFE/Addy Graham/University of Arizona)

Un asteroide cercano a la Tierra llamado Kamo’oalewa podría ser un fragmento de nuestra Luna, según un nuevo artículo publicado en la revista ‘Nature Communications Earth and Environment’ por un equipo de astrónomos dirigido por la Universidad de Arizona, en Estados Unidos.

El Kamo’oalewa es un cuasi-satélite, una subcategoría de asteroides cercanos a la Tierra que orbitan alrededor del Sol pero permanecen relativamente cerca de la Tierra. Se sabe poco de estos objetos porque son débiles y difíciles de observar.

Fue descubierto por el telescopio PanSTARRS en Hawái en 2016, y el nombre -que se encuentra en un canto hawaiano de la creación- alude a un retoño que viaja por su cuenta. El asteroide tiene aproximadamente el tamaño de una noria -entre 45 y 57 metros de diámetro- y se acerca hasta unos 1,4 millones de kilómetros de la Tierra.

Recreación del sistema Tierra-Luna (Europa Press - UNIVERSITY OF ST ANDREWS)
Recreación del sistema Tierra-Luna (Europa Press - UNIVERSITY OF ST ANDREWS)

Debido a su órbita, Kamo’oalewa sólo puede observarse desde la Tierra durante unas pocas semanas cada abril. Su tamaño relativamente pequeño significa que sólo puede verse con uno de los mayores telescopios de la Tierra.

Utilizando el Gran Telescopio Binocular del Monte Graham, en el sur de Arizona, gestionado por la UA, un equipo de astrónomos dirigido por el estudiante de ciencias planetarias Ben Sharkey descubrió que el patrón de luz reflejada de Kamo’oalewa, llamado espectro, coincide con las rocas lunares de las misiones Apolo de la NASA, lo que sugiere que se originó en la Luna. El equipo aún no puede estar seguro de cómo puede haberse desprendido.

La razón, en parte, es que no se conocen otros asteroides con origen lunar. “Busqué en todos los espectros de asteroides cercanos a la Tierra a los que teníamos acceso, y nada coincidía”, explicó Sharkey, autor principal del trabajo. El debate sobre el origen de Kamo’oalewa entre Sharkey y su asesor, el profesor asociado de la UArizona Vishnu Reddy, llevó a otros tres años de búsqueda de una explicación plausible.

Kamo’oalewa sólo puede observarse desde la Tierra durante unas pocas semanas cada abril (Europa Press)
Kamo’oalewa sólo puede observarse desde la Tierra durante unas pocas semanas cada abril (Europa Press)

Dudamos hasta la saciedad”, reconoció Reddy, coautor que inició el proyecto en 2016. Tras perder la oportunidad de observarlo en abril de 2020 debido a una parada del telescopio COVID-19, el equipo encontró la pieza final del rompecabezas en 2021.

“Esta primavera, obtuvimos las observaciones de seguimiento que tanto necesitábamos y dijimos: ‘Vaya, es real’ -señaló Sharkey-. Es más fácil de explicar con la Luna que con otras ideas”.

La órbita de Kamo’oalewa es otra pista de su origen lunar. Su órbita es similar a la de la Tierra, pero con una ligera inclinación. Su órbita tampoco es la típica de los asteroides cercanos a la Tierra, según Renu Malhotra, coautora del estudio y profesora de ciencias planetarias de la Universidad de Arizona que dirigió la parte del análisis de la órbita del estudio.

La órbita de Kamo’oalewa es otra pista de su origen lunar (EFE/KIM JAE-SUN)
La órbita de Kamo’oalewa es otra pista de su origen lunar (EFE/KIM JAE-SUN)

Es muy improbable que un asteroide de los más comunes se desplace espontáneamente a una órbita casi satelital como la de Kamo’oalewa -continuó Malhotra-. No permanecerá en esta órbita en particular durante mucho tiempo, sólo unos 300 años en el futuro, y estimamos que llegó a esta órbita hace unos 500 años”. Su laboratorio está trabajando en un artículo para seguir investigando los orígenes del asteroide.

Kamo’oalewa es unos 4 millones de veces más débil que la estrella más tenue que el ojo humano puede ver en un cielo oscuro. “Estas difíciles observaciones fueron posibles gracias a la inmensa capacidad de captación de luz de los telescopios gemelos de 8,4 metros del Gran Telescopio Binocular”, afirmó Al Conrad, coautor del estudio y científico del telescopio.

Con información de Europa Press

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