Los últimos dos años, lógicamente, hemos estado pendientes de todo lo relacionado con la pandemia COVID-19. Sin embargo, es importante recordar que existen muchos otros patógenos que pueden provocar fiebre, con síntomas similares a los del SARS-CoV-2.
Una de estas enfermedades es la mononucleosis infecciosa, causada por el virus de Epstein Barr, que pertenece a la familia de los virus herpes. Se distribuye por todo el mundo y afecta especialmente a niños mayores, adolescentes y adultos jóvenes; es menos frecuente en niños pequeños. Su incidencia es más alta en la primavera. Se la suele llamar la “enfermedad del beso”, porque se transmite de persona a persona a través de la saliva y por la tos. Por este motivo, el uso del barbijo y no compartir utensilios, bombillas y vasos son medidas preventivas muy útiles, que disminuyen los contagios.
El período de incubación, que es el tiempo que transcurre entre que se adquiere el virus hasta que aparecen los síntomas, es de aproximadamente 10 a 15 días. Esto hace que se la llame “la gran simuladora”, ya que en ocasiones puede pasar inadvertida.
En los cuadros de mononucleosis infecciosa, la odinofagia (dolor de garganta) puede ser uno de los síntomas presentes. Hay factores que influyen en su aparición, como la variabilidad climática y la gran amplitud térmica durante el día, el excesivo calor, la presencia de vientos y el uso de aires acondicionados.
Si bien estos pacientes pueden tener placas en la garganta, como se trata de una enfermedad viral no es necesario tomar antibióticos. Es más, con los antibióticos pueden aparecer erupciones en la piel.
Con el correr de los días sobreviene la fiebre, aparecen unos bultos de tamaño variable sobre todo en el cuello, en la ingle y en las axilas, corresponden al aumento de tamaño de los ganglios linfáticos. A este cuadro se suma una secreción nasal, semejante a la del resfrío común, y también hay decaimiento e inapetencia, a veces puede haber dolor hepático e inflamación del bazo. Por esto es importantísimo cumplir con la indicación de reposo, pues ante el mínimo golpe o traumatismo, estos órganos pueden sufrir lesiones graves. La inflamación del hígado y del bazo desaparece a medida que se va resolviendo el cuadro de mononucleosis.
La mononucleosis infecciosa es una enfermedad que causa mucha molestia, porque el virus permanece en el cuerpo no solo en la etapa aguda de la afección, sino durante mucho tiempo, hasta 18 meses después de la infección primaria, y luego de manera intermitente se elimina durante toda la vida, una vez que la persona esté sana.
El cansancio, la debilidad muscular y la fatiga causan mucho malestar general. Los síntomas pueden prolongarse durante dos a cuatro semanas; el cansancio y el agrandamiento del bazo pueden persistir hasta tres meses.
Las complicaciones de la mononucleosis, muy raras, son las siguientes:
- Obstrucción de la vía aérea (3,5%)
- Alteraciones neurológicas (1,5%)
- Alteraciones hematológicas, como la disminución de plaquetas (menos del 1%)
El diagnóstico es puramente clínico, pero puede confirmarse a través de una prueba de laboratorio llamada reacción de Paul Bunnell. En el análisis de sangre también se encuentran alteraciones hepáticas y aumento de los glóbulos blancos.
El tratamiento es sintomático e incluye las siguientes medidas:
- Reposo estricto, no realizar ningún tipo de esfuerzo.
- Higiene de manos
- Mantener la distancia física
- Mantener una buena hidratación
- Fármacos antifebriles
Es importante tener en cuenta que la administración de antivirales no disminuye el tiempo de reposo ni los síntomas. Los corticoides están indicados solo en los casos en que ocurre obstrucción de las vías aéreas.
* Dra. Stella Maris Cuevas (MN: 81701) es médica otorrinolaringóloga - Experta en olfato – Alergista. Expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA)
SEGUIR LEYENDO: