Los investigadores habrían detectado que tomarse su tiempo para decidir no siempre es procastinación. Aquellos que consultados por cuánto tiempo dedican a informarse antes de tomar una decisión afirman que la respaldan con muy pocos datos. Incluso cuando se trata de grandes inversiones, podrían estar sugiriendo algunas otras cuestiones respecto de la forma de organizar su pensamiento.
Quienes se apresuran a optar, no necesariamente están ahorrando recursos para invertirlos en decisiones más importantes. Uno de cada cinco estadounidenses dedica más tiempo a planificar sus próximas vacaciones, revela una encuesta realizada por la publicación especializada Futuro Financiero.
Algunas personas profundizan en todos los detalles antes de tomar una decisión, pero ciertamente es posible que piensen demasiado en las cosas. Sin embargo, algunas llegan rápidamente a una conclusión. Esta idea se considera sesgo cognitivo, un término utilizado por los psicólogos para describir una tendencia hacia un error mental particular. En este caso, el error es realizar una decisión basándose en la evidencia más escasa.
“Nuestra propia investigación ha demostrado que las decisiones apresuradas a menudo son solo una parte, patrones de comportamiento y pensamiento más propensos a errores. También encontramos que los individuos que tienden a hacer tales ‘saltos0 en el razonamiento pueden experimentar una variedad de dificultades”, señala un documento publicado en la revista especializada Scientific American y encabezada por Carmen Sánchez, especialista del Colegio Gies de Negocios de la Universidad de Illinois, quien estudia el desarrollo de las creencias erróneas, la toma de decisiones y el exceso de confianza, muestra, además, patrones de comportamiento y pensamiento más propensos a errores.
Para estudiar los saltos, reunieron una muestra de más de 600 personas del público en general. Dado que gran parte de la investigación sobre este sesgo proviene de la investigación sobre la esquizofrenia (es común sacar conclusiones precipitadas entre los pacientes con esta afección), utilizaron los juegos de pensamiento que habitualmente se usan en esa área de investigación.
En este juego, el jugador se encuentra con una persona pescando en uno de dos lagos. La mayoría de los peces son rojos en uno de ellos y grises en el otro. El pescador pesca un pez a la vez y se detiene solo cuando piensa que podía saber en qué lago está siendo capturado. Algunos jugadores tuvieron que ver muchos peces antes de tomar una decisión. Los otros se detuvieron en una o dos capturas. También les hicieron preguntas a los participantes para aprender más sobre los patrones de pensamiento que les llevaron a detenerse en cierto momento.
Descubrieron que cuantos menos peces necesita ver un jugador para detenerse, más errores comete en otras creencias, inferencias y decisiones. Por ejemplo, cuanto más rápido finaliza una persona el juego, “es más probable que apoye una teoría de la conspiración, como la idea de que el aterrizaje de Apolo en la luna fue inventado”, afirma la especialista. Los saltadores (así denominaron los especialistas a los primeros, inspirándose en el término inglés “jumping to conclusión”, jumping literalmente es “saltando”) dieron más errores que los no saltadores para problemas que requerían un análisis cuidadoso.
“En nuestra investigación, las personas que tienden a saltar a menudo se ven tentadas a elegir apuestas inferiores a las que tienen probabilidades de ganar. Específicamente, los saltadores han caído en la trampa de concentrarse en la cantidad de veces que puede ocurrir un resultado ganador, en lugar de en todos los resultados posibles”, afirma Sánchez.
Correr a decidir
El saltador también tuvo exceso de confianza. En un cuestionario, incluso si la respuesta era incorrecta, “los saltadores sobrestimaron la posibilidad de que la respuesta fuera correcta más que los otros participantes”, afirma Sánchez.
Para el análisis el grupo de trabajo tuvo en cuenta las diferencias en la calidad de la toma de decisiones y la personalidad entre los que decidieron velozmente y los que no, porque optaron por sumar análisis inteligente. “Nuestros datos también sugirieron que la diferencia no se debió solo a que el veloz decisor se apresuró a realizar la tarea”, advierte Sánchez.
¿Qué hay detrás de los decisores rápidos? Los psicólogos generalmente distinguen entre dos vías de pensamiento. Una ruta es automática, o sistema 1, que refleja ideas que vienen a la mente de forma fácil, espontánea y sin esfuerzo. E identifican otro camino que representa el pensamiento controlado o sistema 2, que apela a un razonamiento consciente, esforzado, analítico, cuidadoso e intencional.
”Usamos varias evaluaciones para distinguir cuán automáticas eran las respuestas de los participantes y cuánto participaron en el análisis deliberado -indica David Dunning psicólogo social y profesor de psicología en la Universidad de Michigan, coautor del documento-. Resulta que ambos tipos de decisores dependen igualmente del pensamiento automático del sistema 1. Sin embargo, los primeros no están involucrados en la inferencia del sistema”.
El sistema 2 ayuda a corregir los contaminantes mentales y otros sesgos causados por el sistema 1. “Es más probable que los saltadores acepten la primera conclusión sin una consideración o cuestionamiento cuidadosos -expone-. La falta de ajuste al sistema 2 se asocia más ampliamente con razonamientos falsos”.
Afortunadamente, los saltadores pueden tener alguna esperanza. El trabajo de los especialistas sugiere que usar la capacitación para enfocarse en el sesgo ayuda a las personas a pensar con más cuidado. En este tipo de formación, los participantes se enfrentan a sus propios prejuicios. Permite que las personas trabajen en acertijos, cometan errores relacionados con ciertos prejuicios y luego aprendan fallas a través de los problemas en cuestión. “El error se marca -indica Sánchez-. Esta intervención ayuda a eliminar el exceso de confianza de los participantes”.La esquizofrenia es una condición relativamente rara y no se comprende bien la relación entre el modo en que se toman decisiones y la salud mental. “Nuestro trabajo con el público en general tiene el potencial de llenar este vacío de formas que ayuden a las personas con esquizofrenia”, concluye Sánchez.
SEGUIR LEYENDO: