Sudáfrica y Namibia, dos países africanos con altas tasas de población infectada por el virus VIH (virus de inmunodeficiencia humana), causante de la enfermedad del SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), rechazaron el uso de la vacuna rusa Sputnik V hasta determinar si tiene vinculación con mayor riesgo de contraer VIH.
Los países argumentan que la tecnología usada en el segundo componente del inoculante ruso (adenovirus tipo 5) ya fue usado en vacunas fallidas contra el VIH en 2007 y 2008, y estudios sudafricanos que analizaron el comportamiento de esas vacunas en aquel momento, vincularon la aplicación de esos sueros con más riesgo de infección por VIH. Los resultados no fueron concluyentes para establecer el vínculo y algunos científicos piden revisar si el aumento de las infecciones por VIH fue causado por otros motivos y no por el adenovirus tipo 5.
La Autoridad Reguladora de Productos Sanitarios de Sudáfrica (SAHPRA) informó en un comunicado el 18 de octubre que la solicitud de autorización de la Sputnik V “no podría aprobarse en este momento”, haciendo referencia a vacunas fallidas contra el VIH que utilizaron una tecnología similar. Sin embargo, el organismo agregó que su proceso de revisión continúa y sigue abierto a recibir datos adicionales de inocuidad de parte del fabricante ruso.
En el comunicado, las autoridades sudafricanas argumentaron que: “La vacuna Sputnik V combina dos componentes independientes con vectores de adenovirus, una que se basa en el adenovirus tipo 26 (en el componente 1) y la otra en el adenovirus tipo 5 (en el componente 2), como vehículos de administración del antígeno. Nos preocupa la seguridad de las vacunas con vector de Ad5 en poblaciones con riesgo de infección por VIH. Uno de los desafíos que enfrentan estas vacunas es la presencia de anticuerpos neutralizantes específicos de Ad (NAb) preexistentes en la población general”.
Por su parte, la Sociedad Brasileña de Infectología (SBI) y la Asociación Médica Brasileña (AMB) emitieron un comunicado conjunto en el que aclaran que no existe conexión científica entre las vacunas contra el COVID-19 y la infección por VIH.
Los expertos brasileños informaron: “No existe una relación conocida entre ninguna vacuna contra COVID-19 y el desarrollo del síndrome de inmunodeficiencia adquirida; las personas que viven con el VIH deben estar completamente vacunadas contra COVID-19. Incluso destacamos la liberación de la dosis de refuerzo (tercera dosis) para todos los que recibieron la segunda dosis hace más de 28 días”.
Las autoridades sudafricanas tomaron la decisión tras 8 meses de revisión y se basaron en dos estudios de investigación hechos en 2007 en los que se determinó que una vacuna contra el VIH que también utilizó adenovirus tipo 5 se asoció a un mayor riesgo en los vacunados de infectarse de VIH, aunque los investigadores no pudieron determinar por qué el adenovirus tipo 5 aumentó la propensión a a la infección. En Sudáfrica uno de cada cinco adultos entre las edades de 15 a 49 años es VIH positivo, según las estimaciones oficiales.
Desde el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), responsable de la elaboración de la vacuna Sputnik, dijeron que los estudios sudafricanos “se refieren a un ensayo clínico fallido hace más de 10 años de una vacuna contra el VIH de otro fabricante que utilizó el tipo incorrecto de antígenos del VIH. Desafortunadamente, se eligió un tamaño de muestra estadísticamente inapropiado para sacar conclusiones sobre el posible efecto de esa vacuna contra el VIH sobre la infectabilidad. La diferencia en las tasas de infección, incluso si existiera, debería atribuirse al antígeno del VIH en lugar del vector Ad5″, concluyeron.
Vale recordar, que los resultados del estudio de Fase III con más de 20.000 participantes fue publicado en la revista Lancet y encontró que la Sputnik V era segura y tenía una eficacia de alrededor de 91% para impedir que los vacunados contrajera un cuadro grave de COVID-19. Además no registró efectos adversos graves.
La Sputnik V utiliza dos tipos de virus conocidos como adenovirus para transportar la proteína espiga al cuerpo, lo que prepara al sistema inmunológico para producir anticuerpos contra el COVID-19. La autoridad reguladora sudafricana alegó que se han planteado preocupaciones sobre la inocuidad del adenovirus tipo 5, que se usa en el segundo componente de la Sputnik V. La primera dosis de la vacuna rusa contiene el adenovirus tipo 26, que también utiliza la vacuna de Johnson & Johnson.
En diálogo con Infobae, Ricardo Teijeiro, infectólogo del Hospital Pirovano y expresidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) explicó: “Los adenovirus no pueden enfermar porque no tienen material genético activado, no existe la posibilidad de enfermar porque son virus inactivados. El adenovirus 5 se usa además en la vacuna Cansino, hemos hecho varios estudios de eficacia clínica en los que he participado, y en este momento estamos haciendo otro estudio, se usa como vector viral, y no presentó ningún riesgo”.
En cuanto a los estudios sudafricanos con pacientes con VIH, Teijeiro remarcó: “Es difícil vincular la tecnología usada hace 14 años con las vacunas de hoy. En ese tiempo la tecnología era muy distinta a la actual, como ejemplo todos sabemos que para combatir el coronavirus se lograron 4 ó 5 plataformas distintas en menos de un año”. El infectólogo agregó “nosotros ya no nos basamos unicamente en los estudios internacionales o los que llegan desde Rusia, nos fundamentamos con lo que vemos de la apliacación de Sputnik V en la Argentina sin ningún tipo de riesgo y sin inconvenientes”.
“Es necesario remarcar la necesidad en el uso de vacunas contra el coronavirus sobre todo en países como África, con baja proporción de inmunizados con el COVID-19″, apuntó el infectólogo.
El otro país que decidió suspender la aplicación de la vacuna Sputnik V fue Namibia. El ministerio de Salud de ese país indicó en un comunicado que seguirá el ejemplo de Sudáfrica, con una suspensión inmediata de las inyecciones. “El motivo de detener la vacunación es que la vacuna pueda aumentar el riesgo de contraer el VIH”, en un país en que el virus del Sida está muy presente, explicó el ministerio.
Namibia disponía de unas 30.000 dosis de Sputnik tras haber recibido una donación por parte de Serbia.
El doctor Julian Tang, virólogo de la Universidad de Leicester de Gran Bretaña, reaccionó perplejo ante la decisión. “Es una conexión extraña”, dijo, y explicó que, si bien se han planteado preocupaciones sobre el uso de un vector de virus en particular en la Sputnik V, aún queda mucho por saberse. “No es el vector lo que causó el VIH, por lo que no se le puede culpar de eso”, explicó Tang.
Actualmente, la Organización Mundial de la Salud y la Agencia Europea de Medicamentos están evaluando dar su autorización a la Sputnik V, que ya ha recibido luz verde en más de 70 países y fue aplicada en millones de personas. Hasta la fecha no se han identificado problemas de inocuidad en la vacuna rusa en los países que la aplican.
Con información de AP
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