Continúa el debate respecto al uso de los cigarrillos electrónicos. Mientras algunos estudios sugieren que ese tipo de cigarros ayudan a los fumadores a dejar el consumo de tabaco, otros argumentan lo contrario.
Entre estos últimos se ubica el reciente estudio “Population Assessment of Tobacco and Health” (Evaluación de la población sobre el tabaco y la salud), desarrollado por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas y el Centro de Productos del Tabaco de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).
Para ese estudio, que se publicó el pasado 19 de octubre en la revista JAMA Network Open, los investigadores trabajaron durante dos años sobre 13.604 fumadores entre 2013 y 2015. Los participantes respondieron encuestas sobre su uso de 12 productos de tabaco diferentes, como puros, pipas y narguile.
La investigación concluyó que aquellos que dejaron de fumar y cambiaron a otra forma de consumo de tabaco, incluidos los cigarrillos electrónicos, mostraron más probabilidades de recaer en los cigarrillos normales un año después, que las que dejaron de fumar por completo.
Entre las personas que dejaron de consumir todo tipo de tabaco, un año después el 50% se mantuvo alejado de los cigarrillos normales. En tanto, el 41,5% de los estudiados que inicialmente dejaron de fumar y luego cambiaron a otros métodos, como los cigarrillos electrónicos, fueron capaces de abstenerse de volver a los cigarrillos regulares.
El estudio reveló que esos adultos que retomaron el cigarrillo eran en su mayoría de raza blanca, con mayores ingresos y dependientes del tabaco.
“Este es el primer estudio que analiza en profundidad si el cambio a una fuente de nicotina menos dañina puede mantenerse en el tiempo sin recaer en el consumo de cigarrillos”, señaló en un comunicado de prensa el doctor John Pierce, primer autor del estudio y profesor emérito del Departamento de Medicina Familiar y Salud Pública de la Universidad de California en San Diego, de acuerdo a lo consignado por Miami Herald.
“Si el cambio a los cigarrillos electrónicos fuera una forma viable de dejar de fumar, entonces los que se cambiaron a los cigarrillos electrónicos deberían tener tasas de recaída en el consumo de cigarrillos mucho más bajas. No encontramos pruebas de ello”, agregó.
En medio del debate existente hace años, los CDC de Estados Unidos indicaron que los cigarrillos electrónicos son todavía relativamente nuevos, por lo que los científicos siguen aprendiendo sobre sus efectos a largo plazo.
Si bien en teoría contienen menos sustancias químicas nocivas que los cigarrillos tradicionales, los CDC advierten que los aerosoles de los cigarrillos electrónicos pueden transportar sustancias químicas cancerígenas y “pequeñas partículas que llegan a lo más profundo de los pulmones”. Además, contienen nicotina, que es altamente adictiva.
No obstante, la Dirección de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) autorizó la semana pasada la venta de una marca de cigarrillos electrónicos de la firma R.J. Reynolds por entender que pueden ayudar a que los fumadores abandonen el tabaquismo.
Los cigarrillos electrónicos para “vaping” se han comercializado y popularizado en Estados Unidos por más de una década sin reglamentación por parte del Gobierno. Ahora, en cumplimiento de una sentencia judicial, la FDA ha dado su aprobación tras estudiar este producto.
En contraposición con el más reciente estudio, la agencia autoriza la venta de la marca Vuse de cigarrillos electrónicos por entender que los beneficios de ese artefacto para los adultos que quieren abandonar el cigarrillo tradicional superan los riesgos de adicción entre los adolescentes.
Según la FDA, los Vuse ayudan a que los fumadores reduzcan el consumo de tabaco o incluso lo abandonen. El estudio de la FDA llega a la conclusión de que Vuse reduce la exposición a los compuestos químicos tóxicos en los cigarrillos convencionales, indicó en un comunicado el director de la agencia Mitch Zeller.
La marca Vuse ofrece cigarrillos que tienen el sabor del tabaco, a diferencia de otras muchas marcas que ofrecen sabores dulces o de frutas y que se han hecho extremadamente populares entre los menores de edad que, por ley, no pueden comprar productos de tabaco.
(Con información de Miami Herald y EFE)
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