“Podemos ir a otros lugares del sistema solar, como Saturno, pero creo que lo más importante en lo que debemos centrarnos es en el camino más rápido hacia una ciudad autosuficiente en Marte”, fueron las palabras que pronunció el multimillonario empresario Elon Musk al presentar hace dos años su nuevo cohete Starship, con el que se propone generar una revolución espacial como la que hizo el legendario Apolo que llevó el hombre a la Luna.
Fue un 28 de septiembre de 2019, pero sus palabras cobran cada vez más relevancia. Starship, que en ese momento era un sueño hoy ya realizó varios vuelos de baja altura exitosos y se propone cruzar la barrera del espacio muy pronto. Tan rápido fue el desarrollo del mismo, que el 6 de mayo último SpaceX logró hacer aterrizar su prototipo del cohete Starship en su quinto intento, lo que representó una gran victoria para la compañía espacial de Elon Musk después de que los últimos cuatro intentos terminaran en explosiones.
“Aterrizaje de la nave nominal”, tuiteó Musk. “Nominal” significa normal en el contexto de los vuelos espaciales. El cohete denominado SN15 había despegado de la base de Boca Chica, en el sur de Texas, antes de alcanzar una altitud de unos 10 kilómetros y realizar una serie de maniobras de vuelo. SpaceX se enfrentaba a una presión añadida para tener éxito con el vuelo, después de que la NASA anunciara que una versión de Starship se utilizará como módulo de aterrizaje lunar cuando la agencia espacial estadounidense vuelva a enviar a humanos a la Luna.
Con el poder de transportar hasta 100 toneladas en órbita baja alrededor de la Tierra, sus admiradores afirman que Musk está a punto de transformar la economía del negocio de los lanzamientos. “Se acabó el juego para las empresas de lanzamiento existentes. No hay ningún vehículo en la mesa de dibujo que pueda competir”, afirmó Peter Diamandis, un empresario espacial estadounidense.
La compañía espacial de Musk todavía tiene un camino por recorrer para cumplir con la promesa, incluida la obtención de la autorización reglamentaria para lanzar Starship desde su sitio de Texas y demostrar que puede llegar al espacio de manera confiable mientras devuelve las dos etapas del cohete para su reutilización, un paso esencial para reducir el costo del lanzamiento. Además, muchos expertos se preguntan si un gran cohete diseñado para colonizar otro planeta puede funcionar como un transporte para todo uso para tareas más variadas y mundanas más cerca de la Tierra.
SpaceX ha tenido durante los últimos seis meses una sorprendente serie de victorias, que incluyen un contrato de 2.900 millones de dólares otorgado por la NASA para utilizar la nave espacial para llevar a sus astronautas a la Luna en 2024. Fue decisión de la agencia espacial elegir solo un proveedor para este programa, después de indicar anteriormente que seleccionaría dos, lo que trajo la advertencia de Blue Origin. Los funcionarios de la NASA señalan que solo le han otorgado a SpaceX una única misión, dejándolos abiertos a elegir otros proveedores para futuros aterrizajes. Pero Blue Origin afirma que adaptar sus sistemas para que funcionen con Starship forzará cambios de diseño que bloquearán a la agencia en una dependencia de SpaceX a largo plazo.
El más alto
El cohete Starship de Space X se ha convertido en el más alto del mundo, con 120 metros de altura, tras el ensamblaje ocurrido en agsoto de la nave espacial de 50 metros sobre el cohete Super Heavy de 70 metros. Por primera vez, en su base de Boca Chica (Texas), SpaceX apiló el 6 de agosto el futuro lanzador, denominado Booster 4 -equipado con 29 motores Raptor-, y el prototipo SN20 de la nave espacial -que lleva otros seis Raptors-, que conforman la futura nave interplanetaria reutilizable de la compañía que dirige Elon Musk. El apilamiento es parte de la preparación para un vuelo de prueba orbital que la compañía ha planeado para el vehículo, hito que podría ocurrir en los próximos meses.
Hasta ahora, el cohete más alto de la historia era el Saturno V de las misiones Apolo, con 110,6 metros. “Debido a su tamaño y capacidad para llevar instrumentos científicos incluso al espacio profundo, Starship permitirá una clase completamente nueva de misiones científicas”, comentó Musk en su cuenta de Twitter. Starship es la nave que SpaceX pretende utilizar para llevar a los humanos más allá de la Tierra a destinos como la luna, Marte y más allá.
SpaceX realizó pruebas de motor el mes pasado en el predecesor de Booster 4, el Booster 3 con tres motors Raptor, pero ningún Super Heavy ha despegado hasta la fecha. SpaceX planea lanzar el cohete con sus 29 motores, coronado con el prototipo de nave espacial SN20, en una misión de prueba orbital sin tripulación. Poco después del lanzamiento, el Booster 4 aterrizará en el Golfo de México, a unas 32 km de la costa.
SN20 volará en un circuito alrededor de nuestro planeta y descenderá al Océano Pacífico cerca de la isla hawaiana de Kauai, unos 90 minutos después del despegue. No está claro cuándo volarán Booster 4 y SN20. Incluso si el dúo pasa por todas sus comprobaciones y pruebas previas al lanzamiento, los obstáculos logísticos aún pueden mantenerlos en tierra. La Administración Federal de Aviación de EE.UU. está realizando una revisión ambiental de las operaciones de lanzamiento de Starship.
Ciencia espacial
En el corazón de la serie de éxitos de SpaceX se encuentra el Falcon 9, que ha reducido el costo de llegar al espacio y se ha convertido en un trampolín tanto para el negocio más amplio de la compañía como para el objetivo final de Musk de llegar a Marte. “En términos de rendimiento, costo y confiabilidad, realmente es el cohete más exitoso jamás construido”, dice Diamandis. La participación de SpaceX en el mercado de lanzamiento global, excluida China, subió por encima del 50 por ciento por primera vez en la primera mitad de 2021, según BryceTech, una firma de consultoría e investigación espacial. Y aunque China lanzó casi tantos cohetes como SpaceX en ese período, la compañía estadounidense levantó casi tres veces más peso al espacio.
Las tácticas que convirtieron al Falcon 9 en el cohete más utilizado de la época ahora se están aplicando al Starship. Se hacen eco de muchas de las cosas que también explican el gran éxito de la compañía de automóviles eléctricos de Musk, Tesla. Lo más importante ha sido el éxito de Musk y la directora de operaciones de SpaceX, Gwynne Shotwell, al impulsar tecnologías disruptivas en la producción general. En el caso del Falcon 9, eso significó usar impresión 3D para sus motores, la parte más compleja del cohete, y reutilizar el propulsor principal, para futuros lanzamientos.
Para dominar nuevas técnicas como estas, SpaceX trabajó en casi todos los detalles del diseño y la creación de sus propios cohetes en lugar de depender de los proveedores, y el propio Musk actuó como ingeniero jefe en los primeros días para incitar a su equipo. SpaceX también asumió todo el riesgo de desarrollo en sí mismo, en lugar de poder recurrir a pagos garantizados de la Nasa, lo que obligó a una disciplina financiera mucho mayor. Como resultado, la agencia espacial estima que los 400 millones de dólares que SpaceX gastó para desarrollar el cohete Falcon 9 fue 10 veces menor que el costo probable de un cohete construido bajo contratos gubernamentales tradicionales.
El primer vuelo orbital de Starship, cuando llegue, seguirá repercutiendo en la industria espacial. Su gran escala cambiará la economía de llegar a la órbita, estableciendo un nuevo punto de referencia de precios contra el cual es probable que otros sean juzgados. El Falcon 9 ya ha reducido el precio para los clientes que deseen compartir un lanzamiento con otros a 5000 dólares por kilogramo, alrededor de un tercio de lo que era antes. Ese precio podría caer a 1000 dólares, y tal vez incluso tan bajo como $ 500, una vez que Starship esté completamente operativo.
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