Los científicos sospechan que un elemento clave en el desarrollo de la obesidad es que los cerebros de las personas obesas responden de manera diferente a las imágenes de alimentos deliciosos y ricos en calorías.
Los cerebros de las personas obesas parecen iluminarse al ver donas, pizza y otras bombas de calorías, incluso cuando ya no tienen hambre. Algunos estudios sugieren que esta actividad intensificada podría predisponer a las personas a comer en exceso.
Un remedio para esta sobreactivación en el cerebro podría provenir de una fuente inesperada: la oxitocina, la sustancia química del cerebro que a menudo se asocia con el amor y las relaciones sociales. Recientemente, investigadores del Imperial College de Londres y la Universidad de Kingston de Londres sugirieron que un aerosol nasal que contiene la “hormona del amor”, podría ayudarnos a perder peso. El estudio mostró que una gota en cada fosa nasal es suficiente para evitar que pensemos en la comida.
A la oxitocina se la conoce informalmente como la hormona del amor, ya que desempeña un papel importante promoviendo el altruismo, la generosidad, las interacciones sociales, el amor romántico en la pareja, el apego de las madres hacia sus bebés y la cooperación entre individuos. Pero en los últimos años, varios estudios encontraron que rociar una versión artificial de oxitocina en la nariz puede potencialmente tratar varias patologías. La última investigación sugiere ahora que la hormona también podría frenar el apetito.
En la investigación, a cuarenta voluntarios, hombres y mujeres, se les roció oxitocina en ambas fosas nasales antes de mostrarles imágenes de comida, parejas románticas o paisajes. Los investigadores midieron sus reacciones a las fotografías después de usar el aerosol de oxitocina y nuevamente después de usar un aerosol placebo.
Los resultados, que se publicaron en la revista Appetite, mostraron que las respuestas a las imágenes de los alimentos fueron mucho más lentas después del aerosol de hormonas, pero apenas cambiaron con el aerosol de placebo.
Los investigadores dijeron que “esto sugiere que nuestros cerebros están mucho menos preocupados por la necesidad de calorías cuando se toma oxitocina”. Se cree que la hormona amortigua la actividad en parte del sistema de recompensa del cerebro, llamado área tegmental ventral. Los investigadores creen que el aerosol nasal podría ser una ayuda para la pérdida de peso en el futuro.
“Estos hallazgos pueden tener implicaciones importantes para las personas con obesidad”, dijeron los científicos dijeron en un informe.
Sin embargo, la oxitocina no está exenta de riesgos. Los posibles efectos secundarios de la hormona incluyen náuseas, presión arterial baja e incluso ritmos cardíacos anormales.
Otros investigadores descubrieron que la oxitocina podría debilitar la dependencia del alcohol por parte de los alcohólicos, estableciendo paralelismos con los efectos de la hormona en la forma en que los cerebros de algunas personas obesas perciben la comida. Un estudio publicado en la revista PLOS mostró que la oxitocina reducía el deseo de beber entre las ratas dependientes del alcohol.
Entonces, ¿por qué no podemos simplemente comprar botellas de oxitocina? Por un lado, la mayoría de estos estudios han sido desarrollados en grupos reducidos. Es necesario aclarar el mecanismo detrás de los efectos de la oxitocina sobre la conducta alimentaria y el metabolismo, y debe establecerse la seguridad del uso de la hormona a largo plazo.
Incluso si todos estos estudios son exitosos, es importante recordar que existen innumerables razones -sociales, económicas, biológicas, culturales- por las que las personas se vuelven obesas, adictas a la comida o adictas a otras sustancias. Un tratamiento con oxitocina podría funcionar solo para algunos de ellos, e incluso si lo hiciera, no todas las personas obesas desean perder peso.
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