Los bomberos que trabajaron en la respuesta a la emergencia ante los atentados del World Trade Center (WTC), hace exactamente 20 años, se expusieron a tener más probabilidades de desarrollar cáncer que los que no estuvieron en el “Ground Zero”.
Investigadores del Departamento de Bomberos de la ciudad de Nueva York encontraron que aquellos socorristas que estaban en el lugar durante y después de los ataques del 11 de septiembre tenían un 13 por ciento más de probabilidades de ser diagnosticados con cáncer, especialmente cáncer de próstata y tiroides.
Además, los hombres eran aproximadamente cuatro años más jóvenes cuando se detectó la enfermedad en comparación con sus colegas que también sufrieron cáncer.
El equipo de científicos, advirtió que aunque el estudio no puede establecer la causa, sí muestra el inmenso riesgo de los socorristas mientras luchaban contra las llamas y el humo durante el ataque más mortífero llevado a cabo en suelo estadounidense.
Los investigadores señalaron que los bomberos a menudo están expuestos a toxinas y agentes carcinógenos, sustancias capaces de causar cánceres, mientras están en el trabajo.
La Zona Cero, inmediatamente después de los ataques, se convirtió en un entorno especialmente tóxico. Los hombres y mujeres presentes en la zona estuvieron expuestos a amianto, arsénico, benceno, hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) de ácido sulfúrico, una clase de sustancias químicas que se encuentran naturalmente en el carbón, el petróleo crudo y la gasolina, y bifenilos policlorados (PCB), que son sustancias químicas con altos niveles de nocividad para el ser humano. Asimismo, se sabe que todos estos minerales y productos químicos aumentan el riesgo de cáncer.
De acuerdo al estudio, publicado en la revista Occupational & Environmental Medicine de la publicación British Medical Journal (BMJ), el equipo examinó a 10.786 bomberos que trabajaron en el sitio del WTC durante y después de los ataques del 11 de septiembre de 2021.
Fueron comparados con 8.813 bomberos que no trabajaban en el sitio y que participaron en el Estudio de salud de los bomberos profesionales. El análisis concluyó en diciembre de 2016 o al momento de su muerte en aquellos rescatistas que fallecieron entre 2001 y 2016.
Los investigadores encontraron 841 casos de cáncer en 915 bomberos del WTC y 909 casos en 1.002 bomberos de otras dependencias.
Determinaron que los bomberos que trabajaban en el 11 de septiembre tenían un 13 por ciento más de probabilidades de desarrollar cáncer que los bomberos que no pertenecían al equipo que llevó adelante tareas de rescate y respuesta en la emergencia en el lugar del horror.
Los bomberos del WTC tenían las tasas más altas de todos los cánceres, incluido el cáncer de riñón, el cáncer de pulmón, el melanoma, el linfoma no Hodgkin, el cáncer de próstata y el cáncer de tiroides.
El cáncer de próstata y el cáncer de tiroides tuvieron tasas especialmente altas, 1,39 veces más altas y 2,53 veces más altas.
“Alguna proporción del exceso de riesgo de cáncer de próstata puede deberse a la exposición al World Trade Center además de los riesgos habituales de extinción de incendios, ya que algunos productos químicos, como los PCB, que se encuentran comúnmente en las obras de construcción, incluida la zona de desastre, son conocidos como endocrinos disruptores, que interfieren con el metabolismo de los andrógenos”, escribieron los autores.
“Alternativamente, las altas tasas de algunos cánceres, incluidos los cánceres de tiroides y próstata, podrían haber resultado de factores no biológicos como la inscripción en programas de detección, especialmente los programas de salud relacionados con el World Trade Center”, agregaron.
Además, los bomberos del WTC fueron diagnosticados a la edad promedio de 55,6 años, en comparación con los bomberos que no pertenecían al equipo del 9-11 y que fueron diagnosticados alrededor de los 59,4 años.
Los autores señalaron que el estudio es observacional y no pueden decir definitivamente que trabajar en Ground Zero causó los cánceres de los bomberos.
Sin embargo, “dos décadas después del 11 de septiembre, una comprensión más clara del riesgo relacionado con el World Trade Center requiere un seguimiento extendido y estudios de modelado de laboratorio o basados en animales para identificar las exposiciones en el lugar de trabajo en todos los bomberos”, concluyeron.
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