Se estima que en la Argentina 136 mil personas viven con VIH, aunque un 17% de ellas lo desconoce, según datos del Ministerio de Salud.
En el mundo, la cifra es impactante: 37,7 millones, 1,5 millones contrajeron la infección el año pasado, de acuerdo a ONUSIDA. En este contexto, se lleva adelante el XVIII Simposio Científico de Fundación Huésped, del 30 de agosto al 3 de septiembre, para abordar con los expertos más renombrados de la región y a nivel global y en diferentes sesiones, los diferentes desafíos que representa esta enfermedad que muchos de ellos no dudan en denominarla la “otra pandemia” que no hay que descuidar, al mismo tiempo que se presentaron las novedades y repasaron las realidades en cuanto a prevención, tratamiento, cura y efecto del COVID-19 en el VIH sida.
En el marco de la tercera sesión de la jornada científica, Gustavo Lopardo, médico infectólogo de la Fundación del Centro de Estudios Infectológicos (FUNCEI), del Hospital Municipal Dr. Bernardo Houssay de Vicente López y profesor de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, abrió y coordinó la sesión: “Es interesante hacer una comparación entre el VIH y el SARS-CoV-2, virus responsable de causar la enfermedad por COVID-19, ya que hace apenas 20 meses el mundo comenzaba a verse impactado por una nueva afección y a lo largo de este tiempo han habido en algunos campos grandes logros y en otros no tanto”.
“En lo que respecta a la fisiopatología conocemos algunos aspectos pero pocos: sabemos que al principio tiene impacto en la replicación del SARS, más adelante la respuesta inmunológica del huésped llamada tormenta de citoquinas, pero hay una gran cantidad de aspectos en este sentido que aún no conocemos en profundidad. En términos de tratamientos, también han sido escasos los avances: sabemos que la dexametasona tiene un impacto en la muerte, al igual que el uso de remdesivir y el tocilizumab, 3 drogas que ya existían previamente; y algunas estrategias de inmunización pasiva para ciertos nichos de pacientes como anticuerpos monoclonales, plasma de convaleciente y suero equino hiperinmune; estrategias limitadas”, explicó.
Según Lopardo, el COVID-19 nos sorprendió con el rápido desarrollo de vacunas que hasta el momento demuestran ser seguras, eficaces y también efectivas. El virus SARS-CoV-2 ya produjo más de 200 millones de enfermos y más de 4 millones de fallecidos. Ahora bien, cuando lo comparamos con el VIH, enfermedad cuyas primeras descripciones tienen poco más de cuarenta años, vemos que se ha avanzado en el comienzo sobre la fisiopatología de esta enfermedad del VIH, es muy compleja por su dificultosa interacción con el sistema inmunológico.
Para referirse a esta laberíntica relación, expuso Peter Hunt, profesor de Medicina en la División de Medicina Experimental de la Universidad de California San Francisco (UCSF). Codirector del Centro de Investigación sobre el Sida de la UCSF-Bay Area para la Ciencia Básica y Traslacional. El experto desglosó el dilema que esconden los controladores de élite, el subconjunto pequeño de personas que viven con el VIH que pueden mantener cargas virales reducidas por años, sin medicamentos antirretrovirales (ARV), pacientes que representan menos del 1% del total de los infectados por VIH a nivel global y su ponencia giró en torno de si es prescindible en estos casos que sigan un tratamiento o no. “Dado que el VIH se sigue replicando aun en controladores de élite, se recomienda el tratamiento antirretroviral para aquellas personas cuyos recuentos de células CD4 disminuyen o que tienen otras complicaciones relacionadas con el VIH”, expresó.
Cura y cura funcional
¿Fantasía o realidad? Isabel Casetti, directora médica de Helios Salud, Centro de Atención Ambulatoria del SIDA, en Buenos Aires, coordinadora Médica de FUNCEI (Fundación Centro de Enfermedades Infecciosas), miembro del Comité Asesor del Programa Nacional de Sida, Ministerio de Salud de Argentina y jefa del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Trinidad de San Isidro Buenos Aires, abrió la discusión en relación a qué situación estamos hoy, las poblaciones especiales y en torno a algunas estrategias de cura.
“¿Necesitamos una cura? Quienes estuvimos por mucho tiempo trabajando con este tema sabemos que el tratamiento antirretroviral se ha ido modificando con el paso de los años y hoy contamos con terapéuticas que son altamente efectivas, muy eficaces, con pocas discontinuaciones, lo que ha llevado a la disminución de la morbi-mortalidad y la transmisión de la comunidad y hoy tenemos distintos compuestos que podemos dar una vez por día. Los progresos en este punto han sido enormes, pero no suficientes para lograr la curva, ya que el tratamiento por sí solo no produce la cura”, precisó Casetti.
Es que según los últimos datos de ONUSIDA de julio de 2021, 37.7 millones de personas viven con VIH, cifra que incluye a los más de 10.2 millones que no están bajo tratamiento, 1.5 millones de nuevos infectados se registraron durante 2020 y 680 mil muertes relacionadas con el VIH-SIDA. El organismo proyecta que para el 2025 se pueda lograr el objetivo 95-95-95, es decir 95% de la población testeada, 95% tratadas y 95% de quienes están en tratamiento con carga viral indetectable.
De acuerdo a Isabel Casetti, a la hora de pensar en llegar a la cura, cabe resaltar que algunos problemas clínicos persisten; puede aparecer cierta toxicidad con los tratamientos; se requiere de una adherencia regular; hay dificultades de acceso, existen los problemas de costos de los programas sustentables en el tiempo, persiste el estigma y la discriminación y hay que escuchar qué dicen las personas que viven con VIH.
“Existen casos de personas que llevan varios años con la carga viral suprimida, con lo cual estos pacientes están, lo que quiere decir que la cura quizás pueda ser muy posible, e incluso contamos con una paciente ‘esperanza’ de la Argentina, estudiada por Natalia Laufer y Gabriela Tur, nacida en un pueblo llamado Esperanza, controladora de élite, infectada en el año 2015, con la carga viral suprimida, y estudiada muy en profundidad, en dónde no se encontró virus capaz de replicarse en ningún lado, con las últimas técnicas y más sofisticadas que se puedan imaginar”, advirtió la infectóloga directora médica de Helios Salud.
“El principal obstáculo para llegar a la cura del VIH son las células que permanecen en los reservorios virales. Cuándo se comienza precozmente el tratamiento achicamos y bajamos el tamaño de esos reservorios, luego bajamos la carga viral no detectable y cuando suspendemos el tratamiento la carga viral sube”, expresó Casetti.
Entre las principales conclusiones que compartió la infectóloga, detalló: “existen poblaciones especiales que es necesario considerar; la completa erradicación de los virus con capacidad de replicarse puede no ser necesaria para la remisión a largo plazo; identificar marcadores que puedan predecir el rebote viral es importante; existen varias estrategias de cura: quizás lo más promisorio sea la combinación de ellas y la cura es posible, solo es cuestión de tiempo y es necesario mantener siempre la cautela sin perder el optimismo”.
Consultada por Infobae, la directora médica de Helios Salud amplió: “La pregunta que surge es si necesitamos una cura, ya que todos conocemos el hecho que la infección por VIH se ha transformado en crónica, en la que el tratamiento antrirretroviral ha cambiado la historia, al ser altamente eficaz, ha disminuido la mortalidad, bajó la morbilidad, y también ha tenido la ventaja de disminuir la transmisión a la comunidad”.
“Con el transcurso de los años, hemos avanzando en términos de eficacia, seguridad y facilidad de la administración de la terapéutica. Hoy, estamos dando un comprimido o dos por día, cuando hace muchos años se daban 15 pastillas por día. Se ha progresado mucho. Uno se pregunta entonces, y si se compara con otras afecciones como la diabetes, en donde pacientes que requieren insulina siguen requiriendola, podemos analizar que los progresos han sido muchos”, evaluó.
Es importante recalcar a los pacientes que viven con VIH que no se puede suspender el tratamiento
“A pesar del progreso visible, se necesita una cura, ya que algunos problemas clínicos persisten, y las comorbilidades asociadas han disminuido pero no han desaparecido por completo. Son tratables, pero están. A pesar de los avances, puede persistir también algo de toxicidad en las drogas. Tercero, se requiere de una adherencia que sea constante, es decir que el paciente tome la medicación todos los días. Y teniendo una mirada global, existen en algunos países dificultad a la hora del acceso a la medicación, sin tener en cuenta el impacto de la pandemia por COVID-19 en este área”, advirtió Casetti a Infobae.
De acuerdo a la reconocida infectóloga, queda mucho por trabajar en cuanto al estigma y la discriminación. Es poco lo que se avanzó en este sentido y tenemos esperanza que se pueda trabajar más este aspecto. “Es importante y tener presente lo que dicen y quieren las personas que viven con VIH y estamos alineados con el objetivo común: contar con una cura”, opinó.
“En la búsqueda de la cura tenemos que transitar un camino que no es sencillo: una vía que requiere de conocimientos, de la ciencia, de soporte económico para hacer los estudios, etc. Tenemos que transitar un trayecto que no es sencillo, pero que se puede lograr y es cuestión de tiempo. ¿Qué aprendimos en este tiempo? Qué existen poblaciones especiales a las que llamamos controladores de élite y post tratamiento, que representan menos del 1% de la población mundial con VIH, y son personas que naturalmente controlan la enfermedad, desde el momento en que se infectan tienen cargas virales no detectables, por muchos años y sus defensas están bien”, especificó.
Vacuna: ¿sueño lejano?
Brenda Crabtree, investigadora Titular en la Clínica de VIH del Departamento de Infectología del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) de México, profesora de Curso de Alta especialidad del Diplomado en VIH/SIDA en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), presidenta local de la Conferencia Mundial Científica sobre VIH/SIDA y designada como parte del comité científico para ser líder del track B (clínico) de la Conferencia mundial sobre SIDA en Montreal en 2022 se refirió al aspecto de la vacuna contra el VIH. Según la experta, “después de 20 años de investigación en VIH, hay solo 7 ensayos de eficacia y ninguna vacuna aprobada hasta el momento”.
“Hacen falta herramientas más efectivas que puedan poner fin a la pandemia del VIH, por eso necesitamos una vacuna preventiva”, resumió. De acuerdo a Crabtree, “crear una vacuna para el VIH es lograr la aceptabilidad y el acceso para la población y generar programas de administración previos al inicio de la vida sexual”.
En su exposición, al igual que lo hizo el doctor Gustavo Lopardo en la introducción, comparó al virus SARS-CoV-2 con el VIH. “La mayoría de las personas con infección por SARS-CoV-2 desarrollan anticuerpos neutralizantes, mientras que los anticuerpos neutralizantes que se desarrollan después de mucho tiempo y solo en algunas personas, en grupos específicos muy pequeños de personas que viven con VIH. En el COVID-19 se requieren muy pocas mutaciones o lugares o sitios de acción mientras que en el VIH se necesitan muchos complementos para poder lograr una estimulación inmunogénica deseada”.
SEGUIR LEYENDO: