La científica española que dialoga con las galaxias

La astrofísica María Teresa Antoja, en diálogo con Infobae, revela por qué su trabajo es ser una arqueóloga del espacio y qué es lo que podemos esperar del estudio de la Vía Láctea para los próximos años

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María Teresa Antoja, astrofísica española
María Teresa Antoja, astrofísica española

Para María Teresa Antoja, astrofísica e investigadora, la cuestión es saber cómo se mueven las galaxias. Tanto ella como otros especialistas intentan confirmar si las alteraciones en las órbitas de miles de estrellas de la Vía Láctea se deben a una sacudida causada por el acercamiento de otra galaxia. Muchos de los astrónomos y físicos del mundo se ven seducidos por la vida que parece haber en la armonía de la estática inmutable que, en verdad, resulta ser como una agitada coreografía.

Antoja nació hace 40 años en Barcelona. Es astrofísica, investigadora Ramón y Cajal en el Instituto de Ciencias del Cosmos de la Universidad de su ciudad. Hizo un postdoctorado en el Instituto de Astronomía de la Universidad de Groningen (Holanda) y otro en la Agencia Espacial Europea (ESA). Obtuvo la Beca Marie Curie en 2020.

Tras doctorarse ha trabajado en centros de excelencia como el Kapteyn Astronomical Institute de la Universidad de Groningen y en la propia ESA. Ha sido investigadora principal en proyectos de esta entidad. Actualmente lidera la investigación en dinámica galáctica con datos de la misión Gaia, la sonda espacial lanzada en 2013 por la Agencia Espacial Europea. Es autora principal del primer artículo con datos de Gaia publicado en la revista Nature y también uno de los cuatro artículos de verificación científica del catálogo de Gaia más reciente.

“Suponemos que ha sido Sagitario hace 500 millones de años”, es lo que cuenta en referencia a la posible causa de los movimientos orbitales. “Debe ser la flecha o el espíritu viajero del signo del zodíaco”, bromea. Esa hipótesis aún no ha sido demostrada.

El siguiente es el diálogo telefónico que la astrofísica española mantuvo con Infobae:

"Los investigadores hemos estado estudiando el movimiento y la posición de estrellas que están en el extremo de la Vía Láctea, donde nunca antes se había medido"
"Los investigadores hemos estado estudiando el movimiento y la posición de estrellas que están en el extremo de la Vía Láctea, donde nunca antes se había medido"

-¿Cómo nace la misión Gaia?

- Esta sonda espacial fue lanzada en 2013, ha estado proporcionando información diaria desde una distancia de un millón y medio de kilómetros detrás de la Tierra, en dirección contraria al Sol. En ese punto, localizado en dirección diametralmente opuesta al centro de la Vía Láctea y que los científicos bautizamos como “anticentro” de la galaxia, el campo visual está más despejado porque hay menos polvo cósmico que en el centro. Desde allí, con este proyecto, los investigadores hemos estado estudiando el movimiento y la posición de estrellas que están muy lejos, en el extremo de la Vía Láctea, donde nunca antes se había medido. Los datos obtenidos han permitido ver los vestigios del disco de la galaxia de 10.000 millones de años de antigüedad y determinar que antes tenía unas dimensiones menores.

-¿Cómo es que la Vía Láctea está devorándose a otras dos?

- El disco antes era más pequeño de lo que es ahora, ha ido creciendo con el tiempo. Normalmente las galaxias aumentan su tamaño porque han absorbido otras. En este proceso, las estrellas no se apagan, sino que se entremezclan y se mueven de la misma manera formando algo parecido a chorros. Son las trazas dejadas por este fenómeno, que también se han observado en ocasión de la presentación del último informe del proyecto que hicimos a fin del año pasado.

-Es como hacer arqueología en el espacio.

-Es exactamente eso. Es un proceso comparable al que se realiza en el trabajo con fósiles. Si conocemos cómo se ha ido produciendo el movimiento de las estrellas, es posible ir hacia atrás y adelante para entender cómo fueron los mecanismos de evolución. Desde que el telescopio espacial Gaia fue lanzado en 2013 ha estado enviando información diaria desde una distancia de un millón y medio de kilómetros detrás de la Tierra. En ese punto, y gracias al movimiento de las estrellas y su interacción, hemos descubierto que nuestro “disco”, como dibujan habitualmente los astrónomos nuestra galaxia, está absorbiendo por un extremo una pequeña vecina llamada Sagitario y, por el otro, a un conjunto formado por otras dos más pequeñas, las Nubes de Magallanes. Lo más probable es que éstas acaben absorbidas por la Vía Láctea dentro de billones de años, aunque todo depende de la cantidad de materia que tenga la galaxia. Esta información se desconoce, porque no sabemos cuánta materia oscura alberga

-¿Por qué se juntan y no una anula a la otra?

-No hablamos de destrucción, sino de ensamblaje de una galaxia con la otra. Sí, es verdad hemos descubierto el choque de la Vía Láctea con otras vecinas porque quedan trazos en las estrellas de esas colisiones. En 2016 se dio a conocer el primer catálogo de datos de Gaia, pero fue gracias al segundo, de dos años después con 1.700 millones de fuentes, que determinamos que nuestra Vía Láctea se fusionó con otra galaxia hace diez mil millones de años.

-¿Cual fue el aporte mayor de la tercera tanda de información relevada?

-Haber identificado 1.800 millones de cuerpos celestes de nuestra Galaxia que nunca antes habían sido observados con tanta precisión. Aunque representan solo un 1% de las estrellas de la galaxia, es un censo bastante completo. También nos ha permitido medir la aceleración del Sistema Solar. Para lograrlo, se han empleado los movimientos observados de galaxias extremadamente distantes y se ha determinado que la velocidad del sistema solar cambia a 0,23 nm/s. Debido a esta minúscula aceleración, su trayectoria se desvía cada segundo el diámetro de un átomo, lo que en un año equivale a unos 115 kilómetros.

-¿En qué se trabaja ahora?

-La próxima divulgación de datos está prevista para 2022, y el telescopio espacial Gaia seguirá enviando información hasta 2025, cuando se prevé el final de esta misión. Tenemos en la mira a Andrómeda, una galaxia cercana más grande que la nuestra, que se prevé que a largo plazo, en billones de años, acabe absorbiendo la Vía Láctea. Queremos saber, por ejemplo, si el Sol fue una de las estrellas que sufrió alteraciones en su órbita o si este acercamiento es el responsable de la formación de los brazos espirales de la Vía Láctea.

"Se nota el cambio en el mundo académico donde ahora hay hombres y mujeres científicos en cantidades parejas"
"Se nota el cambio en el mundo académico donde ahora hay hombres y mujeres científicos en cantidades parejas"

-En sus trabajos siempre emergen espacios para algo lúdico o para involucrar a los niños en el interés por el universo. ¿Por qué?

- De niña fui curiosa del universo. Me desvelaba en las noches de verano o en el campamento con amigos bajo las estrellas. Podía quedarme horas mirando sus formas y movimientos. No era la única. Muchos amigos hacían lo mismo. No todos nosotros tuvimos la suficiente curiosidad como para volcarnos a esta disciplina Quiero contagiar el entusiasmo por el conocimiento, por saber de dónde venimos y a dónde vamos, por dejarnos llevar por el infinito sin temor a hacerle cosquillas. Para que eso suceda es esencial que aparezcan profesionales reales que les muestren caminos, que les den ejemplo de lo que pueden hacer. Lo mismo pienso en términos de género. Mis compañeros de Gaia me comentaban hace unas semanas que se nota el cambio en el mundo académico donde ahora hay hombres y mujeres científicos en cantidades parejas y que se multiplicaba por siete el número de niñas que optaban por cursar una licenciatura científica o técnica. No siempre fue así. Pero es responsabilidad de los que estamos en el campo, haciendo ciencia, mostrarnos como el camino posible.

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