¿Promover o no una nueva dosis? Esa es la cuestión a la que se enfrentan los países que pudieron vacunar a gran parte de su población adulta. Ante el aumento vertiginoso del número de infecciones causadas por la variante Delta, altamente contagiosa, y los indicios de que la inmunidad desencadenada por las vacunas COVID-19 podría menguar con el tiempo, algunos países están considerando la posibilidad de administrar dosis adicionales a aquellos que han sido completamente vacunados. Alemania, Israel y Estados Unidos han anunciado planes para programas de refuerzo y una lista cada vez mayor de países, incluidos los Emiratos Árabes Unidos, China y Rusia, ya han comenzado a administrar dosis adicionales.
Pero muchas voces científicas dicen que, pensar en los reforzadores de la vacuna COVID-19, en este momento es prematuro. “Es posible que no sean necesarios para la mayoría de las personas y podrían desviar las dosis muy necesarias de los demás”, sugiere Tina Schmidt, especialista del Departamento de Trasplante e Inmunología de la Universidad Saarland, Alemania, quien acaba de publicar, junto a su equipo de trabajo, un estudio aún no revisado por pares que se centran entre los posibles resultados en ambos escenarios: no apostar a tercera dosis y vacunar a más personas, o avanzar con un refuerzo.
El 4 de agosto, la Organización Mundial de la Salud pidió una moratoria sobre los refuerzos hasta al menos finales de septiembre. Voces se alzan en concordancia con este criterio. “Malgastar recursos en refuerzos para aquellos que ya están protegidos contra enfermedades graves no tiene mucho sentido”, argumenta Laith Jamal Abu-Raddad, epidemiólogo de enfermedades infecciosas en Weill Cornell Medicine de Qatar en Doha. “Más adelante, probablemente, tendríamos que pensar en ello. Pero en realidad, no tenemos argumentos sólidos para ello en este momento”.
Los datos sobre si es posible que se necesiten refuerzos y cuándo son rumores que han tomado los medios científicos cada vez de manera más formal. Pero es probable que sigan existiendo brechas clave durante algún tiempo más hasta que las decisiones sean unánimes. “Como resultado de esto -explica Schmidt-, las personas pueden comenzar a recibir refuerzos que no tienen ningún beneficio real. Mientras tanto, no se sabe lo suficiente sobre los grupos que realmente podrían necesitar dosis adicionales, como las personas mayores y aquellas con sistemas inmunológicos comprometidos. Y, a medida que la variante Delta surge en muchos países, es posible que las autoridades sanitarias no puedan darse el lujo de esperar respuestas definitivas”. “Es una decisión difícil y es casi seguro que tendrá que hacerse con evidencia incompleta”, dice Robert Aldridge, epidemiólogo de enfermedades infecciosas en el University College London.
¿Cuánto tiempo dura la inmunidad después de la vacunación COVID-19? Es algo que a todos les gustaría saber, pero es una pregunta que actualmente no se puede responder con certeza. Existe alguna evidencia de que la inmunidad disminuye, especialmente contra la variante Delta. Los investigadores han descubierto que una sola dosis de la vacuna Oxford-AstraZeneca o Pfizer-BioNTech tiene solo un 30% de efectividad contra Delta, aunque dos dosis son más efectivas: 88% para Pfizer y 67% para AstraZeneca.
Un preimpreso de investigadores israelíes ha informado que el riesgo de infección es significativamente mayor entre las personas que fueron vacunadas antes que entre las vacunadas más tarde (solo con la vacuna Pfizer), lo que sugiere una “posible disminución relativa en la protección a largo plazo de la vacuna BNT162b2 [Pfizer] contra la variante delta del SARS-CoV-2“. El equipo israelí no analizó el efecto del momento de la vacunación sobre la incidencia de infecciones sintomáticas, enfermedades graves o ingresos hospitalarios.
Pero existe la opinión de que las dosis de refuerzo no deben tener prioridad sobre la vacunación primaria. En junio, investigadores del equipo de vacunas de la Universidad de Oxford que desarrollaron la vacuna AstraZeneca dijeron que aunque una tercera dosis de su vacuna puede proporcionar un fuerte impulso a la respuesta inmune, no había indicios de que se necesitara un refuerzo y enfatizaron que la “prioridad urgente” debe ser para asegurar que las personas de todo el mundo reciban su primera dosis.
A pesar de que se administran casi 35 millones de dosis de vacunas COVID-19 todos los días, solo el 1,4% de las personas en los países de bajos ingresos ha recibido al menos una dosis. Poco menos de un tercio de la población mundial ha recibido al menos una dosis, y solo una cuarta parte ha recibido dos.
La OMS ha pedido una moratoria sobre los refuerzos hasta al menos finales de septiembre, para permitir que se vacune un mínimo del 10% de la población de cada país. El director general del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo en un discurso el 4 de agosto: “Entiendo la preocupación de todos los gobiernos por proteger a su gente de la variante Delta. Pero no podemos aceptar que los países que ya han utilizado la mayor parte del suministro mundial de vacunas utilicen aún más, mientras que las personas más vulnerables del mundo permanecen desprotegidas“.
Las respuestas a las preguntas más importantes
¿Cómo funcionan las dosis de refuerzo?
La vacunación produce un aumento inicial en la cantidad de células inmunitarias que producen anticuerpos y otras moléculas, que luego descienden lentamente. Esto deja un pequeño grupo de células B y T de “memoria” de larga duración que patrullan el cuerpo en busca de futuras infecciones por ese patógeno.
“Un refuerzo hace varias cosas con estas células”, dice Ali Ellebedy, inmunólogo de células B de la Universidad de Washington en St. Louis, Missouri. Hace que las células B productoras de anticuerpos se multipliquen, elevando los niveles de anticuerpos contra el patógeno una vez más. Con el tiempo, su número disminuirá nuevamente, pero el conjunto de células B de memoria que quedaron será más grande que antes, lo que conducirá a una respuesta más rápida y fuerte a exposiciones posteriores. Los refuerzos también promueven un proceso llamado maduración por afinidad, en el que las células B “comprometidas”, aquellas que han sido activadas por la vacuna, viajan a los ganglios linfáticos. Aquí, obtienen mutaciones, lo que hace que los anticuerpos que producen se unan a los patógenos con más fuerza, aumentando potencialmente su potencia.
“La cantidad de células B de memoria y los niveles de anticuerpos finalmente se estabilizarán con el refuerzo repetido (o reinfección), pero es poco probable que se hayan alcanzado tales niveles en personas que han tenido el régimen recomendado de la vacuna COVID-19 o una infección previa”, destaca Ellebedy. Para Rafi Ahmed, inmunólogo de la Universidad Emory en Atlanta, Georgia, “una vacuna de refuerzo debería provocar respuestas inmunitarias más fuertes”.
¿Puede una dosis adicional perjudicar a una persona sana y totalmente vacunada?
No está claro. El doctor Paul Offit, director del Centro de Educación sobre Vacunas del Hospital Infantil de Philadelphia y asesor de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y de la FDA, dijo que un refuerzo es seguro y puede llegar a ser importante; pero “simplemente no es donde debemos centrarnos en este país en este momento”. La mejor defensa contra Delta y otras variantes, aseguró, es vacunar primero a tantas personas como sea posible.
Otros, sin embargo, opinaron que la investigación disponible indicaba que la precaución está justificada. Durante una sesión informativa para los medios de comunicación, recogida por Reuters, Jay Butler, subdirector de enfermedades infecciosas de los CDC, dijo que la agencia estaba “muy interesada en saber si una tercera dosis puede estar asociada a un mayor riesgo de reacciones adversas, en particular a algunos de los efectos secundarios más graves, aunque raros”.
Para el doctor Sadiya Khan, epidemiólogo y cardiólogo de la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern, “tomar cualquier medicamento tiene riesgos y que agregar una dosis adicional de la vacuna podría causar efectos secundarios innecesarios”. “Lo que necesitamos son datos”, subrayó en diálogo con Los Angeles Times. “No hubo discusión sobre los posibles efectos secundarios de una tercera dosis”.
Los CDC no respondieron esta semana a las preguntas sobre su posición ante posibles riesgos. Se han notificado casos de coágulos sanguíneos y reacciones alérgicas tras la administración regular. Khan, de Northwestern, dijo que también le preocupan los informes de miocarditis, inflamación del corazón, que es más común después de la segunda inyección. Señaló que no está claro que el beneficio de recibir un refuerzo supere al riesgo para las personas jóvenes y sanas.
¿Limitaría un refuerzo la capacidad de una persona vacunada para propagar el virus?
El doctor William Moss, profesor de epidemiología de la Facultad de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, explicó que la protección inmunitaria que confieren las vacunas opera a lo largo de un espectro, desde la limitación severa de la replicación inicial del virus hasta la prevención de la diseminación y replicación generalizada del virus en nuestro organismo.
“Las dosis de refuerzo, al aumentar los niveles de anticuerpos y potenciar otros componentes de nuestra respuesta inmunitaria, hacen más probable que se impida rápidamente la replicación del virus”, expuso Moss. “Esto hace entonces que sea menos probable que un individuo vacunado pueda transmitir el virus”. El experto también afirmó que hay beneficios potenciales en las combinaciones de vacunas como las que se están administrando en San Francisco y en algunos países europeos.
¿Qué países están planeando inyecciones de refuerzo?
Muchos países de ingresos altos y medianos han estado discutiendo las dosis de refuerzo (una tercera dosis, en la mayoría de los casos) como una forma de garantizar que las personas permanezcan protegidas contra las nuevas variantes del SARS-CoV-2 a medida que se acercan los meses de invierno. El 18 de agosto se habían administrado más de nueve millones de dosis de refuerzo en todo el mundo.
Según la revista científica The BMJ, en Israel, más de un millón de personas han recibido una tercera dosis de la vacuna Pfizer después de que el gobierno comenzara su campaña de refuerzo dirigida a mayores de 50 años.
Turquía comenzó a administrar dosis de refuerzo en julio a los trabajadores de la salud y a las personas mayores de 50 años. El país, que usa las vacunas Sinovac y Pfizer, ahora también permite que las personas que recibieron la vacuna Sinovac reciban la vacuna Pfizer también para que puedan viajar a países que no reconocen la vacuna china.
Una iniciativa similar se está implementando en Uruguay, donde a los ciudadanos que recibieron la vacuna Sinovac se les ofrece una dosis de la vacuna Pfizer para estimular su respuesta inmune. Y en Camboya y Tailandia, la vacuna AstraZeneca se ofrece como refuerzo a las personas que recibieron la vacuna Sinovac o Sinopharm.
Por su parte, la ministra de Salud argentina, Carla Vizzotti, aseguró el pasado miércoles que “todavía no es el momento de pensar en terceras dosis en nuestro país” debido a que la situación es diferente a la de los países que actualmente tomaron esa decisión. En una entrevista con Luis Novaresio, la funcionaria explicó que los países que están aplicando terceras dosis deben hacerlo porque “tuvieron el intervalo mínimo (entre las dos primeras) y ahora están con un aumento del número de casos”. En cambio, en Argentina se priorizó la primera dosis y se difirió a tres meses el intervalo. “Entonces estamos con la segunda dosis y una situación de descenso sostenido”, indicó.
Se espera que EEUU implemente vacunas de refuerzo para la mayoría de los adultos a partir del 20 de septiembre, y se recomienda administrar la tercera dosis ocho meses después de la segunda. Los trabajadores de la salud, los residentes de hogares de ancianos y los adultos mayores que recibieron las vacunas desde el principio serán priorizados para el refuerzo.
Sin embargo, hasta ahora, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EEUU (FDA, por sus silgas en inglés) ha enmendado las autorizaciones de uso de emergencia solo para las vacunas Pfizer y Moderna, para permitir que se administre una tercera dosis de refuerzo a ciertas personas inmunodeprimidas, incluidos los receptores de trasplantes de órganos y los que tienen condiciones diagnosticadas que se considera que tienen un nivel equivalente de inmunodepresión. La FDA está llevando a cabo una revisión de seguridad y eficacia de la dosis de refuerzo en otros miembros de la población adulta, mientras que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus silgas en inglés) están llevando a cabo una revisión de la evidencia.
En el Reino Unido, el sistema de salud se ha estado preparando para implementar una dosis de refuerzo en septiembre para los pacientes considerados en riesgo de enfermedad grave. Sin embargo, el periódico Times ha informado que el Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización del Reino Unido está esperando más datos antes de tomar una decisión final sobre si recomendar un programa de refuerzo.
Francia y Alemania también planean lanzar la tercera dosis de la vacuna en septiembre para las personas mayores y vulnerables, incluidas las personas inmunodeprimidas y los residentes de hogares de ancianos. Ecuador planea implementar dosis de refuerzo de las vacunas Pfizer, AstraZeneca y Sinovac para personas con sistemas inmunológicos debilitados. Su ministerio de salud ha dicho que llevará a cabo una investigación para determinar si la población en general también debería recibir una tercera dosis.
¿Recibirán las personas la misma marca de vacuna para su refuerzo?
Esto varía. Uruguay, Camboya y Tailandia están mezclando vacunas, mientras que EEUU ha decidido no mezclar marcas. Las personas que recibieron dos dosis de las vacunas Pfizer o Moderna en el país norteamericano recibirán una tercera dosis de la misma vacuna. Sin embargo, a las personas que recibieron la vacuna Johnson & Johnson de una dosis no se les ofrecerá una segunda dosis todavía, ya que los funcionarios están esperando los resultados de eficacia de la compañía farmacéutica.
En Irlanda, las marcas de vacunas se mezclarán, con personas que recibieron una sola dosis de la vacuna AstraZeneca pero que no optaron por tener una segunda dosis y actualmente se les ofrece una dosis de la vacuna Pfizer o Moderna. Es probable que se permita la mezcla de vacunas cuando se lancen las dosis de refuerzo en octubre.
¿Podríamos necesitar vacunas anuales contra el COVID-19?
“Sin duda, esta es una posibilidad”, dijo Anthony Harnden, miembro del Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización en diálogo con The BMJ en marzo. “Sospecho que es probable que necesitemos un impulso anual durante un tiempo. Depende simplemente de la duración de la protección. El virus muta, pero probablemente no mute tanto ni tan rápido como el virus de la influenza, por lo que es muy difícil predecir si será una vacuna anual o durante cuántos años“.
Infografías: Marcelo Regalado
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