Los científicos ya detectaron que fármacos como la dexametasona, que se usaba para tratar la artritis, los trastornos de la piel, las alergias severas, y el asma, también resultaron eficaces y seguros para combatir la infección por el coronavirus en casos graves. Sin embargo, aún las terapias para los que se infectan siguen siendo escasas. Un nuevo e innovador estudio de la Universidad de Michigan, en los Estados Unidos, reveló que varios fármacos que ya se utilizan para otros fines, incluido un suplemento dietético, pueden bloquear o reducir la infección del coronavirus en las células.
El estudio, publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. utiliza el análisis de imágenes basado en inteligencia artificial de líneas celulares humanas durante la infección con el coronavirus. Las células se trataron con más de 1.400 fármacos y compuestos individuales aprobados por la agencia regulatoria de medicamentos FDA, antes o después de la infección viral, y se analizaron, dando como resultado 17 posibles resultados.
Diez de esos resultados fueron reconocidos recientemente, y siete fueron identificados en estudios anteriores de reutilización de fármacos, incluido el remdesivir, que es una de las pocas terapias aprobadas por la FDA para el COVID-19 en pacientes hospitalizados.
“Tradicionalmente, el proceso de desarrollo de fármacos dura una década, y nosotros no tenemos una década”, afirmó el doctor Jonathan Sexton, profesor adjunto de Medicina Interna en la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan y uno de los autores principales del artículo. “Las terapias que descubrimos están bien posicionadas para los ensayos clínicos de fase 2 porque su seguridad ya ha sido establecida”.
El equipo validó los 17 compuestos candidatos en varios tipos de células, incluidas células pulmonares humanas derivadas de células madre, en un esfuerzo por imitar la infección del tracto respiratorio por el coronavirus. Nueve mostraron actividad antiviral a dosis razonables, entre ellas la lactoferrina, una proteína que se encuentra en la leche materna humana y que también se puede adquirir sin receta médica como suplemento dietético derivado de la leche de vaca en los Estados Unidos.
“Descubrimos que la lactoferrina tenía una eficacia notable para prevenir la infección, y que funcionaba mejor que cualquier otra cosa que observáramos”, señaló Sexton en un comunicado de prensa de la universidad. Añadió que los primeros datos sugieren que esta eficacia se extiende incluso a las nuevas variantes del coronavirus, incluida la variante Delta, altamente transmisible.
El equipo pondrá en marcha en breve ensayos clínicos del compuesto para examinar su capacidad de reducir la carga viral y la inflamación en pacientes con infección por COVID-19. Los ensayos se suman a la lista de estudios en curso sobre prometedores fármacos reutilizados.
Sexton recordó que, a lo largo de la pandemia, otros estudios de reutilización de fármacos han identificado diferentes compuestos con eficacia potencial contra el SARS-CoV2. “Los resultados parecen depender del sistema celular que se utilice”, dijo. “Pero está surgiendo un consenso en torno a un subconjunto de fármacos y esos son los que tienen la máxima prioridad para la traslación clínica. Esperamos que la mayoría de ellos no funcionen en seres humanos, pero prevemos que algunos sí lo harán”.
El estudio también contribuyó a descartar otros fármacos. Porque identificó una clase de compuestos denominados inhibidores de la MEK, que ya son indicados para tratar el cáncer, que empeorarían la infección por el coronavirus.
“Las personas que se someten a quimioterapia están en riesgo debido a la disminución de la respuesta inmunitaria. Tenemos que investigar si algunos de estos fármacos empeoran la progresión de la enfermedad”, dijo Sexton. El siguiente paso, adelantó, será utilizar las historias médicas electrónicas para ver si los pacientes que toman estos fármacos tienen peores resultados si se infectaron el coronavirus.
“La readaptación de las intervenciones terapéuticas existentes en el ámbito clínico tiene muchas ventajas que se traducen en un tiempo significativamente menor desde el descubrimiento hasta el uso clínico, incluidos los perfiles de seguridad documentados, la reducción de la carga reglamentaria y el ahorro sustancial de costes”, dijo George A. Mashour, codirector de MICHR y fundador/patrocinador ejecutivo del centro donde se hizo el estudio en la Universidad de Michigan.
La búsqueda de más tratamientos para tratar el COVID-19
Ya 4,4 millones de personas con COVID-19 fallecieron. Además de la protección completa con las vacunas, se necesita contar con más fármacos para tratar a los pacientes que no responden con las drogas que han demostrado eficacia. Recientemente, se anunció otro ensayo global para buscar más opciones de tratamiento contra el COVID-19. Argentina y otros 51 países probarán si tres drogas que ya se usan para otras enfermedades pueden reducir la internación en terapia intensiva y la mortalidad en pacientes con COVID-19. Lo harán como parte del ensayo clínico patrocinado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se llama “Solidaridad Plus”.
En febrero del año pasado, ya se había desarrollado la primera etapa del ensayo con otros cuatro fármacos y sirvió para tomar decisiones sobre cómo tratar a los pacientes que se contagian el coronavirus y padecen cuadros graves. “La pandemia aún no se terminó y se necesita contar con más herramientas terapéuticas para el tratamiento de los pacientes con COVID-19 en los hospitales. Por eso, se lanza esta nueva etapa del ensayo adaptativo Solidaridad Plus con el patrocinio de la OMS”, contó a Infobae, el médico infectólogo Gustavo Lopardo, quien es coordinador clínico del estudio en la Argentina. El Ministerio de Salud de la Nación, con Juan Manuel Castelli como coordinador, está a cargo de la articulación entre la agencia sanitaria de Naciones Unidas y los hospitales que participarán.
“Encontrar terapias más eficaces y accesibles para los pacientes de COVID-19 sigue siendo una necesidad crítica, y la OMS se enorgullece de liderar este esfuerzo mundial”, dijo el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director General de la OMS. “Me gustaría dar las gracias a los gobiernos participantes, las empresas farmacéuticas, los hospitales, los médicos y los pacientes, que se han unido para hacer esto en verdadera solidaridad mundial”, agregó.
El ensayo Solidaridad Plus evaluará las drogas artesunato, imatinib e infliximab que ya se indican para otras enfermedades.
En el caso del fármaco artesunato, ya se indica para tratar la malaria o paludismo grave. Es un derivado de la artemisinina, un fármaco extraído de la hierba Artemisia annua. Esa droga y sus derivados se han utilizado ampliamente en el tratamiento del paludismo y otras enfermedades parasitarias durante más de 30 años, y se consideran muy seguros. “El Grupo Asesor Terapéutico COVID-19 de la OMS recomendó evaluar las propiedades antiinflamatorias del artesunato”, informó la agencia sanitaria en un comunicado.
En el ensayo Solidaridad Plus, el medicamento artesunato se administrará por vía intravenosa durante 7 días en los pacientes que participen. Se aplicará la dosis estándar recomendada para el tratamiento del paludismo grave. En tanto, otra rama del ensayo evaluará la eficacia del imatinib para pacientes graves con COVID-19. El imatinib ya se indica para tratar ciertos tipos de leucemia y otros cánceres y trastornos de las células sanguíneas. En el ensayo, se administrará por vía oral, una vez al día, durante 14 días. La dosis utilizada es la dosis estándar de mantenimiento, que se encuentra en el extremo inferior de la dosis que se administra a los pacientes con trastornos hematológicos durante períodos prolongados.
La tercera rama del ensayo Solidaridad Plus incluirá al medicamento infliximab, que ya se utiliza para tratar enfermedades del sistema inmunitario, como enfermedad de Crohn, psoriasis y artritis reumatoidea. En el ensayo sobre COVID-19, se administrará por vía intravenosa en una dosis única. La dosis utilizada será la dosis estándar que se administra a los pacientes con la enfermedad de Crohn durante períodos prolongados.
Para llevar a cabo el ensayo, participarán miles de investigadores en más de 600 hospitales de 52 países. Son 16 países más que en la primera fase del ensayo Solidaridad que se había anunciado el 18 de marzo del año pasado. Al ser una plataforma global, permite se evalúen múltiples tratamientos al mismo tiempo y se usa un único protocolo.
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