Ya más de 207 millones de personas han sido diagnosticadas con la enfermedad COVID-19 por el mundo, y más de 4,3 millones han fallecido. A más de un año y medio, aún esta pregunta está sin una respuesta concluyente: ¿Cómo empezó todo? ¿Cuál es el origen del coronavirus que está afectando a la humanidad? Científicos del Reino Unido y China han postulado una respuesta: “El comercio de animales susceptibles a los coronavirus de los murciélagos es la causa probable de la pandemia de COVID-19″, afirman los investigadores en un artículo que fue publicado por la prestigiosa revista Science, de la Asociación Estadounidense para el Avance de las Ciencias.
El trabajo fue realizado por los científicos Spyros Lytras, Joseph Hughes y David Robertson del Consejo de Investigación Médica de la Universidad de Glasgow, en el Reino Unido; Wei Xia, de la Universidad de Agricultura del Sur de China, en Guangzhou; y por Xiaowei Jiang, del Departmento de Ciencias Biológicas, de la Universidad Xi’an Jiaotong–Liverpool, en Suzhou, China.
Los investigadores afirman que la transmisión desde el origen animal al ser humano asociada a animales vivos infectados es la causa más probable de la pandemia de COVID-19. Además, destacan que el aumento de la demanda de carne en China en el año 2019 y el mayor uso de la cadena de suministro de embutidos también han contribuido a la aparición de la pandemia.
Desde el año pasado, circuló otra versión del origen del coronavirus: podría haberse producido por un escape natural desde un laboratorio científico. En mayo pasado el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, pidió examinar también la hipótesis de que el coronavirus se habría originado como una fuga natural desde un laboratorio en Wuhan, algo que un informe de marzo de la OMS concluyó que era “extremadamente improbable”.
Ahora los científicos del Reino Unido y China no hablan del laboratorio sino que sostienen que hubo un salto desde algún animal intermedio infectado por el coronavirus a humanos. Reconocieron que no es posible saber con certeza el origen del SARS-CoV-2, pero que es notable que en los mercados de Wuhan, identificados como epicentro del brote, se vendían animales vivos susceptibles de infectarse con los sarbecovirus a lo largo de 2019. Muchos de estos animales se crían por su piel a gran escala y luego se venden a los mercados de animales.
El coronavirus que causó la pandemia por la enfermedad COVID-19 hoy es considerado dentro del subgénero de los sarbecovirus. Según los científicos algunas de estas especies de animales fueron vendidas vivas para su alimentación por los vendedores de animales de Wuhan, al igual que la fauna silvestre atrapada. En conjunto, sostienen Lytras y sus colegas, eso sugiere un papel central para los animales huéspedes intermedios vivos susceptibles al virus como fuente primaria del progenitor del SARS-CoV-2 al que los humanos estuvieron expuestos.
Los autores destacan un acontecimiento ecológico concreto en China que perturbó gravemente el comercio de carne y que contribuyó a aumentar los contactos entre animales silvestres y los seres humanos en 2019. Hubo escasez de productos porcinos como consecuencia directa de la pandemia del virus de la peste porcina africana, que llevó a sacrificar más de 150 millones de cerdos en China. Esa pandemia redujo en gran medida el suministro de carne de cerdo en ese país.
Según los científicos, al aumentar los precios de la carne de cerdo, los consumidores y productores de alimentos pueden haber recurrido a carnes alternativas, incluyendo la fauna de granja o capturada. Como consecuencia, se habría producido un aumento del comercio de animales de granja y fauna silvestre susceptibles a coronavirus. Este cambio podría haber puesto a los seres humanos en contacto más frecuente con productos cárnicos y animales infectados con patógenos zoonóticos.
¿Cómo llegó el virus SARS-CoV-2 a los humanos?, dicen explicítamente los científicos y responden: “Aunque es posible que se produzca una propagación del virus a través del contacto directo entre murciélagos de herradura y humanos, un riesgo conocido para el SARSr-CoV, los primeros casos detectados de SARS-CoV-2 en diciembre de 2019 están asociados a los mercados de mariscos de Wuhan. Esto es coherente con múltiples eventos de propagación asociados a los mercados de animales en noviembre y diciembre”.
Admiten que actualmente no es posible estar seguros sobre la fuente animal del SARS-CoV-2, “pero es notable que los animales vivos, incluyendo gatos civeta, zorros, visones y perros mapaches, todos susceptibles a los sarbecovirus, estaban a la venta en los mercados de Wuhan, incluyendo el mercado de Huanan (identificado como un epicentro del brote en Wuhan) a lo largo de 2019″.
Describieron que algunas de esas especies criadas (como visones americanos, zorros rojos y perros mapaches) fueron vendidas vivas por los vendedores de animales de Wuhan, al igual que la fauna silvestre atrapada (incluyendo perros mapaches y tejones), aunque ninguna especie de murciélago estaba a la venta. Por esta razón, los científicos sugieren que los animales huéspedes intermedios vivos que se vendían en los mercados y que son susceptibles de infectarse con al SARSr-CoV pueden ser la vía por la cual se contagiaron los seres humanos.
La aparición del SARS-CoV-2 tiene propiedades que concuerdan con un salto específico del virus natural entre diferentes especies, enfatizan los científicos. Si bien reconocen que existe la posibilidad de que el virus haya pasado desde una cueva de murciélagos con el coronavirus a humanos, “tal escenario sería extremadamente improbable en relación con la escala de contactos entre animales susceptibles a los humanos que tienen lugar rutinariamente en el comercio de animales”. Otra posibilidad es que las heces de los murciélagos se recoja para utilizarlo como fertilizante, de nuevo a una escala mucho mayor que las visitas irregulares de investigación a las cuevas de murciélagos. Sin embargo, los investigadores consideran que ese tipo de situaciones tendrían menos chances de haber ocurrido.
En junio pasado, ya se habían difundido pruebas que indicaban que en el mercado mayorista de mariscos de Huanan y otros mercados de la ciudad china de Wuhan, se vendían animales silvestres de manera ilegal antes del inicio de la pandemia. El trabajo de los investigadores fue publicado en la revista Scientific Reports, y demuestra que en los mercados de Wuhan sí se vendían animales salvajes, incluidas especies protegidas por las leyes chinas. “Casi todos los animales se vendían vivos, enjaulados”, estaban “amontonados” y en “malas condiciones”, detalló el estudio. Muchos de los animales tenían heridas de bala o marcas de cepos.
Los científicos que publicaron el artículo en Science sugieren hacer más estudios y dan recomendaciones para el futuro. Sugieren hacer test serológicos, tomar muestras y realizar entrevistas a personas que se dedicaban a las capturas, los comerciantes y los agricultores relacionadas con las fuentes de la fauna silvestre que vendía en los mercados de Wuhan en octubre y noviembre de 2019. “Sería un siguiente paso sensato en futuras investigaciones”, expresaron.
“Los humanos son ahora la especie huésped dominante del SARS-CoV-2″, y dieron una advertencia. “El peligro es que el coronavirus se propague de los humanos a otras especies animales, lo que se denomina zoonosis inversa, como se sospecha en el caso de los ciervos o venado de cola blanca en los Estados Unidos”, señalaron.
Alertaron que “es muy probable que en el futuro se produzcan contagios del SARSr-CoV a partir de la fauna silvestre, y las vacunas actuales podrían no ser protectoras contra las nuevas variantes. Es necesario aumentar urgentemente la intensidad del muestreo de sarbecovirus para conocer mejor este riesgo de propagación”. Además indicaron que recientemente hubo un hallazgo de sarbecovirus que no son muy diferentes al coronavirus que produjo la pandemia, el SARS-CoV-2, y que estaban dispersos en el sudeste asiático. Ese descubrimiento puso de relieve “la urgencia de vigilar la diversidad de los coronavirus” en el planeta.
“La humanidad debe colaborar más allá de las fronteras de los países para ampliar la vigilancia de los coronavirus en la interfaz hombre-animal, con el fin de minimizar la amenaza de que tanto las variantes establecidas como las que están evolucionando evadan las vacunas, y para detener futuros eventos de propagación”, dicen los autores.
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