“Cuando una mujer bebe es como si bebiera un animal o un niño. El alcoholismo es escandaloso en una mujer, y una mujer alcohólica es rara, un asunto serio. Es un insulto a lo divino en nuestra naturaleza”, sostenía la escritora Marguerite Duras en su libro La vida material en 1987. El consumo de alcohol por las mujeres era motivo de culpa y ocultamiento en el pasado. Durante las últimas décadas, con escasa regulación sobre las ventas y las publicidades, las mujeres más jóvenes pasaron a consumir más y en espacios públicos como bares. Un cambio que llevó a que crecieran los casos de mujeres con desórdenes por consumo de cervezas, vinos y otras bebidas alcohólicas. En el continente americano, desde Canadá hasta Chile y Argentina, el 5,1% de las mujeres los padecen según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Es la mayor tasa registrada de trastornos por consumo de alcohol de mujeres en el mundo.
Si bien el consumo en mujeres sigue siendo menor que en los hombres, la prevalencia de los desórdenes ya preocupa a las autoridades sanitarias por el impacto en la salud mental y física que tendrá para el futuro. Las mujeres toman en promedio un cuarto (27,2%) del alcohol que los hombres consumieron en el continente americano. En esta región del mundo, el consumo de alcohol (en todos los géneros) es aproximadamente un 25% superior a la media mundial.
“El consumo nocivo de alcohol es el principal factor de riesgo para las muertes en varones de 15 a 49 años en el continente americano, pero la evidencia muestra que las mujeres son más vulnerables a los efectos nocivos del alcohol”, dijo en una entrevista exclusiva con Infobae Maristela Monteiro, la asesora senior en abuso de sustancia y alcohol del Departamento de Salud Mental y Enfermedades no transmisibles de la OPS.
“Para la misma cantidad de consumo de alcohol puro que un hombre tome y si se compara con una mujer del mismo peso y altura, ella tendrá más efectos tóxicos -explicó la doctora Monteiro- Se debe a diversas causas: la proporción de agua corporal es menor; el sistema de hormonal es distinto, y así las mujeres tienen mayor riesgo de sufrir las consecuencias negativas con menos años de consumo y menor cantidad de consumo”.
Aún no se sabe bien cuáles son los factores que hicieron que la tasa de desórdenes por el consumo del alcohol en las mujeres de América sea la más alta del mundo. “La cantidad y la frecuencia son factores importantes, y los años de consumo. Si bien la prevalencia de los trastornos es mayor en los hombres, entre las mujeres tal prevalencia es la más alta del mundo. No sabemos bien por qué ocurrió, pero sabemos que la promoción del consumo entre mujeres y adolescentes hace años es consistente con este dato. Todavía no hay estudios comparativos entre las regiones del mundo para determinar cuáles son factores que expliquen tales diferencias”, señaló Monteiro.
“En nuestro continente, casi no hay regulación de la industria del alcohol, y la que existe casi no se cumple. Eso permite un consumo alto de alcohol en la región. No se busca prohibir el consumo del alcohol, pero se debería regular la venta para prevenir el consumo de alcohol y su daño en la salud especialmente en los grupos más vulnerables. Las mujeres son un blanco importante de las campañas publicitarias de las empresas que venden bebidas con alcohol”, dijo a Infobae Beatriz Champagne, directora ejecutiva de la Coalición América Saludable (CLAS), con sede en los Estados Unidos, y presidenta del comité de incidencia política de la Federación Mundial del Corazón. El consumo de alcohol contribuye a que haya más inequidad con los grupos vulnerables.
El temor hacia el futuro es porque la disparidad en el consumo de alcohol entre los géneros podría cerrarse. “Si las mujeres empiezan a beber tanto como los hombres es probable que ellas también comiencen a enfermarse y lesionarse a tasas más altas”, dice el último informe de OPS sobre alcohol. Además, las diferencias biológicas hacen que las mujeres corran riesgos más altos a niveles de consumo más bajos.
Una de las diferencias tiene que ver con la manera en que el organismo procesa el alcohol. El cuerpo usa grasa para retener el alcohol, agua para despejarlo y luego el hígado se encarga de producir enzimas que metabolizan el alcohol. En el caso de las mujeres, el cuerpo tiene más grasa y menos agua, y su hígado produce menos deshidrogenasa de alcohol, que se usa para descomponer el alcohol. Como consecuencia, la mujer tiene un riesgo mayor de padecer cirrosis hepática, cardiopatías y daño neurológico que el hombre aun cuando consuma la misma cantidad de alcohol.
Además, el consumo de alcohol puede causar perjuicios que son exclusivos de la mujer, como el cáncer de mama, el embarazo involuntario y el riesgo de tener un hijo con síndrome de alcohólico fetal o de peso bajo al nacer. El riesgo de algunas enfermedades en mujeres, incluyendo el cáncer, se asocia incluso al consumo de pequeñas cantidades de alcohol.
Según un informe de OPS, las mujeres tendieron a beber de una manera más similar a la de los hombres en los países de ingresos más altos del continente, y la razón del consumo total de alcohol per cápita femenino con respecto al masculino aumentó con el ingreso: 25,9% en países de ingresos mediano-bajos, 26,9% en países de ingresos medianos y 28,9% en países de ingresos altos. Estados Unidos y Canadá son los países de la región con más prevalencia femenina de trastornos por consumo de alcohol.
Tradicionalmente, el consumo de alcohol fue un signo de poder y privilegio. Era más aceptable que los hombres consumieran alcohol y que lo hagan hasta llegar a embriagarse. “En el pasado, los hombres tenían más permitido el beber alcohol en lugares públicos. En cambio, ese mismo comportamiento era motivo de estigma y culpa en las mujeres, generalmente consumían en privado y lo ocultaban. Hoy la situación cambió: las mujeres jóvenes se animan a consumirlo en bares o en pubs como un comportamiento aceptado”, afirmó la médica psiquiatra Verónica Mora Dubuc, secretaria de investigación de la Asociación Argentina de Psiquiatras (APSA), que fue consultada por Infobae.
Tras ese cambio en los comportamientos, se generó otra cuestión: “Algunas personas naturalizan el consumo del alcohol como si no fuera una sustancia psicoactiva. Sin embargo, el consumo nocivo de alcohol es el principal problema de salud mental del momento”, advirtió la doctora Mora Dubuc.
El desorden por consumo de alcohol tiene salida tanto individual como colectiva. Desde la Asociación de Psiquiatras Argentinos, la doctora Mora Dubuc recomendó a las mujeres con consumos problemáticos de alcohol que pidan ayuda. “A cualquier edad una mujer que realiza un consumo problemático del alcohol, que interfiere con su vida cotidiana, puede buscar ayuda en el sistema de salud de su país. Puede hablar con el profesional de la atención médica primaria, el médico de familia, o profesionales de la psicología, la psiquiatría o la neurología. Cualquier entrada al sistema de salud es válido para acceder al tratamiento oportuno. Porque romper la barrera del acceso a la atención es muy valioso”, consideró la psiquiatra.
No minimizar el problema es otra recomendación. “Como muchas personas toman alcohol, algunas mujeres piensan que tener un desorden por su consumo es normal, y así se minimiza el problema. Es mejor no taparlo y consultar”, resaltó Mora Dubuc.
La salida del desorden por el consumo del alcohol también obligará a construir mejores políticas públicas de salud en el continente americano. Son importantes las políticas públicas de control y el uso concertado para lograr una mayor efectividad en la reducción del consumo. “Restringir la publicidad del alcohol y la promoción y patrocinio es fundamental sobre todo para evitar el inicio temprano en el consumo de niños y adolescentes”, expresó en diálogo con Infobae Eugenia Ramos, directora ejecutiva de la Fundación Interamericana del Corazón desde los Estados Unidos.
“Se debería reducir la publicidad y el patrocinio del alcohol en el deporte. Hay pocos países en la región que tienen este tipo de restricciones. Son muy necesarias para evitar normalizar el consumo en jóvenes. Hoy en día la menos regulada en general en todos los países y en especial problemática por su gran llegada a los jóvenes es la publicidad por redes sociales”, puntualizó la doctora Ramos.
También Ramos consideró que tanto para el control del tabaco como del alcohol, “el uso de impuestos selectivos es muy efectivo para disminuir el consumo y para evitar el inicio en personas jóvenes y aquellos de menores ingresos. “Para que funcionen, deben ser parte de una política en salud, y ser ajustados con periodicidad. Al menos parte de los fondos recolectados por los impuestos, deberían volcarse a la prevención o al tratamiento de las adicciones”, sugirió.
Desde la OPS, se están recomendando a los gobiernos que pongan en marcha un paquete técnico con 5 medidas claves que ayudarán a que el contexto cultural sea más protector para la salud de la población y que desaliente el consumo de alcohol.
Los gobiernos deberían adoptar decisiones para reducir la disponibilidad de bebidas alcohólicas. Tienen que ampliar las restricciones al conducir vehículos; concretar las restricciones a la publicidad, promoción y patrocinio;e implementar impuestos específicos y políticas de precios sobre las bebidas alcohólicas. Además, deberían facilitar el acceso al diagnóstico y al tratamiento: la población debería conocer más los lugares dónde pueden pedir ayuda.
Según Monteiro, “los aspectos de regulación fiscal son los más costo-efectivos porque tienen impacto positivo en mejorar la salud. Reducen los costos sanitarios del consumo de alcohol y también aumentan la recaudación por parte de los Estados”. Serían impuestos saludables como también se están promoviendo en las comidas chatarras.
En la Argentina aún se está discutiendo cómo implementar el paquete de medidas recomendadas por OPS. “La política fiscal de Argentina excluye el vino, la bebida más tomada en el país. Las otras bebidas tienen impuestos, pero son bajos -alertó la especialista de OPS-. La disponibilidad de las bebidas también está poco regulada, como por ejemplo en el marketing. Hay buenas medidas en seguridad vial, y el país parece que ha mejorado el acceso a servicios de salud para diagnostico y tratamiento”.
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