La reticencia de las autoridades de China a aportar información sobre el origen del virus SARS-CoV-2 en Wuhan, viene generando numerosas controversias, ya que contar con datos precisos al respecto podría ayudar a los investigadores a elaborar estrategias de prevención ante amenazas similares futuras. China informó oficialmente que el primer caso de COVID-19 en su territorio lo registró en diciembre de 2019 y ha negado en forma contundente toda posibilidad de que el virus se haya “escapado” de uno de sus laboratorios.
Especialistas de diversas instituciones científicas de países occidentales, por un lado han puesto en duda la veracidad de la información dada por el país asiático en cuanto al origen del virus, y, por otro han sembrado sospechas sobre un posible retraso en reportar el primer caso. Un eventual retardo podría haber generado que el virus circulara sin control y se transformara en pandemia.
En marzo de 2020 el medio chino South China Morning Post informó haber tenido acceso a información del gobierno que situaba el 17 de noviembre de 2019 como la fecha del primer caso en el mundo de COVID-19, en una paciente de la provincia china de Hubei, primer epicentro de lo que luego se transformó en una pandemia. El brote del virus fue informado al mundo por China en enero de 2020.
Nuevos estudios realizados en Italia en las últimas semanas sobre muestras de sangre de octubre de 2019 de pacientes con cáncer hacen sospechar que el virus circulaba en Europa antes de que las autoridades sanitarias chinas informaran el primera caso de Wuhan.
Científicos del Istituto Nazionale Tumori de Milán, un centro de investigación del cáncer, informaron en torno de la reevaluación de una pequeña cantidad de muestras de sangre prepandémicas en dos laboratorios. Los resultados indicaron la presencia de anticuerpos que normalmente se observan después de las infecciones por el nuevo coronavirus.
“Los resultados de esta nueva prueba sugieren que lo que informamos anteriormente en pacientes asintomáticos es una señal plausible de la circulación temprana del virus en Italia”, dijo Giovanni Apolone, uno de los investigadores, al Financial Times.
“Si esto se confirma, explicaría la explosión de casos sintomáticos observada en Italia” en 2020″, precisó. El estudio sugiere que el “SARS-CoV-2, o una versión anterior (del virus), circulaba silenciosamente, bajo la superficie “, dijo.
Si se confirma la circulación del virus en Europa antes del reporte de China, indicaría que la pandemia posiblemente pudo haberse evitado si el país de origen hubiese informado a tiempo.
Los investigadores italianos originalmente examinaron a 959 personas en busca de cáncer de pulmón antes de la pandemia y el año pasado volvieron a analizar las muestras en busca de anticuerpos relacionados con el coronavirus. En ese momento, encontraron rastros de infección.
Ante el nuevo estudio italiano, la Organización Mundial de la Salud (OMS) solicitó que esas muestras fueron analizadas nuevamente por el laboratorio VisMederi en Siena, Italia, y un centro de investigaciones afiliado al organismo internacional perteneciente a la Universidad Erasmus en los Países Bajos.
Marion Koopmans, jefa de virología de Erasmus, dijo que los nuevos resultados eran “interesantes”. Sin embargo, advirtió que, si bien había alguna evidencia de anticuerpos en las muestras de sangre analizadas, ninguna de las muestras proporcionó una prueba concluyente de una infección previa con COVID-19, según los estrictos criterios de la universidad.
“Usamos un umbral bastante estricto y no podemos descartar que parte de la reactividad observada sea real”, dijo. “Sin embargo, para la confirmación de una circulación más temprana, recomendamos estudios de pacientes con enfermedades inexplicables para la confirmación virológica”.
Los laboratorios volvieron a analizar 29 de las muestras italianas originales, algunas positivas y otras negativas, junto con 29 casos de control correspondientes a 2018.
A partir de estas pruebas, tanto Erasmus como VisMederi encontraron tres muestras positivas para un tipo de anticuerpo ligado al coronavirus, IgM, que normalmente indica una infección reciente. La más temprana se recogió el 10 de octubre de 2019. Una de las muestras, del 5 de febrero de 2020, también resultó positiva para los denominados anticuerpos neutralizantes.
Sin embargo, ninguna de las muestras contenía niveles suficientemente altos de cada uno de los tres tipos de anticuerpos que Erasmus requiere para ser considerados prueba de infección: IgM, anticuerpos neutralizantes y un tercer anticuerpo conocido como IgG, de acuerdo con el informe.
En otras nueve muestras que VisMederi dijo que eran positivas para la infección, los niveles de anticuerpos IgM estaban por debajo del punto de corte establecido por Erasmus, dijo Gabriella Sozzi, una de las investigadoras italianas.
Sozzi argumentó que en el período prepandémico, el virus pudo haber sido menos agresivo o contagioso, lo que hizo “necesario el uso de pruebas altamente sensibles a pesar del riesgo de encontrar casos de falsos positivos”.
Koopmans dijo que los estrictos criterios de la Universidad Erasmus eran necesarios para establecer de manera concluyente si la pandemia comenzó antes de lo que se pensaba actualmente. “Eso no significa que sea imposible”, dijo. “Solo que le gustaría ver otras pruebas”.
El documento italiano, que no ha sido revisado por pares, no abordó la cuestión de dónde se originó el nuevo coronavirus, pero es probable que los hallazgos aviven el debate sobre si COVID-19 circulaba en Italia o en otros lugares antes del primer caso confirmado en Wuhan en diciembre de 2019. Otros estudios han colocado los primeros casos en Europa ya en noviembre de 2019 , incluido uno en Milán.
La OMS precisó que, si bien no forma parte de los análisis que se llevan a cabo en Italia, alentó a que se continúen estudiando pruebas de anticuerpos en muestras de sangre de 2019 porque forma parte de los esfuerzos por comprender los orígenes del COVID-19.
Mientras tanto, la controversia entre la OMS y China sobre el origen del nuevo coronavirus continúa. El organismo internacional propuso el viernes pasado una segunda fase de estudios en China sobre ese aspecto, incluidas auditorías de laboratorios en Wuhan, donde se detectaron los primeros casos de COVID-19 a finales de 2019.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, presentó el plan a los estados miembro en una reunión a puerta cerrada el viernes, un día después de decir que las investigaciones se veían obstaculizadas por la falta de datos sin procesar sobre los primeros días de propagación del COVID-19 en China.
Un equipo dirigido por la OMS pasó cuatro semanas en la ciudad de Wuhan y sus alrededores con investigadores chinos y dijo en un informe conjunto en marzo que el virus probablemente se había transmitido de murciélagos a humanos a través de otro animal.
Pero ante la propuesta realizada por la OMS de reabrir la investigación sobre el origen del coronavirus, el régimen chino se negó a colaborar y calificó de “falta de respeto” y “arrogancia hacia la ciencia” el plan presentado por el organismo internacional, dijo el viceministro de la Comisión Nacional de Salud de China, Zeng Yixin.
El funcionario chino negó la teoría de que el coronavirus salió de un laboratorio, argumentando que se trata de un rumor contrario al sentido común, a pesar de las múltiples denuncias que hay por parte de varios países e instituciones que señalan a China como responsable de la propagación de la pandemia.
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