La incidencia que tiene el consumo de alcohol en los casos de cáncer ha sido señalada en numerosos estudios. A estos se agregó uno publicado este mes que actualizó las estadísticas en ese sentido y atribuyó a esas bebidas más de 741 mil casos de la enfermedad registrados en el mundo el año pasado, el 76% de los cuales fueron hombres.
El estudio publicado en la revista The Lancet Oncology, detectó que de los 741.300 nuevos casos de cáncer atribuibles al alcohol diagnosticados el año pasado, 568.700 fueron hombres, mientras las mujeres representaron 172.600 casos. En su mayoría se trató de cánceres de esófago, hígado y mamas.
Casi el 47% de los cánceres atribuibles al alcohol se relacionaron con el consumo excesivo de alcohol. Para los autores una medida por arriba de lo conveniente es beber 60 o más gramos de alcohol etílico, el producto con el que se fabrican las bebidas alcohólicas, o lo que es lo mismo, más de seis medidas de bebida por día, dijeron.
El trabajo incluyó un análisis de datos disponibles sobre el consumo de alcohol a nivel de la población en 2010 y sobre los casos de cáncer en 2020. Esto fue así porque estimaron en 10 años el período entre el consumo de alcohol y la aparición del cáncer, ya que los tipos de cáncer incluidos en el estudio , como el de labio y oral, cáncer de cavidad, cáncer de laringe y cáncer de mama en las mujeres, tienen períodos de desarrollo prolongados y evidencia previa de una relación causal con el consumo de alcohol.
Los autores consideraron que beber de 20 a 60 gramos, de dos a seis bebidas de alcohol etílico al día, es un “consumo de riesgo”. Esto representó el 39,4% de los casos de cáncer atribuible al alcohol. El consumo moderado, definido como 20 gramos o menos, o hasta dos bebidas por día, contribuyó a casi el 14%, o lo que es lo mismo 1 de cada 7 casos. Las tasas más altas de cánceres atribuibles al alcohol se dieron entre los hombres que bebían de 30 a 50 gramos de alcohol etílico por día y entre las mujeres que consumían de 10 a 30 gramos por día.
Una de las autoras del estudio, Harriet Rumgay, estudiante de doctorado de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la OMS, en un comunicado destacó la necesidad de, “con urgencia, crear conciencia sobre el vínculo entre el consumo de alcohol y el riesgo de cáncer entre los responsables políticos y el público en general”, dijo. “Las estrategias de salud pública, como la reducción de la disponibilidad de alcohol, el etiquetado de los productos alcohólicos con una advertencia sanitaria y las prohibiciones de comercialización podrían reducir las tasas de cáncer provocado por el alcohol”, manifestó.
Algunos especialistas destacaron, por otra parte, ciertas limitaciones del estudio. “Estas estimaciones, basadas en medidas estándar, son útiles ya que los patrones de consumo de alcohol cambian con el tiempo”, dijo la médica Amy C Justice, profesora de medicina de CNH Long y profesora de Salud Pública en la Facultad de Medicina de Yale, en un comunicado. Justice, quien no formó parte del estudio, dijo que “a nivel de paciente, la combinación de asesoramiento y medicación puede ser eficaz. Sin embargo, lograr una comprensión sólida de la carga del cáncer asociada con el consumo de alcohol, los mecanismos subyacentes y la mejor manera de intervenir depende de medidas precisas de exposición al alcohol”.
En ese sentido, puso como ejemplo que el estudio no tiene en cuenta algunas posibilidades de consumo de alcohol que no fueron comunicados y los cambios en el consumo de alcohol antes y después de 2010.
Los datos para realizar la investigación sobre consumo de alcohol y cáncer son información del Sistema de Información Global sobre Alcohol y Salud que registra el consumo per cápita registrado, no registrado y turístico de participantes. Las informaciones carecen de precisión en cuanto a todas las formas en que se puede consumir alcohol ya que es difícil saber si una persona que compró una botella de alcohol consumió todo él mismo.
Al evaluar el consumo de alcohol a nivel de población, el estudio tampoco tiene en cuenta los factores de riesgo ambientales, fisiológicos, genéticos y sociales individuales para desarrollar cáncer.
Además, por ejemplo “el cáncer hepatocelular es el sexto cáncer más común en todo el mundo y la incidencia está aumentando. Se sabe que el consumo de alcohol aumenta el riesgo de cáncer hepatocelular entre las personas con obesidad, que tienen infección por el virus de la hepatitis B o C, o que fuman”, precisó Justice.
Los autores revelaron también que los casos de cáncer fueron más bajos en el norte de África y Asia occidental, específicamente en países como Arabia Saudita y Kuwait , donde el alcohol está prohibido y “las políticas religiosas han asegurado que el consumo de alcohol de la población siga siendo bajo y las tasas de abstención de por vida sigan siendo altas”.
“Lo nuevo de este estudio es la comparación internacional global, desglosada por sexo y tipo de cáncer”, agregó Sadie Boniface, jefa de investigación del Instituto de Estudios sobre el Alcohol, para la cual la mayoría de los fondos provienen de Alliance House Foundation una organización que promueve la abstinencia total y el estudio científico del alcohol para ayudar al bienestar moral, social y físico de las comunidades. “Los resultados están en línea con otros estudios”.
Los investigadores precisaron también que no se “consideró el efecto sinérgico entre el alcohol y el tabaco, que se informa como una verdadera interacción para la mayoría de los cánceres del tracto aerodigestivo superior”. Las estimaciones de cáncer para 2020 también podrían haberse visto afectadas por la pandemia COVID-19, que interrumpió los sistemas de salud e hizo que algunos pacientes se sintieran inseguros para ir al médico, agregaron.
“Cuanto antes comencemos a medir con precisión la exposición al alcohol, antes podremos comprender la verdadera carga excesiva de cáncer atribuible al alcohol e intervenir eficazmente”, cerró Justice.
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