Luego de que se conociera esta semana la noticia de que el Consejo de Ministros español aprobó la venta sin receta de los test de autodiagnóstico de COVID-19 en farmacias, la polémica no tardó en llegar.
Por un lado, están quienes celebran que por fin lleguen a España una herramienta que lleva meses distribuyéndose en países como Alemania, Austria o Bélgica, mientras que por el otro, hay quienes recelan de esta medida argumentando que puede ser peor el remedio que la enfermedad.
Con un valor que se prevé oscile entre los 6 y 10 euros, aunque es previsible que con el tiempo sea menor (en Alemania ya se venden por menos de un euro), el gobierno español autorizó este martes la venta sin receta en farmacias de los test de autodiagnóstico de coronavirus para facilitar la identificación de los casos sospechosos y poder actuar de manera más ágil frente a la progresión de la epidemia.
La decisión llegó cuando el país vive la quinta ola de contagios, que no dejan de crecer desde hace varias semanas, hasta llegar a los 600 casos de media por cien mil habitantes en 14 días, si bien más de la mitad de toda la población está ya vacunada completamente.
En conferencia de prensa, la ministra portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, precisó que, en el caso de dar un resultado positivo, se debe acudir a los centros sanitarios para informar de ello.
Las autoridades sanitarias españolas pretenden aumentar así la tasa diagnóstica del Sistema Nacional de Salud para detectar con rapidez los casos sospechosos e, incluso, los asintomáticos. Estos últimos son mayoría entre los contagiados de 12 a 29 años, el tramo de edad más afectado ahora por la infección.
La autorización para la venta de este tipo de pruebas fue objeto de polémica hace meses, cuando varias regiones, entre ellas Madrid, pidieron que las pruebas de autodiagnóstico estuvieran disponibles en las farmacias, algo que el Ministerio de Sanidad había descartado en ese momento.
Portugal autorizó el 16 de abril la venta de pruebas de autodiagnóstico de anticuerpos de COVID tanto en farmacias como en establecimientos autorizados por un precio aproximado de 7 euros.
En Argentina, la provincia de Buenos Aires prohibió la venta en farmacias de los tests rápidos para detectar coronavirus. Así lo determinó la resolución 1.533 publicada a comienzos de mayo en el Boletín Oficial de la provincia, que estableció “prohibir en las farmacias de la Provincia de Buenos Aires la venta de los productos con distintas denominaciones o marcas comerciales que son, en definitiva, para uso diagnóstico como pruebas rápidas de antígeno COVID-19 o test inmunocromatográficos para antígenos de SARS-CoV-2 en secreciones nasales y de garganta”.
“El problema no es el producto, sino que no puede ser un test que las personas se hagan en sus casas porque es un método diagnóstico para una enfermedad de notificación obligatoria y, entonces, tiene que ser realizado por un profesional y tiene que intervenir el sistema de salud para su notificación en SISA y aplicación de protocolos”, habían comentado en ese momento a Infobae fuentes del gobierno bonaerense.
Algunos especialistas aseguran que la experiencia en otros países donde estos test son asequibles desde hace meses y donde en muchas familias se hacen rutinariamente (como quien se corta las uñas cada semana) indica que son útiles para detectar positivos y actuar como cortafuegos aislando casos que de otro modo no se hubieran detectado. Es evidente que no son la solución al problema. Son sólo una puerta más. Pero, especialmente en este momento donde el virus parece estar perfilando una “llave maestra” para abrir cada vez más puertas, muchos creen que todas las barreras deben ser más que bienvenidas.
“En general el test de antígenos como estos que se venden en farmacias es de calidad inferior al test molecular como la PCR, que tiene mayor sensibilidad y de hecho es el test de referencia”. Ante la consulta de Infobae, el bioquímico Pablo Menéndez (MN 7610) señaló que “los test de antígeno son una alternativa que surgió para detectar el virus de otra manera, que permite hacer estudios más masivos”.
Y a la hora de analizar pros y contras de la herramienta, el director de CentraLab evaluó como favorable “la independencia individual de poder realizarse el test, pero lo cierto es que en caso de tener un resultado positivo la persona debería acudir al sistema de salud, con lo cual la comodidad de hacerlo en casa es aparente e igualmente implica ir a comprarlo a la farmacia”.
“Hay un bajo porcentaje de falsos positivos en este tipo de pruebas, por lo cual permitiría definir un aislamiento”, continuó Menéndez, quien como contrapunto estableció: “La contra fundamental es que un test de antígeno negativo no es seguro y debe ser confirmado por una PCR, y eso está perfectamente aclarado en los kits que se comercializan”.
En ese sentido, resaltó que “también está el tema de la salud pública y la vigilancia epidemiológica en el contexto de una pandemia, ya que todo test positivo que se realiza en una institución de salud debe ser informado en el sistema de vigilancia que es el que permite conocer los datos y manejar la información por parte de quienes deben tomar decisiones de salud”. Para él, “no hacerlo en este ámbito y empezar a tomar muestras por fuera podría llevar a que las políticas sanitarias no puedan seguirse de cerca cómo se siguen hoy”.
Desde el punto de vista de la toma de muestra, en opinión del bioquímico, es donde se entra en otra de las contras del test para realizar en casa, que tiene que ver con evaluar cómo se hace, dónde, cuándo y cómo. “Respecto al ‘cómo’ es importante que sea realizado por una mano entrenada ya que si no se hace bien lo más probable es que se tome menos cantidad de muestra y se pueda tener un falso negativo, así como podría tenerse la consecuencia de realizar una lastimadura en el fondo de la nariz; ‘dónde’ tiene que ver con que la toma de cualquier lugar que no sea un hisopado nasofaríngeo va a afectar la sensibilidad y disminuir la probabilidad de detectar el virus (no es lo mismo hacerlo en saliva) y ‘cuándo’ hacerlo también es importante, ya que los tiempos para este tipo de test son clave para lograr detectar el virus”.
“El tema fundamental del falso negativo es la conducta posterior de la persona que creyendo que no está infectada continúa su vida normal y por ende esparciendo el virus entre sus contactos”, evaluó Menéndez como otra de las contras de este tipo de test domésticos, y finalizó: “Si la herramienta no es buena, los resultados son más riesgosos que no haber hecho nada porque si alguien ante la duda se queda aislado es mejor que hacerse un test que dé un falso negativo y genere una falsa sensación de seguridad”.
En España se esforzaron por estos días en aclarar que los centros de salud y los hospitales van a seguir abiertos realizando test y esta siempre será la opción preferente cuando alguien tenga síntomas de COVID-19. “Pero existen numerosas ocasiones en las que el acceso puede ser más complicado. Por ejemplo, durante un viaje o para personas que viven lejos de zonas urbanas -destacan los especialistas-. Por otro lado, y aunque un test negativo no exime de seguir tomando medidas de prevención (distancia, mascarilla), puede ser útil como una medida más de barrera para personas que quieran reunirse con familiares o amigos, especialmente si son de riesgo. Del mismo modo que, por protocolo de seguridad, se realizan test rutinarios en empresas privadas o ante eventos multitudinarios, ahora tendremos la oportunidad de hacernos estos test de manera individual ante eventos que consideremos de mayor riesgo”.
El resultado tarda 15 minutos, como los tradicionales test de antígenos y el usuario debe tomar él mismo la muestra de manera sencilla, únicamente frotando con el hisopo la parte anterior de la nariz, siempre siguiendo cuidadosamente las instrucciones del fabricante.
Para conocer el resultado, de igual manera que ocurre con los test de embarazo que se comercializan en las farmacias, la persona deberá esperar si aparece sólo una línea de control (C) o además de ésta se aprecia una segunda línea que es la que indica el resultado positivo (línea del test). Si no aparece ninguna línea o sólo se ve la línea del test, la prueba no es válida y se aconseja repetirla.
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