Ya hay 8 vacunas contra el COVID-19 autorizadas para uso de emergencia en diferentes países. Se están evaluando también otras 97 candidatas vacunales en ensayos clínicos en seres humanos, y 32 han llegado a las fases finales de las pruebas. Además, hay al menos 77 vacunas en fase preclínicas que se están investigando activamente en animales. El mundo de la investigación científica no para ni un minuto para dar mejores respuestas que puedan frenar la pandemia del coronavirus que afecta a la humanidad.
En esa carrera desenfrenada, hay investigadoras e investigadores que apuntan a atacar el problema de los coronavirus en su diversidad. En 1965 fue descripto el primer coronavirus, y hoy se han descripto 45 especies de coronavirus. Todos tiene como una “corona” de puntas en su superficie.
En los Estados Unidos, un equipo de científicos acaba de descubrir un “super-anticuerpo” que puede controlar no sólo una amplia gama de variantes del virus SARS-CoV-2 (que es el causante de la pandemia actual), sino también otros que se encuentran estrechamente relacionados. Este hallazgo podría ayudar tanto al desarrollo de tratamientos como de vacunas de amplio alcance.
“Hoy la ciencia va hacia la posibilidad de desarrollar un fármaco o vacunas para varios coronavirus. Entre otros objetivos, se busca evitar que los anticuerpos ya desarrollados como tratamientos pierdan efecto ante la aparición de variantes de preocupación”, comentó a Infobae Martín Stryjewski, jefe de internación del CEMIC y miembro de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI). “Sin embargo, en los últimos anticuerpos monoclonales desarrollados contra COVID-19 que apuntan a una región más conservada de la proteína “espiga” se ha logrado mantener la actividad contra las variantes conocidas”, agregó Stryjewski, quien no participó en la investigación.
Uno de los autores de la investigación en los Estados Unidos fue Tyler Starr, bioquímico del Centro de Investigación Oncológica Fred Hutchinson de Seattle, en el estado de Washington, quien con sus colaboradores se propusieron aclarar el problema de algunos tratamientos con anticuerpos monoclonales para la enfermedad COVID-19, que es causada por el virus SARS-CoV-2. Algunas variantes del coronavirus tienen mutaciones que le permiten al virus escapar del alcance de esos fármacos.
Los investigadores examinaron 12 anticuerpos aislados de personas que se habían recuperado del COVID-19 por la empresa Vir Biotechnology, con sede en San Francisco, California, que participó en el estudio. Esos anticuerpos se pegan a un fragmento de proteína viral que se une a los receptores de las células humanas. Muchas terapias con anticuerpos para la infección por el coronavirus también se agarran al mismo fragmento de proteína.
Los investigadores compilaron una lista de miles de mutaciones en los dominios de unión de múltiples variantes del coronavirus. También catalogaron las mutaciones en el dominio de unión de docenas de coronavirus similares al coronavirus que pertenecen a un grupo llamado “sarbecovirus”. Además, evaluaron cómo afectan todas estas mutaciones a la capacidad de los 12 anticuerpos para adherirse al dominio de unión.
Como parte de esas acciones, los científicos encontraron que un anticuerpo (lo llaman S2H97) se destacó por su capacidad de adherirse a los dominios de unión de todos los sarbecovirus que los investigadores probaron. Ese anticuerpo fue capaz de impedir que una serie de variantes del SARS-CoV-2 y otros sarbecovirus se propagaran entre las células que crecían en el laboratorio. También era lo suficientemente potente como para proteger a ratones contra la infección por el SARS-CoV-2. “Es el anticuerpo más genial que hemos descrito”, afirmó Starr, quien publicó su estudio en la revista Nature.
Cuando hicieron un estudio más detallado de la estructura molecular del anticuerpo, encontraron que se dirige a una región del dominio de unión que no se había visto y que está bien escondida, una sección que sólo se revela cuando el dominio se levanta para unirse al receptor de una célula. Starr señaló que las moléculas dirigidas a esta región del dominio de unión podrían generar protección contra múltiples virus, y algún día podrían utilizarse en vacunas contra todos los sarbecovirus.
“Esta investigación realizada en Estados Unidos es interesante y prometedora”, opinó en diálogo con Infobae Martín Zubieta, bioquímico y coordinador del área de biología molecular del Hospital de Alta Complejidad en Red El Cruce, en Florencio Varela y docente de la Universidad Nacional Arturo Jauretche de Argentina. “Sería un super-anticuerpo para una vacuna pancoronavirus. Será un desafío para el futuro porque llevará un tiempo su desarrollo y su evaluación en ensayos clínicos. Además, ante la posibilidad de aparición de variantes, esta pandemia es dinamismo puro”.
En tanto, el doctor Stryjewski aclaró que los fármacos como los anticuerpos monoclonales no reemplazan a las vacunas. “Cuando haya más población vacunada, las terapias con anticuerpos quedarán limitadas a pacientes que no respondan bien a las vacunas y para prevenir progresión de la enfermedad. Hasta ahora, los anticuerpos han demostrado utilidad cuando se utilizan precozmente y no en pacientes con enfermedad grave”.
SEGUIR LEYENDO: