En Israel, el 66,2% de la población ya accedió al menos a una dosis de la vacuna contra el COVID-19, según el sitio OurWorldInData. El plan de vacunación había empezado en diciembre pasado y fue uno de los más rápidos en avanzar en el mundo. Ayer, el Ministerio de Sanidad de Israel empezó a ofrecer una tercera dosis de la vacuna COVID-19 a los adultos gravemente inmunodeprimidos. Sería parte de una iniciativa preliminar para ofrecer más adelante las dosis de refuerzo de la vacuna a las personas mayores y a las más vulnerables.
Según el comunicado que emitió el Ministerio de Sanidad de Israel del domingo pasado, la recomendación de la dosis de refuerzo es para aumentar los niveles de anticuerpos entre las personas inmunodeprimidas. Incluyó a los pacientes con cáncer, los receptores de trasplantes de hígado y otras personas que han mostrado recientemente una protección vacunal debilitada. Aclaró que todavía no se ha tomado una decisión sobre la administración de terceras dosis para la población adulta en general.
Durante la semana pasada surgió un debate mundial sobre las dosis de refuerzo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y los grupos que defienden el derecho humano a la salud afirman que la atención debe seguir centrándose en administrar las primeras dosis a los más vulnerables del mundo.
Hasta ahora, solo el 25,4% de la población mundial accedió a una sola dosis de la vacuna COVID-19. En los países con menores ingresos, solo el 1% de la población recibió una dosis. “La brecha mundial en el suministro de vacunas es enormemente desigual e inequitativa”, dijo el director general de OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus
Pero en países desarrollados la aparición de nuevas variantes del coronavirus, especialmente Delta que ganó predominio desde abril pasado, y el desconocimiento de la duración de la protección de la vacuna han llevado a algunos científicos a investigar más la posibilidad de aplicar la dosis de refuerzo.
En el caso de Israel, la segunda ola de COVID-19 se registró a partir de diciembre del año pasado. Con el impacto de la vacunación y las medidas de confinamiento y el uso de barbijo, entre otras, los casos diarios y las muertes se fueron reduciendo hasta llegar a ningún caso diario a principios de junio. Durante los últimos meses, se había liberado diferentes restricciones de movilidad para reducir la circulación del coronavirus. Sin embargo, durante los primeros días de julio los casos volvieron a subir hasta superar los 700 por día por primera vez desde marzo.
La variante Delta del coronavirus, que fue detectada en India el año pasado y es más transmisible, sería una de las razones por las cuales se está produciendo un repunte de casos de COVID-19 en Israel. Este cambio en la situación epidemiológica hizo que el gobierno del Primer Ministro Naftali Bennett adoptara una nueva estrategia como respuesta a la pandemia. El viernes pasado, Israel reimpuso el uso obligatorio de mascarillas o barbijos en interiores.
Según el Canal 12 de noticias de Israel, la estrategia ha sido etiquetada como “supresión suave”: tratará de mantener el número de casos de COVID-19 a la baja a través de la vacunación de los ancianos y las poblaciones inmunocomprometidas con una tercera dosis. Se aplicará la vacuna de ARN mensajero desarrollada por BioNTech y Pfizer.
Aproximadamente, la mitad de los 45 pacientes actualmente hospitalizados en Israel en estado grave están vacunados, y la mayoría pertenece a grupos de riesgo, según las autoridades sanitarias. El número de fallecidos por COVID-19 ya alcanzó los 6.439. Se han confirmado ocho muertes en la última semana, tras casi dos semanas sin víctimas mortales. El lunes se realizaron más de 55.000 pruebas y la tasa de positividad fue del 1,33%.
El debate sobre la necesidad de una dosis de refuerzo está en curso en diversos países. El lunes pasado, representantes de la empresa Pfizer se reunieron con altos funcionarios federales de salud de los Estados Unidos para defender la aplicación de una tercera dosis en algunas personas, especialmente a los mayores de 60 y a los inmunodeprimidos, entre seis y doce meses después de recibir el régimen de dos dosis.
Esa reunión se produjo después de que el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos saliera a reprender públicamente a las dos empresas tras anunciar que planeaban solicitar una autorización de uso de emergencia para la dosis de refuerzo. La autoridad sanitaria dijo que los estadounidenses totalmente vacunados no necesitan un refuerzo por ahora.
Las empresas Pfizer y BioNTech sugieren que las dosis de refuerzo serán necesarias este año, pero los funcionarios del gobierno dicen que la ciencia dictará cuándo será el momento adecuado. Algunos funcionarios sanitarios estadounidenses están preocupados porque consideran que, si el gobierno de EE.UU. tarda demasiado en tomar una decisión sobre la dosis de refuerzo, la variante Delta podría provocar otra oleada del virus en setiembre entre los no vacunados y pueda infectar a los vulnerables que están vacunados.
En la Argentina, el tema de la dosis de refuerzo dentro del plan de vacunación contra el COVID-19 está en evaluación, según reconoció la Ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti a fines de junio. El domingo 11 de julio, la cartera de Salud anunció que había firmado un acuerdo con la compañía Moderna de los Estados Unidos, que desarrolló otra de las vacunas de ARN mensajero “por el suministro de 20 millones de dosis o las dosis equivalentes de la vacuna para su administración como refuerzo”.
En un comunicado, la autoridad sanitaria de Argentina consideró: “La vacuna ARNm propuesta para su uso como refuerzo, tiene carácter universal y multivalente, ya que la plataforma de la vacuna Moderna COVID-19 permite ser modificada en relación a las variantes que están en circulación. Con este acuerdo, Argentina se constituye en el cuarto país del mundo, detrás de Suiza, Australia y Estados Unidos, además de la Unión Europea, en asegurarse la posibilidad de contar también con refuerzo”.
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