Se calcula que dos millones de personas en todo el mundo padecen insuficiencia renal crónica. La enfermedad consiste en la pérdida lenta de la función de los riñones, que se ocupan de eliminar los desechos y el exceso de agua del cuerpo humano. El número de pacientes con esa insuficiencia está aumentando entre el 5% y el 7% cada año, y muchos de esos pacientes necesitan diálisis o trasplante de riñón como tratamientos. La pandemia por el coronavirus vino a complicar aun más la situación: las personas con insuficiencia renal crónica en diálisis tienen un 30% más de riesgo de morir si desarrollan la enfermedad COVID-19. Por ese riesgo aumentado, sociedades médicas y científicas han reclamado que las personas en diálisis deben ser priorizadas para la vacunación.
En la Argentina, se hará el primer estudio que evaluará cuál es la protección que brinda la vacuna contra el COVID-19 Sputnik V, desarrollada por el Instituto Gamaleya de Rusia, en las personas que están en diálisis crónica después de haber accedido a las dos dosis. El trabajo es impulsado por la Sociedad Argentina de Nefrología y se llevará a cabo en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (INBIRS), que depende de la Universidad de Buenos Aires y el Conicet.
Participarán 1.200 pacientes con enfermedad renal y en diálisis crónica que residen en Buenos Aires. Esas personas fueron vacunadas como parte de un acuerdo de la Red de Diálisis y Nefrología del Ministerio de Salud de la ciudad de Buenos Aires con la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.
“Los pacientes en diálisis crónica ya recibieron la primera dosis de la vacuna Sputnik V en abril, y esta semana ya todos tendrán la segunda dosis. Con el estudio, queremos evaluar cuál es el nivel de los anticuerpos en esos pacientes inmunizados”, contó a Infobae el doctor Guillermo Rosa Diez, presidente de la Sociedad Argentina de Nefrología.
Hasta ahora en el mundo no se han publicado datos sobre la protección de la Sputnik V en el grupo de pacientes en diálisis crónica. “Se habían publicado estudios científicos que demuestran la eficacia y la seguridad de la Sputnik V en la población general. Pero ahora necesitamos saber qué grado de protección se consigue en los pacientes en diálisis crónica. Nuestra pregunta de investigación surge porque algunos pacientes en diálisis crónica necesitan una dosis de refuerzo de la vacuna para hepatitis B. Queremos evaluar qué pasa en el caso de la vacuna COVID-19”, comentó el doctor Rosa Diez.
En dos meses podrían estar listos los resultados del estudio sobre inmunogenecidad de la Sputnik V en Buenos Aires. “Se evaluará en qué grado responden tras recibir el esquema completo. Si se encontrara que algún subgrupo tiene niveles más bajos de anticuerpos que la población general, se podría considerar que algunos pacientes en diálisis podrían necesitar una tercera dosis como refuerzo”, sostuvo Rosa Diez. A cada paciente que participe en el estudio se le tomará una muestra de sangre en el marco del tratamiento por diálisis que recibe.
“Les mediremos los niveles de anticuerpos a la cohorte de pacientes en diálisis y ya vacunados con Sputnik V, y compararemos los niveles observados con aquellos del personal de salud vacunados, que representan nuestro grupo control”, contó a Infobae Jorge Geffner, director del Departamento de Microbiología, Parasitología e Inmunología de la Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires, investigador superior del Conicet y vicedirector del INBIRS.
“Tomaremos una muestra a los 21 días después de la segunda dosis para ver cuál es la respuesta. Ya hemos observado que, en respuesta a la primera dosis de la vacuna Sputnik V, la cohorte de pacientes en diálisis produce niveles sustancialmente menores de anticuerpos respecto del grupo control. Ese resultado ya permite sugerir la necesidad de completar rápidamente el esquema completo de vacunación”, informó Geffner.
De acuerdo con el registro de datos de la Sociedad Argentina de Nefrología y el INCUCAI, el 12% de los pacientes renales crónicos que acceden a diálisis han adquirido la infección por el coronavirus en Argentina desde el inicio de la pandemia.
En abril pasado, un grupo de investigadores de Australia y el Reino Unido publicaron un editorial en la revista Kidney International de la Sociedad Internacional de Nefrología. Hicieron un llamado de atención global por el mayor riesgo de infección, complicaciones y muertes que enfrentan las personas en diálisis. Tienen entre 5 y 10 veces más de infectarse en comparación con la población general.
En ese artículo, los autores también advierten que las personas en diálisis pueden tener también problemas en el sistema inmune y otras enfermedades como diabetes, enfermedad cardiovascular y obesidad, que pueden aumentar el riesgo de muerte si se contagian el coronavirus y desarrollan cuadros graves.
“Queremos pedirle a la población en diálisis que adhiera a todos los cuidados de prevención contra el COVID-19, como el uso adecuado del barbijo, evitar reuniones en espacios cerrados y sin ventilación permanente, mantener siempre el distanciamiento de dos metros, y registrarse para la vacunación. Es importante que cada paciente y sus familias adhieran a las medidas para prevenir el contagio del coronavirus”, recomendó el doctor Rosa Díaz.
En la Argentina, hay 30.000 personas con enfermedad renal crónica en diálisis. Hay dos tipos de diálisis. Un tratamiento es la hemodiálisis, que se accede de manera ambulatoria tres veces por semana. El otro tratamiento es la diálisis peritoneal, que puede realizarse en el hogar del paciente. ”Esta técnica debe hacerse diariamente, pero tiene la ventaja que el paciente la hace en su propio domicilio. No debe asistir al centro de diálisis. Esta ventaja fue relevante en esta pandemia, ya que permite que el paciente pueda cumplir con el aislamiento social”, puntualizó Rosa Díaz.
A fines de junio, la Sociedad Española de Nefrología también puso en marcha de un estudio para evaluar la seguridad y la respuesta inmune de la vacunación de la Covid-19 en los pacientes con enfermedad renal crónica avanzada en diálisis y trasplantados renales. Se estudiará la duración de los anticuerpos. En España comenzó a administrar dosis de las vacunas de ARN mensajero de las empresas Pfizer y BioNTech. Más tarde se sumaron las aplicaciones las vacunas de AstraZeneca, Moderna y Janssen.
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