Los síntomas similares a los del Covid-19 que presentan personas que han sido vacunadas podrían significar que el organismo está teniendo una respuesta inmunitaria eficaz, según un estudio preliminar realizado por inmunólogos australianos con el que intentaron llevar tranquilidad a quienes evitan someterse a la vacunación a causa de esas reacciones. Expertos argentinos, por su parte, subrayaron que quienes no presentan efectos también reciben protección.
Los inmunólogos Jonathan Sprent del Instituto Garvan de Investigación Médica, de Sydney, Australia, y Cecile King de la Escuela de Biotecnología y Ciencias Biomoleculares de la Universidad de Nueva Gales del Sur publicaron en la revista Science Immunology que los efectos más habituales son la fiebre, el dolor de cabeza, mialgia y malestar general que “afecta aproximadamente al 60% de los receptores después de la segunda dosis de las vacunas”, según estudios realizados para los antídotos fabricados por Moderna y Pfizer, dos marcas que, al menos por el momento, no han llegado a la Argentina, pero que se encuentran ya en algunas partes de Latinoamérica.
“Estos síntomas pueden ser preocupantes y han sido objeto de comentarios en la prensa y en las principales revistas científicas. Sin embargo, aparte de una vaga referencia a una respuesta inmune en curso, la causa real de los efectos secundarios casi no ha recibido atención”, manifestaron.
Por su parte, la infectóloga Isabel Cassetti, jefa del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Trinidad de San Isidro, recordó, en diálogo con Infobae, que también con otras vacunas se producen efectos como “leve malestar general, dolor en el sitio de la inyección, que puede ser dado por algunos componentes de la vacuna”, pero se trata de manifestaciones que “se resuelven solas en 24 o 48 horas”.
“Es una respuesta normal del organismo”, dijo, y destacó que “el que no tiene síntomas no puede dudar de la vacuna”, porque siempre será efectiva.
En tanto, Sprent y Kink puntualizaron que “la mayoría de los síntomas probablemente se pueden atribuir simplemente a la producción exuberante de una citocina que juega un papel vital en la potenciación de las primeras etapas de la respuesta inmune, a saber, el interferón tipo I (IFN-I)”, precisaron.
“En particular, la producción temprana de IFN-I es crucial para producir una respuesta inmune óptima”, agregaron. De todas formas, “hasta la fecha, no hemos podido localizar pruebas directas sobre la producción de IFN-I después de la vacunación contra la infección por SARS-CoV-2″, reconocieron.
Aún así “esto es más que probable, dado que se sabe que otras vacunas de ARNm son potentes inductores de IFN-I. Por lo tanto, surge la pregunta clave si la producción fuerte de IFN-I explica los efectos secundarios de las vacunas COVID-19. Al considerar esta pregunta, debe tenerse en cuenta que el IFN-I se ha utilizado terapéuticamente durante muchos años, actualmente para tratar la hepatitis B y C y la esclerosis múltiple. En estos contextos, la inyección de IFN-I provoca el mismo patrón prominente de fiebre, dolores de cabeza y fatiga que las actuales vacunas COVID-19. Además, cuando se usa repetidamente, la administración terapéutica de IFN-I también puede provocar depresión y ralentización cognitiva y, por lo tanto, imitar de cerca la condición clínica aún poco conocida del síndrome de fatiga crónica” propio del Covid.
De esta forma, consideraron que “es muy probable, aunque no probado, que los efectos secundarios de las vacunas COVID-19 sean simplemente un subproducto de una breve ráfaga de generación de IFN-I concomitante con la inducción de una respuesta inmunitaria eficaz”. Lo que implicaría que los reacios a la vacunación a causa de estos efectos deberían deponer su actitud, teniendo en cuenta que es una reacción favorable del organismo
Además, dijeron los expertos australianos que, “en particular los efectos secundarios, varían considerablemente según la edad y el sexo del receptor, con efectos más graves en las mujeres que en los hombres y en las personas más jóvenes que en los ancianos”.
“La perspectiva de fatiga y dolor de cabeza después de la vacunación contra COVID-19 debe verse de manera positiva: como un preludio necesario para una respuesta inmune efectiva. Los efectos secundarios de la vacunación casi siempre serán leves y transitorios, e indican simplemente que la vacuna está haciendo su trabajo de estimular la producción de interferón, el estimulador inmunológico incorporado al cuerpo”, concluyeron.
“Lo que dicen esos científicos está muy bien”, dijo Cassetti, “es una respuesta normal del organismo, pero “no es predecible en términos de anticuerpos, no significa que genere más anticuerpos que otros” que no presentan reacciones. Es decir, “lo que se tiene tras la vacunación, clínicamente no predice la respuesta de anticuerpos”, indicó.
Por su parte, el infectólogo pediátrico Eduardo López advirtió a Infobae que en ocasiones se tienen síntomas y en otras no, pero que la inmunidad se produce de todas formas.
Puso como ejemplo su propio caso, ya que recibió las dos dosis de la vacuna rusa Sputnik sin ninguna manifestación posterior, lo mismo que personas que participaron del ensayo en Argentina del antídoto del laboratorio chino Cansino. Tanto él, precisó, como los voluntarios, desarrollaron buenos anticuerpos sin haber tenido ningún síntoma.
“Yo recibí dos dosis de Sputnik, me dosé los anticuerpos y me dio muy buen nivel, pero no tuve ningún síntoma”, aclaró, y pidió evitar malas interpretaciones porque tal vez alguien que no tuvo efectos puede decir “’che, me habrán vacunado bien, no me habrán dado agua’”.
“En Argentina -agregó- los síntomas como cefaleas y dolores musculares tienen un porcentaje del 30 a 40%” de las personas que se vacunan.
Por su parte, la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), en el marco de su campaña de promoción de la vacunación, garantizó que “la administración de cualquier vacuna es un proceso muy seguro. En algunos casos, las vacunas pueden provocar reacción en el lugar de la inyección (enrojecimiento, picazón, dolor, sensibilidad, hinchazón) y en menor medida fiebre, dolor de cabeza, cansancio, escalofríos, pérdida del apetito, dolor muscular, dolor en las articulaciones o sudoración”.
En ese sentido, subrayó la entidad que “estos signos son normales y significan que el organismo está generando respuesta inmune” Salvo casos excepcionales, “puede ocurrir una reacción alérgica leve (erupciones cutáneas) o más severa (hinchazón en la cara o los labios o falta de aire)”, pero “estas reacciones suelen desaparecer en pocos días y en su mayoría son leves”.
Por otra parte, ante el temor a esos efectos molestos tras la vacunación, la SADI advirtió que “no” se debe tomar analgésicos como el paracetamol previo a recibir la vacuna, “ya que, teóricamente podrían mitigar la respuesta inmune y hacer que las vacunas sean menos efectivas, por lo que no se recomiendan antes de la vacunación”, insistió.
“Sin embargo, son útiles para disminuir los efectos secundarios una vez que ocurren luego de la vacunación. Se prefiere el paracetamol, especialmente para las mujeres embarazadas”, manifestó la entidad.
La efectividad de los inoculantes ya está fuera de discusión en todo el mundo. En Argentina las evaluaciones del Ministerio de Salud sobre la efectividad de las distintas vacunas aplicadas en personas de 60 años y mayores indicaron que con una dosis de Sputnik V o de AstraZeneca disminuye la mortalidad por COVID-19 entre un 70 y 80%.
En el caso de contar con el esquema completo, el análisis concluye que la disminución de la mortalidad con cualquiera de esas vacunas está por encima del 90% en este grupo.
Respecto de episodios de gravedad que se presentaron en algunos pacientes que recibieron el fármaco de AstraZeneca en países de Europa, como coágulos que derivaron en trombosis, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) instó a seguir administrando la vacuna porque “los beneficios continúan superando los riesgos y la vacuna puede continuar administrándose”.
En ese sentido, Cassetti, insistió sobre la eficacia de todas las vacunas y quiso llevar tranquilidad porque todos los médicos están “vigilando los efectos adversos” no solo en Argentina sino en todo el mundo.
“Los casos de trombosis fueron infrecuentes, pero se vieron más en mujeres y mujeres que han tomado anticonceptivos, pero no podemos hoy decir con certeza esta (vacuna) tiene tanto por ciento de eventos adversos, más frecuentes, que esta otra”, concluyó.
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