Todo comenzó en 1895 cuando el inglés Richard Preece Williams construyó, en la región de Burgos, una línea de ferrocarril para transportar hierro y carbón. Para 1911 quedó comprobado que el emprendimiento había sido un fracaso. Pero las excavaciones que realizó para el tendido de vías dejaron al descubierto lo que se transformaría en el yacimiento paleontológico más importante de Europa. Nacía Atapuerca.
Hoy se lo conoce como Trinchera del Ferrocarril, mide cerca de un kilómetro y en su trayecto hay varias cuevas que guardan cientos de restos óseos, tanto de humanos como de animales. Es un yacimiento fundamental que brinda importantes claves para entender la evolución humana. Y la Universidad de Buenos Aires junto a su par de Alcalá de Henares y la Fundación Atapuerca acordó realizar investigaciones sobre evolución humana, digitalización de fósiles y estudiar la evolución del oído en perros, cetáceos, primates y ciervos.
De esta manera, la UBA es la primera universidad argentina que participará en investigaciones en Atapuerca, declarado en el 2000 por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. En el mismo sentido, estudiantes de nuestro país podrán, en la modalidad de intercambio, realizar prácticas en este yacimiento.
En 1992 se hallaron en la Sima de los Huesos dos cráneos de más de 900 mil años que definieron una nueva especie llamada Homo Anteccesor. Luego continuarían las revelaciones, como el descubrimiento de una pelvis masculina y de un hacha de mano realizada en cuarcita. Fueron los primeros vestigios de miles que el lugar atesora.
Perros y lobos
El primer proyecto a encarar será el estudio de las cavidades del oído en perros adultos. Se pretende establecer si existe un patrón general para la especie, que sea diferente del patrón del lobo, y si hay variaciones particulares debidas al sexo, el tamaño general del cráneo o la longitud del hocico, los factores estudiados.
Asimismo, se buscará establecer las diferencias anatómicas en las cavidades del oído que tengan valor taxonómico para distinguir el perro de otras especies de cánidos, especialmente del lobo. Esto es clave para diferenciar la fauna doméstica de la salvaje.
También se investigará el patrón auditivo de los perros y de los lobos para estudiar si el proceso de domesticación ha modificado dicho patrón para ajustarlo a la voz humana.
El doctor Gabriel Sánchez, médico veterinario y profesor de anatomía, explicó a Infobae que “el perro es un animal domesticado que viene del lobo, no es una especie distinta. Cuando hay una domesticación se producen cambios fisiológicos y anatómicos. Uno de esos cambios es la modificación de su audición para escuchar al ser humano. Esa es una de las hipótesis que trabajaremos en Atapuerca. Nuestros colegas de Alcalá de Henares vienen trabajando en la misma línea pero con el oído humano”.
Será a través del Centro Francisco Javier Muñiz de Evolución Humana y Ecosistemas con especial atención al Continente Americano de la UBA que se trabajará con las cátedras de Otoacústica Evolutiva del Departamento de Ciencias de la Vida de la Universidad de Alcalá de Henares, y la Cátedra de Biología e Introducción a la Biología Celular de la Facultad de Ciencias Médicas /CBC de la UBA.
“Lo interesante -remarcó Sánchez- es que se trabajará con tomografías computadas a fin de reconstruir la estructura del oído. Tenemos, para ello, esqueletos de cabezas de perros actuales y se harán comparaciones con las del lobo. Todo esto nos servirá para determinar los pasos evolutivos de la especie para comprender mejor los cambios, si es que los hubo”. Sánchez trabajará con los doctores Ignacio Martínez Mendizábal y con Mercedes Conde Valverde, investigadores de Atapuerca.
El profesor de la Facultad de Veterinaria agregó que “la evolución del perro está relacionada a las funciones que se le otorga: perro de presa, de compañía, de vigilancia o pastores, entre otros. Es muy interesante estudiar esa evolución, ya que del lobo vienen razas tan disímiles como el basset, que casi se pisa las orejas, el chihuahua, que no pesa más de medio kilo, y el gran danés, un animal muy grande de setenta kilos. Y cada uno con sus características anatómicas y fisiológicas: el ovejero con dificultades en su cadera o el pekinés con problemas respiratorios que repercuten en sus oídos”.
El proyecto actual contempla la formación de profesionales argentinos, incluso estudiando los fósiles que se hallaron en América del Sur, aunque no se comparan con el patrimonio descubierto en Atapuerca, donde todo empezó con un proyecto de hacer un ferrocarril para transportar mineral que no tuvo futuro. Porque la clave en el lugar estaba en el pasado, ese tan lejano de donde todos venimos.
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