¿Existe un nuevo vínculo entre las vacunas COVID-19 y miocarditis en jóvenes?

Es probable que los raros casos de inflamación del corazón en adolescentes y adultos jóvenes estén relacionados con la administración de las vacunas de Pfizer/BioNTech y Moderna, según afirmó un grupo de médicos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos

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La miocarditis es una inflamación del músculo cardíaco que puede ser causada por una infección viral, pero también aparece como reacción a un medicamento (Getty Images)
La miocarditis es una inflamación del músculo cardíaco que puede ser causada por una infección viral, pero también aparece como reacción a un medicamento (Getty Images)

Un grupo de expertos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) advirtió este miércoles que hay una “probable asociación” entre algunas afecciones inflamatorias cardíacas en adolescentes y adultos jóvenes y la segunda inyección de la vacuna contra la COVID-19, pero destacó que “raramente” sucede.

En una reunión regular, el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización (ACIP) explicó que se han registrado en EEUU algunos casos de miocarditis, es decir, hinchazón del músculo cardíaco, y de pericarditis, que es la inflamación de la membrana que rodea el corazón. ”La presentación clínica de los casos de miocarditis después de la vacunación ha sido distinta, ocurriendo con mayor frecuencia dentro de una semana después de la segunda dosis, con dolor en el pecho como la presentación más común”, dijo el cardiólogo pediátrico Matthew Oster, que es médico en el Centro Nacional de Defectos de Nacimiento y Discapacidades del Desarrollo de los CDC.

Los expertos señalaron que se han reportado 267 casos de miocarditis o pericarditis entre menores de 30 años después de recibir la primera dosis y 827 casos reportados después de la segunda, mientras que hay 132 casos adicionales donde se desconoce el número de dosis recibidas. En total, ha habido más de 1.200 casos de miocarditis o pericarditis en jóvenes que recibieron la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer-BioNtech o Moderna, según una serie de presentaciones de diapositivas publicadas este miércoles durante la reunión. Para ambas vacunas combinadas, hubo 12,6 casos de inflamación cardíaca por cada millón de dosis.

”Esto es un evento todavía raro y la mayoría de los casos son leves”, aseguró Tom Shimabukuro, director adjunto de la Oficina de Inmunización de los CDC, quien recalcó que más del 80% de los pacientes están ya “totalmente recuperados”. Según Shimabukuro, los síntomas, que incluyen dolor en el pecho y dificultad para respirar, generalmente se desarrollan durante la semana posterior de recibir la segunda inyección, con la mayoría de casos registrados en los primeros cuatro días.

“La miocarditis es una inflamación aguda, que manifiesta síntomas muy leves como dolor en el pecho y dificultad para respirar, pasando por un derrame en el pericardio o hasta formas muy graves como arritmias fatales o insuficiencia cardíaca. Tiene un compromiso clínico muy variado, formas muy leves o en ciertos casos severas que pueden llegar a necesitar un trasplante”, explicó a Infobae la médica cardióloga, Mirta Diez, especialista en Insuficiencia Cardíaca y jefa de la sección de Insuficiencia Cardíaca e Hipertensión Pulmonar del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA).

Este análisis del grupo de expertos de los CDC llega un día después de que el Gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, admitiera que no llegará a su objetivo de que el 70% de los adultos del país haya recibido al menos una dosis contra el COVID-19 para el próximo 4 de julio, en gran parte por los bajos niveles de vacunación entre los más jóvenes (REUTERS)
Este análisis del grupo de expertos de los CDC llega un día después de que el Gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, admitiera que no llegará a su objetivo de que el 70% de los adultos del país haya recibido al menos una dosis contra el COVID-19 para el próximo 4 de julio, en gran parte por los bajos niveles de vacunación entre los más jóvenes (REUTERS)

A comienzos de este mes se conoció un informe del Ministerio de Salud israelí, que daba cuenta de este vínculo “probable” entre algunas vacunas contra el coronavirus y casos de miocarditis. Cabe aclarar que el proceso de elaboración de todas las vacunas contra el COVID-19, incluida la creada por Pfizer que se utilizó en Israel casi de manera exclusiva, se aceleró para su autorización de emergencia a la luz del avance de la pandemia en todo el mundo, y que sus ensayos de Fase III continúan en curso.

Si bien la gran mayoría de la comunidad médica apoyó firmemente las vacunas, el público en general manifestó algunas dudas en ocasiones. En este sentido, el anuncio de la cartera sanitaria de Israel, si no se pone en el contexto adecuado, si bien cumple con el compromiso de transparencia total sobre los procesos de inmunización en el país y el correcto seguimiento de los casos, corre el riesgo de ser interpretado de manera incorrecta.

“En primer lugar, para evaluar realmente si existe un vínculo entre la vacuna y los casos de miocarditis, necesitamos mucho más de lo que comunicó el ministerio”, dijo el profesor Eyal Leshem, director del Centro de Medicina de Viajes y Enfermedades Tropicales del Centro Médico Sheba. “Entre otras cosas, necesitamos saber cuánto tiempo pasó entre la inoculación y el evento, necesitamos un grupo de casos y controles. Evaluar un posible efecto adverso de una vacuna es muy desafiante”, remarcó el experto en diálogo con The Jerusalem Post.

El informe del ministerio israelí mostró que de los 275 casos de miocarditis reportados en ese país entre diciembre y mayo, desde el comienzo de la campaña de vacunación, 148 ocurrieron después de una vacuna, la mayoría de ellos después de la segunda dosis. Más del 95% se consideró leve. La mayoría de los pacientes fueron dados de alta del hospital en cuatro días, y muchos de los casos se notificaron entre hombres de entre 16 y 30 años.

Según Leshem, los casos aún podrían ser parte de la aparición normal de la inflamación. A menos que se realice un control exhaustivo comparando los datos de la población vacunada con los de la población normal, no será posible demostrar que existe una conexión entre un hecho (la vacuna) y el otro (la miocarditis). “Esto no es una prueba, es solo una señal de que el fenómeno debe ser investigado”, dijo el especialista.

Los expertos señalaron que se han reportado 267 casos de miocarditis o pericarditis entre menores de 30 años después de recibir la primera dosis y 827 casos reportados después de la segunda, mientras que hay 132 casos adicionales donde se desconoce el número de dosis recibidas (REUTERS)
Los expertos señalaron que se han reportado 267 casos de miocarditis o pericarditis entre menores de 30 años después de recibir la primera dosis y 827 casos reportados después de la segunda, mientras que hay 132 casos adicionales donde se desconoce el número de dosis recibidas (REUTERS)

“Incluso si se demostrara la conexión, la gran mayoría de los casos fueron leves y se resolvieron por sí mismos y esta es la parte más importante”, sostuvo. Y agregó: “Sabemos que todas las vacunas pueden tener efectos secundarios. Podría ser que una de cada miles de dosis provocara una leve inflamación del corazón. Si descubriéramos que una de cada 10.000 dosis puede causar una miocarditis leve, esto podría considerarse una tasa aceptable de eventos adversos”.

Leshem destacó que después de la vacuna las personas deben abstenerse de realizar una actividad física intensa que pueda favorecer la ocurrencia de estos eventos. Para el profesor, el mensaje clave es que el público reciba datos completos pero que sean interpretados por expertos “porque puede dar miedo”.

“En realidad, todos los que nos rodean se vacunaron y con millones y millones de dosis no hubo una tasa sustancial de eventos adversos, por lo que no hay razón para pensar que nos estamos perdiendo algo que es común”, insistió el especialista, para quien “en cuanto a los eventos adversos muy raros, no existe ningún tratamiento médico que no los tengan, incluidos los medicamentos más comunes como el paracetamol”.

Con información de EFE

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