Durante las últimas semanas han circulado posteos en redes sociales con videos que afirman que las vacunas contra el COVID-19 dejan magnetizadas a las personas que las reciben. Sin embargo, se trata de una información falsa, y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos han salido a advertir la falsa de veracidad de los posteos y los videos. “No. Recibir la vacuna COVID-19 no le producirá magnetismo, ni siquiera en el lugar de la vacunación, que suele ser el brazo”, señaló en su página web.
La agencia, que depende del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, informó que “las vacunas COVID-19 no contienen ingredientes que puedan producir un campo electromagnético en el lugar de su inyección. Todas las vacunas COVID-19 están libres de metales como el hierro, el níquel, el cobalto, el litio y las aleaciones de tierras raras, así como de cualquier producto manufacturado como la microelectrónica, los electrodos, los nanotubos de carbono y los semiconductores de nanohilos”.
También se resaltó que “la dosis típica de la vacuna COVID-19 es inferior a un mililitro, lo que no es suficiente para permitir que los imanes sean atraídos a su lugar de vacunación, incluso si la vacuna estuviera llena de un metal magnético”.
Ya se han autorizado 8 vacunas para COVID-19 en el mundo, y hay más de 90 en estudio, en diferentes etapas. Las vacunas autorizadas ya demostraron que son seguras y efectivas.
Puede tener efectos secundarios después de la vacunación, pero es normal que ocurran y deberían desaparecer al cabo de pocos días. Por lo general el organismo necesita dos semanas después de la vacunación para generar protección contra el coronavirus que causa la enfermedad COVID-19. No se considera que una persona tenga la protección completa otorgada por cada vacuna hasta pasadas 2 semanas después de la segunda dosis o dos semanas después en el caso de las vacunas de dosis única.
También los CDC explicaron que al aplicarse la vacuna, no se liberan ni descargan sus componentes dentro o fuera del cuerpo. “Los componentes de la vacuna no se desprenden de las vacunas COVID-19, por lo que no es posible que ninguno de los componentes de la vacuna se acumule en los tejidos u órganos del cuerpo, incluidos los ovarios”, expresaron.
“Tanto las vacunas que están autorizadas en los Estados Unidos como en la Argentina y otros países son seguras y eficaces para reducir el riesgo de complicaciones y muertes por COVID-19″, comentó a Infobae el doctor Alejandro Chirino, coordinador de la sección de infecciones pulmonares de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.
Y agregó: “Ninguna vacuna induce fenómenos de magnetismo ni tienen cantidades de metales que puedan hacer que las personas vacunadas se vuelvan magnetizadas”.
Las vacunas contra el COVID-19 se desarrollaron en menos de un año. Todas las vacunas autorizadas son sometidas a pruebas rigurosas a lo largo de las distintas fases de los ensayos clínicos, y siguen siendo evaluadas con regularidad tras su comercialización. Además, los científicos hacen un seguimiento constante de la información procedente de diversas fuentes en busca de indicios de que causen efectos adversos, según la OMS.
Pese a los estudios clínicos y los mensajes de las autoridades sanitarias, surgen rumores e información falsa que se expanden por el mundo. También recientemente, se había difundido que las vacunas podían cambiar el ciclo menstrual de las mujeres.
Los CDC derribaron también ese mito. “Su ciclo menstrual no puede verse afectado por estar cerca de alguien que haya recibido la vacuna COVID-19. Muchas cosas pueden afectar a los ciclos menstruales, como el estrés, los cambios de horario, los problemas de sueño y los cambios en la dieta o el ejercicio. Las infecciones también pueden afectar a los ciclos menstruales”, informó.
Desde diciembre pasado, se han empezado a aplicar en diferentes países. Con los planes de inmunización, la vacuna se vuelve una herramienta de prevención qu está dirigida a reducir las formas graves y complicaciones del COVID-19. Pero eso lleva tiempo. Por eso, las autoridades sanitarias recomiendan que es fundamental continuar con las medidas de protección, como el uso de tapaboca o barbijo, las medidas de higiene de manos y respiratoria, la ventilación de los ambientes y el distanciamiento social.
Pero solo el 12,7% de la población del mundo ha recibido al menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19, la enfermedad que ya se llevó la vida de más de 3,7 millones de personas en el planeta. Ante el lento avance de la vacunación por la escasez de dosis, la Organización Mundial de la Salud salió a aclarar que hoy los niños no deben estar entre los grupos priorizados para acceder a las vacunas contra el COVID-19.
La directora científica de esa agencia sanitaria de la Naciones Unidas, Soumya Swaminathan, dijo: “La razón para que OMS hoy -junio de 2021- esté diciendo que vacunar a los chicos no es una prioridad es porque los chicos pueden infectarse el coronavirus y pueden transmitir, pero tienen menor riesgo de desarrollar enfermedad severa comparado con los adultos mayores”.
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