Unos misteriosos ladridos detectados en la noche en medio de los bosques africanos fueron la clave para identificar una nueva especie de mamífero del género de dendrohyrax, conocido también como “damanes arborícolas”, informó este lunes la Universidad de Yale.
La especie recientemente descrita, “Dendrohyrax interfluvialis”, habita los bosques secos y húmedos que se encuentran entre los dos ríos, Níger y Volta, en las regiones costeras del sureste de Ghana, el sur de Togo y Benin y el suroeste de Nigeria.
Es descubrimiento se remonta a una expedición a Nigeria en el 2009, donde un grupo de investigadores escucharon una curiosa llamada nocturna, asemejada a un ladrido, que venía de un pequeño herbívoro de mamífero y que tenía características distintas a las de los damanes conocidos que viven en otras zonas boscosas de África, que emiten un sonido más similar al de un grito.
“A veces, un oído atento es tan importante como un ojo agudo”, dijo Sargis, curador de mammalogía y paleontología de vertebrados en el Museo de Historia Natural de Yale Peabody. “Mis coautores John Oates y Simon Bearder estaban en Nigeria en 2009 investigando galágidos, un grupo de primates, cuando notaron que las llamadas de los damanes eran diferentes en un lado del Níger que en el otro. Toda la evidencia que estudiamos posteriormente, incluidas las vocalizaciones distintivas, apunta a una especie única en los bosques entre el Níger y el Volta”.
Los dendrohyrax adultos de los árboles suelen pesar entre 2,2 y 3,1 kilos, y aunque tienen el tamaño aproximado de una marmota, están estrechamente relacionados con los elefantes y los manatíes.
Por lo general, se les considera como habitantes nocturnos y arbóreos, pero su comportamiento ha resultado difícil de estudiar, en parte porque, a diferencia de la mayoría de los mamíferos nocturnos en África, sus ojos no brillan por la noche, lo que los hace más difíciles de detectar, explicaron los investigadores.
Para determinar que efectivamente se trataba de una nueva especie, los científicos responsables de la investigación estudiaron 418 grabaciones de llamadas de damanes arborícolas recogidas entre 1986 y 2020 en 42 sitios distintos en 12 países.
A partir de esas grabaciones, el profesor Bearder, produjo sonogramas usando las muestras de las 96 grabaciones más claras y completas, entre las que estuvieron 34 grabaciones que provenían de la población entre el Níger y el Volta, y otras 62 que venían de damanes arborícolas de África occidental, central y oriental. Se midió su duración, rango de frecuencia y tasas de repetición, entre otras características, resultando que casi todas las llamadas registradas entre los ríos eran “ladridos de cascabel”, las cuales diferían de las llamadas chillonas registradas en el lado occidental del Volta y del lado oriental del Níger.
Por su parte, Sargis y Neal Woodman, otro de los coautores, estudiaron los cráneos de 69 especímenes de damanes arborícolas adultos en seis colecciones de museos en Europa y América del Norte. Encontraron diferencias sutiles pero claras en la forma y el tamaño de los cráneos de los especímenes recolectados entre los ríos y los recolectados en otros lugares. Los cráneos de Dendrohyrax interfluvialis eran más cortos y más anchos que los de sus homólogos de fuera de la zona interfluvial, encontró el estudio.
También encontraron diferencias en las pieles, teniendo la nueva especie un color marrón oscuro y marrón amarillento más claro en los flancos y extremidades, mientras que los damanes normales varían entre un color marrón mucho más oscuro, casi negro.
Finalmente, los análisis genéticos de 21 muestras de tejido de damanes de toda la selva africana encontraron que las poblaciones interfluviales eran genéticamente distintas de otros linajes de damanes.
De acuerdo con los investigadores, los ríos Níger y Volta son barreras “biogeográficas significativas para una variedad de mamíferos”, ya que les impiden cruzar el agua con facilidad confinado a ciertas especies a un territorio delimitado. Explican que, con los millones de años de cambio climático, junto con la expansión y contracción de los bosques, no sorprende que “nuevas especies” se hayan desarrollado.
Advierten los científicos que toda esta vida “única” de la región entre estos ríos se está viendo seriamente amenazada por la expansión humana, que trae consigo el aumento de la tala de árboles y la caza de especies nativas para el consumo alimenticio. Por eso piden que haya mayores esfuerzos para la creación de nuevas reservas naturales efectivas que protejan esta vida endémica.
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