“De la misma manera que la pandemia de la gripe que se produjo hace más de 100 años tuvo tres oleadas de infecciones durante cada invierno y luego fue más suave, esto puede ocurrir con el COVID-19”. El profesor Roland Kao, catedrático de epidemiología veterinaria y ciencia de los datos de la Universidad de Edimburgo, puso en palabras lo que la mayor parte de la comunidad científica cree que va a ocurrir tras el advenimiento del SARS-CoV-2 al mundo.
Es que, según explican los expertos, es poco probable que el COVID-19 sea erradicado, pero al igual que la gripe, puede convertirse en otra enfermedad controlable. Kao explicó que “ciertamente existe la posibilidad” de que el mundo nunca se libre del COVID-19, pero que “puede acabar siendo más leve”.
“La previsión es que si esperamos lo suficiente, mejorará, pero puede que nunca nos libremos de la enfermedad -continuó-. Sería otra enfermedad en la que tendremos que pensar”. Más de 3,8 millones de personas perdieron la vida a causa del COVID-19 desde el comienzo de la pandemia, y se sabe que más de 177 millones contrajeron la enfermedad, según el sitio de estadísticas worldometers.
La mayor parte del mundo occidental debió enfrentarse a tres oleadas de la enfermedad, espoleadas por la aparición de variantes justo cuando se empezaron a distribuir las vacunas e inmunizar a las poblaciones.
En Gran Bretaña, las nuevas restricciones a causa del COVID-19 impuestas por primera vez en enero para frenar la propagación de la variante Alfa (británica) debían levantarse el 21 de junio, pero el Gobierno ya sugirió que los plazos se pueden retrasar.
Con una de las tasas de vacunación más altas del mundo (más del 77% de la población recibió al menos una dosis, y más del 54% está ya totalmente vacunado, según datos oficiales), el Reino Unido durante la semana registró más de 44.000 nuevos casos, lo que supone un aumento del 63% respecto al periodo de siete días anterior, publicó Euronews.
El aumento de las infecciones se atribuye a la variante Delta -antes conocida como variante india-, que se cree que es hasta un 60% más transmisible que la cepa original del virus. Según Public Health England, el 94% de los casos actuales en el Reino Unido que fueron secuenciados y genotipados son Delta.
“Con el número de casos de variantes Delta en aumento en todo el país, la vacunación es nuestra mejor defensa”, dijo en un comunicado la doctora Jenny Harries, directora ejecutiva de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido, para quien “aunque la vacunación reduce el riesgo de enfermedad grave, no la elimina”. Con ella coincidió Kao, quien sumó que las vacunas son especialmente eficaces para prevenir el riesgo de enfermedad grave. Las pruebas también demuestran que ofrecen cierto grado de protección contra el contagio de la enfermedad y una protección parcial contra la transmisión posterior.
Por lo tanto, para los especialistas, no es imposible que se produzca una cuarta oleada, pero es probable que sea muy diferente a las anteriores. Por caso, si bien en el Reino Unido, como se dijo, el número de casos confirmados aumentó un 63% de una semana a otra, las hospitalizaciones aumentaron hasta ahora algo más del 7%. Y el número de muertes creció en menos del 2%.
“Lo importante es que mientras las vacunas que estamos utilizando parezcan tener al menos cierta protección contra la enfermedad grave, entonces (una cuarta oleada) no será tan mala”, explicó Kao.
“Podría haber muchos casos, pero el número de muertes podría ser menor y el número de hospitalizaciones en cuidados intensivos podría ser menor. En ese caso, podríamos tener una gran oleada, pero sin sobrecargar el sistema sanitario, sin que cause muchas muertes”, añadió el epidemiólogo, y advirtió: “Sin embargo, no estamos en la fase de saberlo con seguridad”.
Las variantes como amenaza fantasma
Con la mutación del virus y el desigual despliegue mundial de las vacunas, siempre existe el riesgo de que surjan más variantes, más virulentas y resistentes a los tratamientos.
Lo cierto es que a poco más de seis meses del inicio de la vacunación en el mundo, alrededor del 12,3% de la población mundial recibió al menos una dosis, según Our World In Data, y la mayor parte vive en países ricos. En esa línea, las proyecciones indican que no se espera que la población mundial se haya vacunado en su totalidad hasta al menos finales de 2022.
Pero un aspecto positivo a tener en cuenta, destacó Kao, “es que obviamente existen múltiples vacunas exitosas, más vacunas que abordan la protección desde una forma diferente, lo que significa que hay más posibilidades de que algunas de las vacunas sean más altamente efectivas”.
Los fabricantes de vacunas también están estudiando las variantes y las formas de crear refuerzos para combatirlas. “Con todo este esfuerzo, aumentan las posibilidades de que no sólo podamos detectar más rápidamente las variantes que nos preocupan, sino también de que podamos responder a ellas con mayor rapidez”, afirmó.
Sin embargo, los expertos coinciden en que la erradicación total de la enfermedad es muy poco probable. “Para que una vacuna lo consiga, lo que habría que hacer es desplegarla por todo el mundo de forma suficiente, completa y rápida como para no dar tiempo al virus a desarrollar variantes lo suficientemente rápidas como para sortearla”, explicó.
“Es posible, pero requeriría un cierto nivel de coordinación mundial que actualmente no tenemos porque el virus siempre seguirá evolucionando”, añadió.
Lo que esto significa, en efecto, es que hasta el momento en que la enfermedad sea domesticada en una versión más suave, es probable que algunas restricciones se mantengan durante un tiempo considerable, incluida la obligación de llevar mascarillas en determinados entornos.
En ese sentido, los viajes de larga distancia son un factor importante para que estas variantes se propaguen rápidamente por el mundo. Por lo que Kao consideró que es posible que se mantengan las restricciones de volar a determinados destinos o bien requisitos como la cuarentena al llegar y las pruebas negativas de PCR como condición.
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