Ya hubo más de 173 millones de personas afectadas por la infección por el coronavirus, y más de 3,7 millones de muertos en el mundo. Pero aún la respuesta concluyente sobre cómo empezó todo sigue pendiente para la comunidad científica. Ahora, un equipo de científicos de China, Canadá y el Reino Unido presentó pruebas que indican que en el mercado mayorista de mariscos de Huanan y otros mercados de la ciudad china de Wuhan, se vendían animales silvestres de manera ilegal antes del inicio de la pandemia.
El trabajo de los investigadores fue publicado en la revista Scientific Reports, y demuestra que en los mercados de Wuhan sí se vendían animales salvajes, incluidas especies protegidas por las leyes chinas. “Casi todos los animales se vendían vivos, enjaulados”, estaban “amontonados” y en “malas condiciones”, detalló el estudio. Muchos de los animales tenían heridas de bala o marcas de cepos.
“En la mayoría de los puestos se ofrecía sacrificar y despiezar la compra con las implicaciones que eso tiene para la higiene y el bienestar animal”, escribieron los científicos Zhao-Min Zhou y Xiao Xiao, de la Universidad Hubei de Medicina China -entre otras instituciones, David Macdonald, de Inglaterra, y Christina Buesching, de Canadá.
Si bien el estudio no demuestra que la venta ilegal de animales haya sido un factor que influyó directamente en la emergencia del coronavirus en seres humanos, da más pistas para comprender el origen del problema que se volvió global. Una de las hipótesis es que el virus podría haber saltado de animales a los seres humanos en los puestos de venta de los mercados de Wuhan. Otra hipótesis es que habría ocurrido una fuga natural de virus desde el Instituto de Virología de Wuhan.
Desde el inicio de la pandemia, el primer foco de atención ha estado en la ciudad de Wuhan. Según la Organización Mundial de la Salud, de los primeros 168 casos de pacientes diagnosticados con COVID-19 en diciembre de 2019 en Wuhan, 47 habían visitado el mercado de marisco de Huanan. Además, otros 38 infectados habían visitado otros mercados de alimentos de la ciudad.
Esta semana, la Organización Mundial de la Salud (OMS) solicitó al Instituto de Tumores de Milán que realice una nueva prueba en un laboratorio independiente sobre un anterior informe publicado en noviembre de 2020 en el que se indicó la posibilidad de que el virus del SARS-CoV-2 ya circulaba entre la población italiana en octubre de 2019, informó a EFE el centro médico.
El mercado de Huanan ocupa una superficie de 50.000 metros cuadrados, y poseía más de 1000 puestos operativos. El 1 de enero de 2020 el mercado fue clausurado después de que las autoridades sanitarias chinas informaran que había personas que habían contraído la nueva enfermedad en diciembre de 2019 y que habían estado allí.
Poco antes de que se diagnosticaran los primeros casos en diciembre de 2019, el equipo de los científicos Zhao-Min Zhou y Xiao Xiao estaban realizando entrevistas con vendedores de 17 mercados de Wuhan. Habían empezado el trabajo de investigación en 2017, como parte de un proyecto que intentaba frenar la propagación de otro virus de alta letalidad y potencialmente pandémico, que se conoce más por su sigla en inglés: el SFTS. Significa fiebre severa con síndrome trombocitopénico.
El virus que estudiaban los científicos se transmite a través de la picadura de garrapatas y puede saltar de animales a humanos. En 2020 hubo un brote del virus SFTS en el este de China que infectó a 60 personas y mató a otras siete. Al hacer las entrevistas en los mercados, los científicos encontraron que ninguno de los puestos analizados aclaraba bien cuál era el origen de la carne o de los animales que allí se vendían. “Casi toda la venta de animales salvajes era ilegal”, añaden los investigadores.
También en los mercados de Wuhan se vendían aves estorninos muy preciados por saber imitar la voz humana por unos 365 dólares, víboras venenosas a 85 el kilo y perros mapache a 30 dólares el kilo. Esos perros figuran entre los mamíferos que pueden infectarse con el coronavirus y transmitirlo. Algunas de las especies son también reservorio de otras enfermedades peligrosas como la rabia y la gripe aviar H5N1.
Un dato que llamó la atención es que entre los animales que estaba a la venta no había ni murciélagos ni pangolines, que se han considerado como potenciales reservorios para que el coronavirus afectara a los seres humanos.
La venta ilegal de animales salvajes se registró en los mercados de Wuhan hasta que los científicos hicieron su última inspección en noviembre de 2019. El trabajo en Scientific Reports no analizó cuáles fueron los patógenos que estaban presentes en los animales silvestres qué especies que se vendían.
Los nuevos datos publicados, que no estaban disponibles para la autoridad sanitaria de China, cuestionan el trabajo del equipo de expertos que la Organización Mundial de la Salud envió a ese país asiático en enero pasado para investigar el origen de la pandemia.
En su informe, los expertos de la misión contaron que los responsables del mercado de Huanan les habían asegurado que “todos los animales a la venta eran de granjas legales” y que no había animales salvajes vivos. Sin embargo, el mismo trabajo advertía de que de las casi mil muestras tomadas entre enero y marzo de 2020 de los diferentes puestos en el mercado de Huanan y otros similares, 73 tenían el coronavirus.
Para Ian Lipkin, investigador en virus emergentes de la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos y asesor científico de la película Contagion, que mostraba un escenario parecido al de la pandemia por el coronavirus, el trabajo que demuestra que había venta ilegal de animales silvestres “es un estudio muy importante”.
Agregó: “Aporta una explicación sobre el brote de Wuhan que es por lo menos igual de plausible que el escape de un laboratorio. También destaca la importancia de cerrar los mercados que venden animales salvajes vivos y de que no reabran”.
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