Una variante de coronavirus de rápida propagación embota la primera línea de defensa del cuerpo, lo que podría explicar por qué es más transmisible que las variantes que circulaban anteriormente, según un estudio de la infección de células por SARS-CoV-2.
Desde que se detectó por primera vez en el Reino Unido a fines del año pasado, la variante B.1.1.7, también llamada Alfa, ha dado la vuelta al mundo para convertirse en la forma dominante de SARS-CoV-2. Algunos estudios muestran que la capacidad de Alfa para superar las variantes que circulaban anteriormente podría provenir de mutaciones en su proteína de punta que le permiten ingresar a las células de manera más eficiente.
Pero un estudio publicado en bioRxiv el 7 de junio sugiere que la variante también tiene trucos relacionados con mutaciones fuera de la proteína de pico. Estas mutaciones probablemente significan que pocas horas después de infectar a una persona, Alfa suprime la defensa de respuesta rápida que el cuerpo monta contra todos los invasores. Al bloquear esta “respuesta inmune innata”, el virus se compra más oportunidades para infectar a otras personas, advierte una investigación publicada en la revista científica Nature. Esto ayuda a Alfa a “lidiar con la inmunidad innata o esconderse de ella, y creemos que es importante para la transmisión”, dice Clare Jolly, viróloga del University College London, quien codirigió el trabajo.
Jolly y sus colegas examinaron cómo las células de las vías respiratorias humanas producían interferón, una proteína inmunitaria que activa las defensas del cuerpo ante la llegada de un patógeno. El equipo descubrió que las células infectadas con Alfa producen mucho menos interferón que las células infectadas con variantes del SARS-CoV-2 que circulaban previamente. La supresión de Alfa de la producción de interferón ayuda a que la variante permanezca más tiempo en el cuerpo.
Proteína entrometida
Las células infectadas con Alfa también tenían niveles mucho más altos de ARN viral que codifica la proteína Orf9b y de la propia Orf9b. Los investigadores encontraron que Orf9b amortigua las defensas del cuerpo al entrometerse con las proteínas del huésped que normalmente activan la producción de interferón y otros genes importantes para la respuesta inmune innata.
Los hallazgos de esta investigación aún no han sido revisados por pares, pero otro estudio publicado en bioRxiv el 4 de marzo por Silvana Gaudiera, inmunogenetista de la Universidad de Australia Occidental en Perth, y sus colegas corroboran algunos de estos hallazgos. Gaudiera y su equipo analizaron muestras virales de personas infectadas con Alfa y encontraron niveles significativamente más altos de expresión de ARN, probablemente representando la producción de Orf9b, que en personas infectadas con variantes anteriores.
El equipo atribuye esta sobreexpresión a una mutación fuera de la proteína de pico, en genes que son importantes para la replicación viral. El último artículo “destaca la importancia de mirar más allá de la proteína de pico en busca de nuevas mutaciones”, dice Gaudiera. Estos hallazgos tampoco han sido revisados por pares.
Nevan Krogan, genetista de la Universidad de California en San Francisco, que codirigió el trabajo con Jolly, dice que los investigadores ahora están ampliando su análisis a otras variantes de interés. “Este virus es súper furtivo”, dice. “La pregunta es, ¿qué otros trucos tiene?”.
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