Las vacunas contra el COVID-19 se desarrollaron en un tiempo récord durante el año pasado. Pero su distribución para todos los seres humanos, especialmente para los grupos más vulnerables, está lamentablemente demorada. Ya se sabe que el 90% de la población que vive en países de medianos y bajos ingresos no accederá al esquema completos de dosis de vacunas COVID-19 durante el año 2021 si todo sigue con el ritmo actual de producción, distribución y aplicación.
Un conjunto de expertos de la Organización Mundial de la Salud, el FMI, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio estimaron que se necesitan 50.000 millones de dólares para dar acceso a las vacunas y a la atención médica al mundo entero y terminar con la pandemia. Presentaron ayer a la prensa los detalles del plan. Pero especialistas consultados por Infobae señalan que la propuesta podría ser insuficiente.
Ya han fallecido más de 3,5 millones de personas, pero solo 1,5 millón de dosis han sido administradas en el mundo. Ante esta emergencia de salud pública, expertos en salud pública y economía han hecho el cálculo de cuánto se necesita para terminar con esta tragedia que está afectando a toda la humanidad que visibiliza la inequidad. Hasta el lunes pasado, en la Argentina, solo el 20.9% de la población había accedido a una dosis y al 6.1% a las dos dosis.
Los organismos internacionales estimaron que se necesitan 50.000 millones de dólares para “realizar un plan que permitirá poner fin a la pandemia más rápidamente en los países en desarrollo, reducir las infecciones y la pérdida de vidas, acelerar la recuperación económica y generar unos 9 mil millones de dólares para la producción mundial adicional para el año 2025″. No solo faltan vacunas en el mundo. También la pandemia tuvo su impacto económico: entre 119 y 124 millones de personas más se encuentran en situación de pobreza extrema a nivel mundial como consecuencia de la pandemia, en comparación con 2020.
El monto con la propuesta para terminar con la pandemia fue presentado en una conferencia de prensa en la que participó Infobae por el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, la directora Gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, junto con David Malpass, presidente del Grupo del Banco Mundial; y Ngozi Okonjo-Iweala, directora General de la Organización Mundial del Comercio. Piden que el Grupo G7 adhiera a la propuesta en su próxima cumbre en el Reino Unido a finales de este mes.
Consideraron que “cada vez más, la pandemia se está desarrollando a dos velocidades, debido a que los países más ricos tienen acceso a las vacunas y los más pobres se están quedando atrás”. Y esas dos velocidades tendrían consecuencias negativas para todo el mundo, incluso para los países desarrollados. “La inequidad en la distribución de las vacunas no solo expone a un número incontable de personas al riesgo de infectarse por el virus, sino que también está permitiendo la aparición de variantes letales que acaban causando infecciones en todo el mundo”, escribieron.
La propuesta con acciones intenta llamar la atención y la decisión de los países más ricos, que podrían apoyar con inversión. Si bien muchos de esos países han avanzado con los programas de vacunación, podrían surgir variantes en el futuro y más brotes en cualquier lugar del mundo y llevaría a imponer de nuevo medidas de salud pública más estrictas, y restricciones a los viajes. A su vez, la pandemia está provocando una divergencia cada vez más profunda en las economías con consecuencias negativas para todos.
Advirtieron que “los más desprovistos son los países de ingresos bajos que han recibido menos del 1% de las vacunas administradas hasta la fecha”. La líder del Fondo Monetario Internacional reconoció: “La política de las vacunas es una política de economía”. Y el director de la OMS sostuvo que la hoja de ruta que elaboraron es un camino para controlar la pandemia si recibe la inversión.
¿Podría el plan ayudar a la Argentina y a otros países de América Latina?, preguntó Infobae durante la conferencia de prensa virtual que se hizo ayer. Bruce Aylward, director ejecutivo interino del grupo orgánico Brotes Epidémicos y Emergencias Sanitarias de la OMS, contestó: “La intención del plan es que todos los países accedan a más vacunas más rápidamente”. La meta es que el 10% de la población de cada país acceda a la vacunación en setiembre próximo, y el 40% a fines de diciembre. El plan incluye diferentes acciones con múltiples soluciones, donaciones de los países, el aumento de la producción, y otras dimensiones. “Es un acercamiento holístico”, dijo el funcionario que se dirige a la situación económica, la disparidad en el acceso a las vacunas y busca reducir enfermedad y mortalidad en el corto plazo.
La hoja de ruta planteada tiene en cuenta que la aparición de nuevas variantes pueden requerir la administración de dosis de refuerzo. “Esto significa invertir para incrementar en al menos 1000 millones de dosis la capacidad de producción de vacunas, diversificar la fabricación a regiones donde dicha capacidad es actualmente baja, compartir conocimientos y tecnología, ampliar la vigilancia de los genomas virales y de la cadena de suministro y aplicar planes de contingencia para hacer frente a las mutaciones virales o a la contracción de la oferta”, señalaron.
Para poner el plan en marcha se requiere financiación adicional para los países de ingresos bajos y medios, y para eso se necesitarán subvenciones y financiación en condiciones favorables. “Para administrar urgentemente más dosis, hay que donar dosis inmediatamente a los países en desarrollo de forma sincronizada con los planes nacionales de despliegue de vacunas, en particular a través de COVAX”, escribieron los líderes de los organismos internacionales. “Invertir 50.000 millones de dólares para acabar con la pandemia es, potencialmente, el mejor uso del dinero público que veremos en nuestras vidas”, argumentaron.
¿La propuesta de los líderes mundiales servirá? Ariel Goldman, presidente de la Asociación Argentina de Economía de la Salud, comentó a Infobae: “Las brechas de vacunación entre los países se habían tenido en cuenta el año pasado y para eso se organizó el mecanismo COVAX. Se diseñó con la idea de que se pudieran comprar más vacunas y que la población de los países con menos ingresos pudieran acceder. Sin embargo, hay demoras en las entregas a través de ese mecanismo. Por lo cual, un punto clave sería estudiar por qué el mecanismo tiene debilidades. Si no se aprende de esa experiencia, el nuevo plan no se podrá implementar”.
Además del dinero total para el nuevo plan para acelerar la vacunación, Goldman sostuvo que debería promoverse tanto la liberación de patentes u otros mecanismos como el fortalecimiento de la capacidad de control de calidad de la producción de vacunas en cada país. “También se debería tener cuenta la capacidad para distribuir a las vacunas en cada país. Porque si bien se podrían contar con las dosis necesarias, no todos los países de bajos y medianos ingresos tienen aún capacidad para distribuir y aplicar rápidamente las vacunas hoy”.
En tanto, Roberto Debbag, vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, consideró que la propuesta de OMS, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio era “una vía acertada con estrategias para facilitar el acceso a las vacunas”. Pero Debbag señaló limitaciones en diálogo con Infobae. “América Latina y el Caribe junto con África son las regiones con menos acceso a las vacunas contra COVID-19. La nueva propuesta podría ayudar más a los países como Haití, Nicaragua, y Bolivia, que son los países con menos ingresos. En cambio, países como Argentina, Uruguay y Chile posiblemente queden más demorados en el acceso al nuevo plan porque han comprado dosis a través de sus gobiernos con los laboratorios directamente”.
Para Melchor Mazzini, director de Advocacy de la organización no gubernamental AHF Argentina, “el plan podría llevarse a cabo siempre y cuando los líderes de los países tomen las decisiones en consecuencia y se logre que el sector farmacéutico entienda que se trata de una situación extrema, dramática y que requiere de acciones inéditas, solidarias, valientes”. Los principales obstáculos -expresó Mazzini- son “los intereses particulares, nacionales, sectoriales, la codicia y la poca atención que han prestado hasta la fecha los tomadores de decisiones frente a los expertos. Creemos que todas estas iniciativas pueden ayudar a mitigar la terrible situación que vive América Latina. Es un paso adelante pero es insuficiente”
La organización AHF junto con otras 200 de todo el mundo lleva adelante la campaña Vacunar a Nuestro Mundo. “Estamos solicitando a quienes están haciendo esta propuesta el aporte 100.000 millones de dólares, la liberación o suspensión de patentes, la transferencia de tecnología, y la cooperación transparente entre los países para contar con 7.000 millones de vacunas en el plazo de un año. Sólo un esfuerzo histórico podrá poner un verdadero freno a la pandemia”, dijo Mazzini a Infobae.
Que el plan de los 50.000 millones de dólares no quede solo en el discurso es el temor del científico argentino Jorge Geffner a pesar de que valoró la propuesta de los líderes mundiales. “Me parece excelente la propuesta”, dijo Geffner, quien es investigador superior del Conicet y del Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida y profesor titular del Departamento de Microbiología, Parasitología e Inmunología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y fue consultado por Infobae. “El punto crítico es saber si a partir de esta propuesta se desarrollará realmente un curso de acción o quedará como una acción declamativa. Es pertinente mencionar esta posibilidad, atendiendo que el mecanismo COVAX ha entregado al momento muchas menos vacunas a los países de menores ingresos, que las originalmente pautadas”.
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