La neumonía es un tipo de infección respiratoria aguda que afecta a los pulmones. Hace que los pequeños sacos de los pulmones, que se llaman alvéolos, se llenen de pus y líquido. Por eso, la persona puede pasar a tener dificultad para respirar y se limita la absorción de oxígeno. Las neumonías más frecuentes eran por la bacteria del neumococo. Pero emergió el nuevo coronavirus y empezó a provocar un tipo de neumonía diferente a la clásica: es más grave y aún se investiga en profundidad de qué se trata.
Se trata de la neumonía bilateral por la infección por el coronavirus. “A diferencia de la neumonía clásica, la neumonía por la enfermedad COVID-19 es más grave”, advirtió Laura Pulido, coordinadora de enfermedades infecciosas de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria y especialista del Sanatorio Delta de la ciudad de Rosario. Pulido con otros médicos investigadores publicó el año pasado una de las primeras descripciones de las neumonías bilaterales en los pacientes con COVID-19 en Argentina en la revista Medicina.
La afectación de los pulmones por el coronavirus es generalmente bilateral. Si la enfermedad tiene mala evolución, los pulmones se ocupan progresivamente con mayor cantidad de fluidos. Es como si hubiera un “taponamiento” para la circulación del oxígeno que el organismo necesita para llevar adelante el proceso de la respiración.
En la actualidad, la neumonía bilateral en general se ve en casos de coronavirus y constituye el 80% de las internaciones. También se presenta en menores de 2 años, en mayores de 65 y en portadores de enfermedades crónicas, cardíacas y asociadas a tabaquismo, suele generar riesgo de mortalidad llevando a insuficiencia respiratoria severa o distress respiratorio que requiere de oxigenoterapia o si es muy grave asistencia respiratoria mecánica.
“Es normal que luego del COVID-19 algunos pacientes sufran falta de aire o tos durante varios meses luego de la enfermedad. Una internación por esta afección promedia entre cuatro y cinco semanas. Son necesarios estudios de función pulmonar y hasta realizar rehabilitación pulmonar para mejorar este tipo de cuadros”, sostiene Ana Putruele, jefa de la División de Neumología del Hospital de Clínicas.
Hay situaciones en las que se hacen tomografías tempranas que detectan afectación pulmonar bilateral, aunque la persona puede no tener los síntomas severos. “Se debe hacer un seguimiento de distintos parámetros clínicos y de laboratorio que van a indicar la evolución del cuadro y las decisiones terapéuticas”, dijo a Infobae Daniel Schonfeld, ex presidente de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria y neumonólogo del Centro de Diagnóstico San Jorge en Puerto Madryn, Chubut.
Otra diferencia entre las neumonías clásicas con el trastorno causado por el coronavirus es que la imagen que se obtiene a través de la tomografía tiene menos densidad. “Es como un vidrio esmerilado”, ilustró Schonfel, quien lleva adelante un estudio sobre COVID-19 en la población de Puerto Madryn, provincia de Chubut. Para diagnosticar la neumonía bilateral, el personal de la salud hace un estudio de cada paciente en función de los síntomas, el examen clínico, una radiografía y, si se encuentra disponible, una tomografía. Los síntomas pueden ser fiebre, tos, dolor en el pecho y dificultad para respirar.
“También se le hace al paciente un análisis de sangre, en el que se pide la prueba de la proteína C reactiva”, comentó la doctora Pulido. Esa proteína es producida por el hígado. Se envía al torrente sanguíneo como respuesta a una inflamación, que el mismo organismo produce para proteger los tejidos cuando ocurre una lesión o una infección.
“La prueba de la proteína C reactiva se indica para evaluar cuál es el estado del paciente con COVID-19. Si el nivel de la proteína es alto, indicaría que la inflamación del organismo también lo es. Por lo cual, el paciente debería recibir antiinflamatorios, como los corticoides”, explicó Pulido a Infobae.
En tanto, si el paciente tiene COVID-19 y neumonía bilateral y “oxigena poco”, se le indica terapia con oxígeno. “Al tener recibir terapia de oxígeno, a través de cánulas u otros dispositivos, se aumenta la presión de oxígeno y se optimiza las zonas de los alvéolos que están sanas. De esta manera, el paciente puede respirar mejor, mientras las otras zonas afectadas por la enfermedad son tratadas con medicamentos”, señaló la doctora Pulido.
Muchos de los pacientes con neumonía bilateral se recuperan. Pero semanas atrás, un estudio publicado en la revista The Lancet Respiratory Medicine, alertó sobre la posibilidad de que algunos afectados por la neumonía bilateral por el coronavirus sigan con efectos en sus pulmones más de un año después.
El trabajo fue realizado por investigadores de la Universidad de Southampton, del Reino Unido, en colaboración con científicos de Wuhan, China, donde se originó la pandemia. Un tercio de los pacientes sigue presentando indicios de efectos en los pulmones un año después de la infección. Se reclutó a 83 pacientes que habían recibido el alta hospitalaria por neumonía grave por COVID-19 y se les hizo un seguimiento a los tres, seis, nueve y doce meses. En cada momento se les realizó una evaluación clínica, así como mediciones del funcionamiento de los pulmones, una tomografía computada del tórax para obtener una imagen de los pulmones y una prueba de marcha.
A lo largo de 12 meses, en la mayoría de los pacientes se produjo una mejora de los síntomas, de la capacidad de ejercicio y de los cambios en la tomografía relacionados con la COVID-19. A los 12 meses, la mayoría de los pacientes parecían haberse recuperado por completo, aunque alrededor del 5% de los pacientes seguían manifestando falta de aire. Un tercio de los pacientes presentaba una reducción de la función pulmonar -en particular, de la eficacia con la que el oxígeno se transfiere de los pulmones a la sangre- y eso era más frecuente en las mujeres que en los hombres. En una cuarta parte de los pacientes todavía había pequeñas áreas de cambio en los pulmones. Un dato que fue más común en los pacientes con cambios pulmonares más graves durante la hospitalización.
Si bien el estudio se hizo con una muestra limitada de pacientes, el doctor Yihua Wang, profesor de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Southampton y del Centro de Investigación Biomédica NIHR de Southampton, que codirigió el estudio, explicó a través de un comunicado: “En primer lugar, nuestra investigación aporta pruebas de que es necesario un seguimiento respiratorio rutinario de los pacientes hospitalizados con neumonía por COVID-19. En segundo lugar, dado el tiempo que tardan algunos pacientes en recuperarse, sugiere que es necesario investigar si los programas de ejercicio ayudan a los pacientes a recuperarse más rápidamente. Por último, destaca la necesidad de estrategias de tratamiento para prevenir el desarrollo de cambios pulmonares a largo plazo relacionados con la COVID-19.”
Con la segunda ola del COVID-19, el relajamiento en los cuidados de prevención y la circulación de las variantes deL virus, hubo un aumento enorme de los casos reportados en los tres últimos meses en la Argentina. Al aumentar el número de afectados, también creció la cantidad de personas que desarrollan neumonía bilateral. “Al haber más personas mayores que ya recibieron la vacuna COVID-19, ahora se diagnostican más casos de neumonías en pacientes con menos de 60 años. Las variantes podrían estar influyendo en una mayor mortalidad”, expresó Schonfeld.
En la Argentina, la neumonía es la sexta causa de muerte y, sumado a las complicaciones que causa en enfermos con COVID-19, puede dejar secuelas crónicas o incluso llevar la muerte al paciente. “Cuando baja la temperatura, se duplican o triplican las posibilidades de infecciones pulmonares. Por otro lado, las personas tienden a estar más tiempo en ambientes cerrados que favorecen la transmisión de enfermedades virales”, comenta Putruele.
¿Qué se puede hacer para prevenir la neumonía bilateral por COVID-19? “La aparición o no de neumonía depende de diferentes factores según cada persona”, contestó a Infobae Leda Guzzi, integrante de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI). Entre otros factores, se encuentra cómo es la susceptibilidad de cada uno a la infección, las condiciones clínicas predisponentes, la carga viral infectante y la virulencia de la variante, precisó. “Las medidas de prevención -aclaró Guzzi- son las mismas que se sugieren para prevenir la infección por el coronavirus en general: usar el barbijo de manera adecuada, realizar ventilación permanente de los ambientes, seguir distancia social, el lavado frecuente de manos y evitar los encuentros sociales en lugares cerrados”.
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